“La destrucción del
Patrimonio Artístico Español”, libro documento y denuncia
Julia Sáez-Angulo
Es una información que había que contar y la narración del
libro “La destrucción del Patrimonio
Artístico Español”, con subtítulo “W.R. Hearst El gran acaparador” de los
autores José Miguel Merino de Cáceres y María José Martínez Ruiz, lo hace con
exhaustividad de datos. El libro ha sido editado por Cátedra en la colección
Grandes Temas.
Ciertamente sabíamos que los tres grandes azotes interiores
de la destrucción del patrimonio histórico español ha sido: la desamortización
de Mendizabal, la afrancesada de Napoleón y la Guerra Civil de 1936 – 1939.
El libro “La destrucción del Patrimonio Artístico Español”
se abre con el capítulo titulado “Expolio artístico y negocio. Siglo y medio de
devastación artística en España (1800 – 1950). Una país pobre con un pasado
rico y un patrimonio histórico artístico formidable, el segundo de Europa,
después de Italia, era un lugar adecuado para entrar a adquirir de modo fácil y
barato.
Los ejemplos de bienes inmuebles sacados de España se
enumeran en los apartados: Patio del Castillo de Vélez Blanco; patio de la Casa
de la Infanta, de Zaragoza; Convento de San Francisco de Cuéllar; Monasterio de
Sacramenia; Castillo de Benavente, Palacio de Ayamans, de Palma de Mallorca,
Monasterio de Óvila; San Miguel de Uncastillo… la lista es larga y triste,
cuando se piensa en lo mucho que se ha perdido y lo poco recuperado.
Descuido de la
nobleza y los conventos españoles
La nobleza española no se ha caracterizado precisamente por
conservar sus castillos, palacios o casonas, a diferencia de las de otros
países, si bien, como cuenta el conde de
Orgaz muchos nobles españoles, después de la traumática experiencia de muerte y
amenazas durante la Guerra Civil de 1936, prefirieron esconder todo signo
externo de riqueza por si llegaban de nuevo los tiempos revolucionarios.
Los conventos españoles, por su parte, se encontraban con la necesidad
de restaurar sus techumbres para poder seguir conservando el patrimonio
artístico interior, por lo que no dudaron en vender pinturas y esculturas, como
los importantes cuadros de El Greco.
El éxodo del arte español hacia el extranjero es una
tragedia patrimonial de gran alcance, Mister Hantington, fundador de la
Hispanish Society en Nueva York “arrambló” muchas piezas valiosas por poco
dinero. El mismo rey Alfonso XIII le llamó diplomáticamente la atención para
que no siguiera esquilmando el patrimonio artístico español.
El caso de William Raldolph Hearst (1863 – 1951) -el célebre “Ciudadano
Kane” del cine de Orson Wells- fue diferente y el libro que nos ocupa lo cuenta
con amenidad y rigor. Gran magnate de la comunicación fue el gran comprador,
compulsivo, de arte español de su tiempo. Coleccionista sagaz, no consentía un
fracaso en lo que deseaba obtener.
Negocios clandestinos de venta por parte del matrimonio
Arthur Byne y su esposa Mildred Stapley, facilitaron las cosas al empresario
norteamericano y a muchos museos americanos. Los Estados Unidos fueron por
tanto los grandes beneficiarios del expolio artístico español, no siempre por vías
lícitas. El libro “La destrucción del Patrimonio Artístico Español”, editado
por Cátedra lo cuenta todo como si fuera una novela negra y de intriga, donde
los beneficiarios se muestran como verdaderos delincuentes.
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