Así aparecen representados a mediados
del siglo VI en la iglesia de San
Apolinar el Nuevo, en la ciudad italiana de Ravena. Esta iglesia fue construida
como templo arriano bajo el rey ostrogodo Teodorico a fines del siglo V, pero el
conjunto de las dos procesiones que se
muestran en los muros de la nave central fue hecho cuando la iglesia, ya bajo
Justiniano, pertenecía a la fe católica.
En los muros de la nave central hay sendas procesiones: en uno de ellos los
mártires, saliendo del palacio de
Teodorico, se dirigen en procesión hacia
el altar y hacia Jesús entronizado; en el muro opuesto una procesión de santas
va encabezada por los tres Magos y se
dirige hacia María y el Niño. Los tres
Magos conducen la procesión vestidos a la moda persa y tocados con el
gorro frigio, su actitud es la de ir a
ofrecer lo que llevan en las manos a la Virgen, sentada en un trono con el Niño
en su rodilla izquierda. Encima de sus cabezas, de derecha a izquierda, se
pueden leer tres nombres: Gaspar, Melchior, Balthassar.
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S.Apolinar (Italia). Obsérvese los nombres escritos en la parte superior |
Beda El
Venerable (673-735) -monje benedictino de
gran erudición, autor de la monumental obra Historia
eclesiástica de los ingleses, que alcanzó un notable éxito- en uno de sus
textos recoge, además de los nombres de los Magos (Melchor, Gaspar y Baltasar), su aspecto físico y los regalos que ofrendaron al divino Niño:
"El primero de los Magos fue Melchor, un anciano de larga cabellera cana y
luenga barba... le ofreció oro, símbolo de la realeza divina. El segundo,
llamado Gaspar, joven, imberbe de tez blanca y rosada, honró a Jesús
ofreciéndole incienso, símbolo de la divinidad. El tercero, llamado Baltasar,
de tez morena (fuscus en latín) le
ofreció mirra, que significaba que el hijo del hombre debía morir...".
Los magos son, pues, representados con diferentes edades. De esta manera
venían a representar simbólicamente las
tres etapas de la vida del ser humano: juventud, madurez y vejez.
Con el
paso del tiempo los gorros frigios con
que se representaba originariamente a
los Sabios o Magos fueron sustituidos
por coronas; también desaparecieron los pantalones
anaxyrides. En tiempos medievales se
representan vestidos aristocráticamente, con ricas telas, pieles, adornos de
oro y de plata. Obsérvese la Epifanía de Navasa (Museo Diocesano de Jaca, Huesca), van vestidos con atributos de realeza, con edades diferentes (barba blanca, castaña e imberbe), los tres reyes siguen siendo blancos.
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Epifanía de Navasa. Museo diocesano de Jaca (Huesca, España) |
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Acaban ciñendo corona real y las ofrendas que llevan a Jesús se van poniendo en ricos y costosos vasos.
Así se ven, por ejemplo en el tríptico de Covarrubias, Burgos, del siglo XV. La iconografía muestra, pues, un
gran cambio: han pasado de ser considerados sabios, intelectuales y astrólogos
a aristócratas y reyes.
Baltasar, el rey diferente
En los sarcófagos paleocristisnos, en los mosaicos
italianos antiguos, en el mundo bizantino y en el arte románico hispano (por
ejemplo en la Epifanía de Navasa, Museo Diocesano de Jaca) y en general hasta
la segunda mitad del siglo XV los Reyes son blancos, aunque Beda El Venerable,
como hemos visto más arriba, llamaba a
Baltasar fuscus, es decir de tez morena. En un
códice miniado de comienzos del siglo XV -Les très riches heures du duc de
Berry- aparecen sirvientes negros en el cortejo de uno de los reyes, pero
los tres reyes son blancos. Es decir a comienzos del siglo XV no se había
producido o al menos generalizado la iconografía de un rey de piel negra.
La imagen
de un joven y guapo rey de piel negra posiblemente comenzó a
aparecer en la escuela renana. Pese a su color, al principio este rey no tenía
los rasgos propios de la raza negra: en el retablo de Covarrubias podemos ver
un bello rey negro de este tipo.
