Julia Sáez-Angulo
Bajo el lema “Un hombre, Un mundo”, la ciudad portuguesa de Sintra ha convocado su VIII convocatoria de Arte Pública para los escultores en piedra, dado que Portugal es una rica y variada cantera de vetas pétreas, entre otras en peculiar y célebre “mármol rosa de Portugal”. El escultor Moisés Preto Paulo, director del Centro Internacional de Escultura, ha sido el curador de la muestra, inaugurada por Lino Ramos, concejal de Turismo de la ciudad de Sintra, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Las esculturas, que permanecerán expuestas en la ciudad, al pie del palacio Nacional de Sintra durante un año, hasta la siguiente convocatoria que serán sustituidas por las nuevas, son obra de Abilio Febra (Portugal), Auli Coronen (Finlandia), Beatriz Cunha (Portugal), Nicolau campos (Portugal); Carlos Bajouca (Portugal), Moisés Preto Paulo (Portugal), María José Letras (Portugal), Livio de Maraes (Mozambique), Diogo Rosa (Portugal), Felipe Curado (Portugal), José Plácido (Portugal), Manuel Pinto (Portugal), Arlindo Arez (Portugal), Élio Oliveira (Portugal), Linda de Sousa (España) y María Kramar (Alemania). La galerista y también curadora de exposiciones, Lurdes Ferreira actuó como madrina del grupo.
El mármol, la piedra caliza y los acompañamientos del hierro o el acero son los materiales que integran estas obras de la tercera dimensión y que han traducido el lema en diferentes personajes que van desde el Cristo de María José Letras, como “el Hombre-Dios que más ha influido en la humanidad”, hasta la feminista “Carolina Beatriz Angelo”, la primera mujer portuguesa que exigió votar ante la magistratura,interpretada por Linda de Sousa, pasando por la Condesa de Edla, de Moisés Preto, Eça de Queiroz de Campos; Fernando Pessoa, de Oliveira o Hangari Mathai, una mujer keniata que lucho por los derechos en su país, de Livio de Morais.
Beatriz Cunha, una escultora de acendrada trayectoria en el mármol, con una obra abstracta en la que domina la espiral, el roleo y la curva, ha optado en esta ocasión por un gran corazón humano, que guarda la forma orgánica incluso en color rojizo de la piedra elegida. Para ella representa el órgano que transmite la energía para vivir y trabajar a los hombres y por tanto a toda la humanidad”.
“Las palabras sagradas sólo pueden ser escritas en piedra”, dice Moisés Prieto en el texto del catálogo. Ciertamente la piedra tiene una vocación de permanencia y de eternidad para la obra de arte y recuerda el origen sagrado de la escultura, proveniente del tótem de las primeras culturas de los hombres.
La exposición contó con la presencia de diversos artistas, especialmente portugueses, entre ellos la escultora española Amparo Ruiz de Ayllón, que participó en el certamen de 2010 con una escultura que representaba una Menina con un abanico en forma de peces. La obra figura hoy en un jardín privado. También estuvo en el acto el artista español Juan Jiménez, dibujante y fotógrafo.
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