viernes, 11 de noviembre de 2011

Homenaje a Maribel Torre Cañeque en la Casa de Ávila en Madrid



Julia Sáez-Angulo



La pintora Maribel Torre Cañeque (Madrid, 1937) cumple sus bodas de Oro con la Pintura, desde su licenciatura en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Con este motivo, se le dedica un homenaje en la Casa de Ávila en Madrid, al que se suman numerosos artistas, escritores y críticos. Elacto tendrá lugar el 24 de noviembre a las 20 horas.

Torre Cañeque confiesa que siempre ha firmado con sus apellidos para esconder su firma de mujer, ya que en sus comienzos, algunos coleccionistas eran reticentes a la adquisición de obras de arte realizadas por mujeres, porque “pensaban que lo nuestro era pintar flores y poco más”, confiesa la pintora.

Con un padre emprendedor y audaz, que siempre le animó a estudiar Bellas Artes y a viajar a Francia, Maribel Torre Cañeque pasó diversas temporadas vacacionales en París, donde conoció la bohemia juvenil de los artistas, que iban por los cafés del barrio latino vendiendo sus dibujos sobre manchas y posos de café. “Todavía conservo alguna pieza de aquellos años 50 y 60”.

Para ingresar en Bellas Artes, la pintora se preparó primero en los estudios de Julio Moisés y, después, en la Academia Peña. Obtuvo con buenas calificaciones el título de profesora de Pintura y Dibujo y se dedicó a la docencia en un estudio de la calle Milaneses, en el CEU, en el Colegio Hispano-Inglés, en e Instituto Isabel la Católica y en el Colegio Nuestra Señora de los Llanos o en el Centro Cultural de Boadilla del Monte. “Siempre me ha gustado la docencia y he disfrutado con ella, aunque reste de tiempo para pintar”, declara.


Figuración de pincelada suelta

La obra de Torre Cañeque se ha desenvuelto siempre en la figuración de pincelada suelta. “No me interesaba el realismo. Yo he buscado siempre la luz en los cuadros”, explica la pintora, cuyo repertorio va desde los amplios paisajes de Castilla a los múltiples desnudos masculinos y femeninos, pasando por la figura, como las numerosas africanas que pintó y vendió en Portugal, o las flores, floreros, verduras y frutas de sus bodegones.

“Cuando yo empecé a estudiar Bellas Artes, algunos familiares pudibundos me decían: ´ Parece ser que en la Escuela tenéis modelos desnudos para dibujar´. Para tranquilizarlos les decía: “Yo he elegido paisaje”. Eran otros tiempos, concluye la pintora, que ha sido galardonada en diversas ocasiones, como con el primer premio del Ayuntamiento de Madrid en 1995 o el primer premio del Certamen de Pintura Deportiva en Barcelona en 1999. “Ahora no me presento a premios”.

Entre sus dibujos figura una serie de retratos a escritores y artistas que se encuentra en marcha. “El retrato me ha interesado mucho y he llevado a cabo unos cuantos”, informa Torre Cañeque. El grabado también ha sido de su interés y lo ha practicado en todas sus técnicas: aguafuerte, litografía, punta seca, o linóleos. “Los he estampado en la Casa de la Moneda o en talleres particulares.

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