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Retablo de Covarrubias (Burgos) parte central |
Desde el siglo XIV, quizás por influencia de
la vocación ecuménica de los predicadores, se
empieza a dar un carácter
universal a los reyes magos y
pasan a simbolizar las tres razas humanas admitidas en la antigüedad
(blanca, amarilla y negra) y prefiguradas por los tres hijos de Noé: Sem, Jafet
y Cam, tal y como el Antiguo. También, obviamente, de entonces arranca la tradición de representar a
Melchor, Gaspar y Baltasar montados sobre animales correspondientes a sus
geografías: un caballo, un dromedario y un elefante, respectivamente.
Tras el
descubrimiento de América, para que los Reyes Magos representaran a todas las razas del
planeta, algún devoto cristiano tuvo la idea de que también el Nuevo Mundo se
viera representado en el cortejo real. De esta forma en el retablo portugués de
la Catedral de Viseu, Baltasar, en lugar de ser un rey negro, es representado
como un pintoresco jefe indio de Brasil de emplumada jabalina.
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Belén de la catedral de Vitoria (España) |
Asimismo
en algunos belenes napolitanos -el de Vitoria- por ejemplo el rey negro está
sustituido por un sultán turco.
B. LAS RELIQUIAS DE LOS REYES
MAGOS
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Relicario de los Reyes Magos, catedral de Colonia, Alemania
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a) El relicario de los Reyes Magos | |
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La catedral
de Colonia es uno de los monumentos
góticos más impresionantes de Europa. Es también el lugar donde en la
actualidad se encuentra las reliquias de los Reyes Magos. En el año 1164 el
arzobispo Reinaldo de Dassel, canciller imperial y arzobispo de Colonia, trasladó desde Milán a Colonia estas
reliquias.
En el año 1248 se inició la construcción de
la catedral de la ciudad para, entre
otras cosas, albergar estas importantes
reliquias. Actualmente es la iglesia gótica más grande de Europa
septentrional. La actual configuración de la catedral presenta siete capillas, la tercera
corresponde a la tumba del arzobispo Conrado de Hostaden -que el 15 de agosto de 1248 puso la primera piedra de esta catedral- y la cuarta a las reliquias de los tres
Santos Reyes. En las vidrieras se representa
la historia de los Reyes Magos y
la historia del emperador Constantino y su madre Santa Elena.
En esta magnífica catedral, detrás del
Altar Mayor, se encuentra el llamado “Relicario de los Reyes Magos”. Está formado por tres sarcófagos: dos de ellos unidos el
uno al otro, el tercer sarcófago
descansa sobre los otros dos. El
conjunto formado por los tres tiene la forma de una basílica.
La estructura básica está hecha de madera,
la madera está revestida de oro y plata. Lleva 74 figuras en bajorrelieve entre
las cuales se encuentran escenas de la vida de Cristo y esculturas de los apóstoles y los profetas, todas ellas recubiertas
con oro. El conjunto está decorado con
esmaltes, marfil y unas 1000 piedras
preciosas.
Algunas partes del relicario fueron
diseñadas por el famoso orfebre medieval Nicholas de Verdún, que empezó el
trabajo en el año 1180 o en el 1181. El relicario se completó alrededor de
1225.
Examinemos cómo han llegado hasta
Colonia las reliquias.
b)
Las reliquias de los Reyes Magos en
Milán
Cómo llegaron las reliquias a Milán es algo
que a ciencia cierta no se sabe. De las
reliquias de los Reyes Magos en Milan desde el año 1158, no antes. En el siglo XII empezó a circular la siguiente leyenda:
Elena -santa Elena, si se quiere- fue
madre del emperador Constantino
el Grande. En el 324 había seguido a su hijo el
emperador Constantino a Palestina y allí reunió numerosas reliquias.
Incluso milagrosamente encontró en la colina del
Gólgota restos de la Cruz donde Jesús fue crucificado (esa reliquia es llamada
la Vera Cruz). También desde Persia hizo trasladar a Costantinopla
los despojos mortales de los Reyes Magos, que hasta entonces habían permanecido
dispersos. En Constantinopla los huesos fueron puestos en un gigantesco
sarcófago de granito,
Tiempo después, en
el siglo VI, los milaneses eligieron como obispo a Eustorgio, el cual visitó
Constantinopla para que el emperador le permitiera aceptar su reciente
nombramiento. El emperador de Bizancio le regaló los cuerpos de los tres reyes.
