Joan Oliver i Torrents
Palma de Mallorca. Hoy me apetece caminar por la “part baixa” de mi ciudad.
Rambla dels ducs de Palma de Mallorca, paseo tapizado de hojas, floristas que nos obsequian con colores y perfumes, bellos edificios, tapia del Convento de Santa Magdalena, Iglesia y Convento de Santa Teresa de Jesús, construcción de 1624, y, gracias a la caída de las hojas, luz, mucha luz.
En un receso me paro en la bodega La Rambla, de imborrables recuerdos infantiles por ir acompañados de mis padres. Hoy sigo deleitándome con sus inmejorables tapas.
Por la calle de Can Oliva me encamino a “Les Caputxines”. De no haber algún que otro coche parecería que estos momentos fueran vividos por antepasados míos hace cien, doscientos o trescientos años, que seguro recorrieron estas mismas calles. ¡Que experiencia volver a revivir lo vivido hace tantos años¡
El Convento y la Iglesia de las Capuchinas ocupan una manzana irregular rodeada por las calles de las Capuchinas, de Can Pinós, de Can Oliva y de Can Jaquotot que acaba en una placeta, antes llamada “sa conqueta de ses Capuxines (*)”, en la que tienen la entrada principal.
Isla de oración y recogimiento donde un grupo de mujeres, elegidas por Dios, dedican sus vidas a orar por nuestras almas y las suyas propias. Es su antesala a la eternidad.
Antes de adentrarme, en este hogar de Dios, me he recreado con las fachadas de las “casas-palacio” de Can Fuster, Can Morell (antigua Can Montaner o Cal Reguer),
Ca n’Oneille, Can Aixertell, Can Pinós, etc. ¡Que estética, que belleza, que sobriedad! Cuántas vidas, cuántas historias, cuánto lujo encierran estas paredes.
El monasterio de la Purísima Concepción de clarisas capuchinas de Palma de Mallorca,
les Caputxines, fue fundado por Teresa María Gómez de Sanabria y Ponce de León (Granada, 1624-Ciutat de Mallorca, 1705).
Al casarse con Don José de Bayetota, oidor de la Real Sala de Zaragoza, se traslado a dicha ciudad. A los pocos meses enviudo.
Se caso, por segunda vez, con Don José de Torres Pérez de Pomar y Mendoza, nombrado en 1644 virrey de Mallorca.
En 1647, después de volver a enviudar, profeso en el convento de capuchinas descalzas de Nuestra Señora de los Ángeles de Zaragoza, tomando el nombre de sor Clara María. Llega a Mallorca acompañada de sor Dionisia Bernarda Gómez y sor Clemència Camporells.
Para la redacción de las constituciones del monasterio siguieron el modelo del de Zaragoza.
Sor Clara María y sor Dionisia Gómez fueron alternándose, como abadesas del monasterio, hasta el 1705, fecha del fallecimiento de la primera. Sor Dionisia fue reelegida hasta su muerte, 1719. A las dos les cabe el honor de haber fundado, edificado y engrandecido el monasterio y la iglesia que hoy comentamos.
La edificación del monasterio es de 1668 y 1720. La iglesia entre 1687 y 1695.
Antes de su actual domicilio probaron en la calle de San Miguel y en la de
Monti-Sión. Don Antoni Núniç de Santjoan les legó unas casas cerca de la parroquia de San Jaime, donde se trasladaron en 1668 después de unas reformas necesarias. Hasta disponer de la actual isla tuvieron que ir comprando, poco a poco, diferentes edificaciones con la ayuda de benefactores.
Todo el conjunto arquitectónico es reflejo de la vocación religiosa que se vive en su interior; recogimiento para la oración y austeridad franciscana siguiendo las enseñanzas de San Francisco de Asís. Estancias para encontrar dialogo y unión con Dios.