Eustorgio decidió trasladar las reliquias hasta la lejana sede de su
diócesis. Para ello adquirió dos robustos bueyes y un carro, hizo cargar sobre
éste el sarcófago y emprendió la marcha. Alguna versión de esta leyenda refiere
que la misma estrella que siglos antes había señalado a los Reyes el camino de
Belén, resplandeció en la ruta de San Eustorgio, y lo guió a todo lo largo del
difícil camino. Pero al pasar por las ásperas montañas de los Balcanes, un lobo hambriento asaltó y mató a uno de los
dos bueyes. Para continuar su viaje, San Eustorgio domeño a la fiera insolente
y la unció al yugo de su víctima. El
lobo salvaje acabó transformado en lobo
de tiro. San Eustorgio llegó a Milán con el carro cargado con los restos de
Melchor, Gaspar y Baltasar y tirado por un buey y un lobo manso. Fue recibido
con júbilo por los milaneses.
No es la única leyenda
sobre las reliquias de los Reyes Magos. Un cronista francés, Roberto de
Monte Saint-Michel (¿1110?-1186, nacido en Torigni-sur-Virey y conocido en la actualidad como R. del Monte
Saint, por ser abad de la famosa abadía de ese monte) escribía que en el año de 1158 los milaneses habían
encontrado en una capilla cercana a la ciudad los restos de los cuerpos de los
tres Magos.
También se dice que el cronista anglosajón
Guillermo de Newbury -vivió en la
segunda mitad del siglo XII- escribió que,
cuando Federico I Barbarroja, emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico, asediaba Milán, los
milaneses, para no dar facilidades a los asediadores, decidieron arrasar los
arrabales y entonces hallaron las reliquias
«compactas en los huesos y en los nervios... y cuando fueron encontradas
un cerco de oro rodeaba los cuerpos, uniéndolos entre sí». Naturalmente los
preciosos restos fueron trasladados dentro de las murallas.
En el año 1162
Milán fue tomada, saqueada y destruida por
Federico I Barbarroja, emperador del sacro Imperio Romano Germánico. Su
consejero Reinaldo de Dassel, obispo de Colonia, en medio de la contienda no
olvidaba los intereses de su diócesis,
pidió y obtuvo del emperador
permiso para llevar a la ciudad renana las ilustres reliquias. También hay una
serie de leyendas acerca de cómo consiguió quitar las reliquias a los
milaneses. En 1164 las reliquias salieron de Milán.
c) Las reliquias en Colonia
El traslado a
Colonia se produjo con gran pompa. El sucesor de Reinaldo, Felipe de Heinsberg,
mandó construir el magnífico relicario que más arriba hemos descrito.
Las peregrinaciones se multiplicaron y el Papa
Inocencio IV estableció indulgencias para quien
peregrinara a venerar los cuerpos de los Magos.
¿Y Milán? Siempre hubo en la ciudad
quienes que no se resignaron a la
pérdida de las reliquias. En el año 1495, el papa con el nombre de Alejandro VI (Rodrigo
de Borja) a instancias del duque de Milán Ludovico Sforza “el Moro”, pidió al arzobispo de
Colonia la restitución de las reliquias pero el arzobispo se negó.
Tampoco tuvieron éxito en sus
gestiones Pío IV, que era milanés, ni Gregorio XIII ni
Felipe II, el rey de España, cuando dominaba el Milanesado. El 20 de julio de 1864 el relicario se abrió y fueron descubiertos restos humanos y monedas de la época de Felipe de
Heinsberg.
En la frontera del siglo XIX con el XX triunfó la
habilidad diplomática del Cardenal Ferrari, arzobispo de Milán: en 1903
obtuvo la restitución de una tibia, un húmero y un esternón. Estos tres huesos
hicieron el viaje en tren, vía Basilea-Lucerna-Como; a su llegada fueron
transportados con gran solemnidad a la Basílica de San Eustorgio.
Belleza en la playa de Matalascañas (Huelva)
Bibliografía
Para elaborar este artículo ha tenido gran importancia
P. Grau-
Diekman, "Una iconografía polémica: Los Magos de oriente", www.revistamirabilia.com/Numeros/Num2
L.
Arbeteta, Oro,
incienso y mirra, Madrid 2000
Benedicto XVI, La infancia de Jesús,
Planeta 2012
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