Espacios interesantes: Sacristía grande, donde encontramos una imagen de marfil hispanofilipina de la Purísima, custodia mayor de plata (1725-1737), mobiliario litúrgico, platería sacra, etc. Sacristía interior, con mobiliario original y suelo de baldosas de principios del siglo XVIII. Refectorio, mobiliario y decoración de época, obra maestra son sus bóvedas de piedra, cuadro de la Santa Cena. Claustro, de trazado irregular principios del s. XVIII con cuatro galerías y arcos carpaneles, muy íntimo y suficiente. Sala Capitular, austerísima, embellecida con pinturas del convento y retratos de abadesas del convento. La Iglesia, del modelo barroco de planta de cruz latina cubierta con vuelta de medio cañón y cúpula sobre el crucero. El templo fue bendecido el 25 de agosto de 1695 por Don Pedro de Alagón y Cardona (Caller, Cerdeña) arzobispo de Mallorca. Uno de los grandes prelados que ha tenido Mallorca
-reformista-. Retablo mayor (1775-1780) de estilo barroco con la Purísima, san Francisco y santa Clara, atribuido al pintor Joan Muntaner i Cladera (1744-1802). Huerto, con varias plantas originales y la tapia más alta de Mallorca, Cantina del pozo, lugar donde se guardaban los víveres y líquidos necesitados de frescor. Lavandería, con lavaderos, aljibe, tinas, etc. Habitación del planchador y de la celda, donde se muestra el mobiliario de las antiguas celdas, el planchador y muestra de planchas de hierro, vidrio, madera y piedra. Etc.
Patrimonio conventual; Frontales de seda bordados con piezas que van del siglo XV al XVIII. Manto de la Virgen del Pilar del siglo XV. Mobiliario que las fundadoras aportaron, mobiliario participado por las monjas al ingresar, o el regalado por familias benefactoras, etc. La riqueza del mismo no es por su calidad, sino por pertenecer a una comunidad de espíritu franciscano de pobreza y humildad. Es un muestrario del mueble mallorquín que con los siglos poco ha cambiado.
Belenes. La gran devoción hacía el nacimiento de Jesús y la plástica del Belén nos ha dejado una importante colección que podemos admirar en época navideña. Conjuntos barrocos de los siglos XVII y XVIII, y otros del XIX, nos acercan al perfeccionismo artesanal en la talla, la madera, la tela, las colas, el barro, los colores, etc. Infinidad de belenes de vitrina, y, destacando, en la sala de labor, un Belén de grandes dimensiones instalado todo el año, con profusión de figuras colocadas a modo de teatro, en el que no falta detalle paisajístico ni ambiental. Se cierra con dos grandes puertas (4X3,3) de tela pintada con motivos de la Navidad y la huida de Egipto. Se inició hacía 1710. Algunas figuras, se cree, son del siglo XVII. Los Reyes Magos miden entre 70 y 80 cm. San José 1,1 m, y la Virgen 1 m., el Niño Jesús 40 cm. A partir del uno de enero el Niño cambia su cuna por un trono, norma aceptada en la isla. En contraste con la pobreza de la comunidad religiosa, el Betlem poseía gran cantidad de joyas donadas por familias bienhechoras. En 1937 fueron entregadas, en su mayoría, en una suscripción patriótica durante la guerra civil.
La sala del Betlem es centro elegido para la celebración de distintas celebraciones religiosas desde su fundación, enmarcadas dentro del ambiente navideño. Es devoción de las monjas hacia el Misterio de la Natividad.
Otra de las joyas belenistas es el llamado “Naixament de les Fundadores”, de mediados del siglo XVII. La Virgen y San José de 50 cm., y el Niño, de 16 cm. puesto en una magnífica cuna dorada de 28 cm. (En la Iglesia del Crist de la Sang, Hospital General, podemos admirar el Belén del Convento de Jesús del siglo XV, considerado el más antiguo de España. Se cree es de procedencia italiana)
Etc.
La restauración y conservación del edificio y del patrimonio artístico, Bien de Interés Cultural (BIC), precisa sumas de dinero que las religiosas no pueden aportar. A través del Obispado se ha comisionado a Aina Pascual Bennasar y Jaume Llabrés Mulet para el proyecto museístico y de rehabilitación de les Caputxinas. Conseguir tal logro es un trabajo vocacional muy de agradecer. Organizan y montan, anualmente, la exposición de belenes, publican libros monográficos, de los que me he valido para este escrito (**), exposiciones, conciertos, conferencias, etc. Todo, con el fin único de conseguir medios económicos que les permita mantener tan sentido y original patrimonio, para nuestro presente y el de futuras generaciones. Todas las ayudas que reciban serán agradecidas y bien empleadas.
(*) Conqueta: confluencia de calles.
(**) Els betlems de les Caputxines, El franciscanismo a Mallorca, Tres segles d’arts sumptuaries a Mallorca (s.XVII-XIX), L’Âmbit Femení en els segles XVII i XVIII del Palau al Convent, etc.
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