José Miguel González expone sus acuarelas en el Museo Tiflológico
acuarela, fragmento
L.M.A.
El pintor José Miguel González expone sus acuarelas en el Museo Tiflológico en Madrid, del 6 de junio al 14 de septiembre de 2013. La muestra sera inaugurada por Miguel Moreno, director del citado museo. El artista con ligera discapacidad visual, presenta una obra con abundancia de paisaje y gran sentido del color.
Javier Mínguez, miembro de la Asociación de Acuarelistas de Castilla y León AACYL, escribe en la presentación de J.M. González: "José Miguel González nos sorprende de nuevo gratamente en esta su última exposición. La acuarela es ante todo una técnica difícil que requiere
pinceladas amplias, medidas y con un gran dominio y control, la cual se presta
a una interpretación directa y espontánea de la realidad que permite plasmar siempre
en primer término las impresiones del artista. Es una técnica que se impone
sobre todo destacando su impronta en el paisaje a la prima, este tipo de
paisaje es el que ha escogido José Miguel en su exposición, un paisaje directo
e impactante que requiere de un gran dominio y perfección en su tratamiento, de
la amplitud y perfección en el trazo amplio del pincel y del dominio de la
aguada como forma de expresión, algo que José Miguel González realiza a las mil
maravillas.
Lo primero que
llama la atención en su obra son sus cielos límpidos y etéreos en los que el
espíritu vuela enrevesado en unos celajes plenos de color, de azul ultramar en
ocasiones, en otras violetas y grises azulados que juegan en los entresijos de
los celajes de la acuarela llenando el aire con su espíritu sensible. Siempre me
han impresionado estos cielos de José Miguel donde bailan entre sinfonías de
colores los celajes y las armonías. He tenido ocasión de comentárselo en más de
una ocasión; es impresionante observar la delicadeza de las tonalidades y la
técnica a la que él se presta cuando utiliza estas gradaciones sutiles en sus
cielos formando un remolino que asciende y nos eleva llevándonos a nosotros con
él, arrebatándonos en celajes verticales.
José Miguel González
es un artista minucioso preocupado en los pequeños detalles y matices del
paisaje, matices que se observan ante todo en esas atmosferas amplias tratadas
con gran dominio del color. En el trabajo en profundidad de la lejanía los
colores quebrados y grises son difíciles de dominar pero él lo consigue con
gran maestría y dominio de la técnica, luego un paisaje de vez en cuando
salpicado por un árbol o una casa anclada fijamente en su raíz, en una tierra
dura y fuerte, nos lleva a la convicción de un espíritu recio que lucha y se
impone a la vida, anclado en la tierra de sus realidades.
A veces el
campo plagado de flores rojas denotan un espíritu apasionado y sensible, es un reflejo
directo de su fuerte personalidad, esta pasión nos atrapa y nos eleva por
encima de la tierra, ese murmullo de flores rojas acrisoladas en los campos es
un murmullo que estremece, que recoge el sentir y palpitar del pintor cuando se
enfrenta a su obra; ésta regocijada bulle ante los colores de la naturaleza, luego
al mirar al cielo atempera el campo, entonces es cuando ya no hay nada, solo
queda su espíritu plasmado en esos celajes sublimes de sus cielos. No duda en
contraponer un bermellón a los azules ultramar plasmados en sus obras, en ocasiones
usa el color puro, tal como sale del tubo , el impacto entra en la retina del
espectador directamente, impresionado por una obra plena de matices y
contrastes donde requiebran colores brillantes entremezclados con tonos de
azules y grises.
Su obra nos
traslada a paisajes del alma, tranquila, amplia y grande en su espíritu, nos
recuerda esas playas amplias que van al encuentro de la libertad, de lo
hermoso, de lo bello. Pasea su alma por estos paisajes donde una hierba, un
árbol, unas casas definen su especie y determinan las cosas con sobriedad,
delicada y suavemente, con gusto y con maestría. El espectador queda atrapado
en esta atmósfera sutil, plena de contrastes lumínicos y de colores matizados
en infinitas gradaciones. José Miguel González llega a los corazones con sus
paisajes porque matiza y define bien gestos y colores, lejanía y amplitud del
paisaje. Llega al alma de las personas
por la vía directa en el tratamiento de lo bello y de lo efímero, algo a
lo que su acuarela se presta gratamente y con generosidad".
No hay comentarios:
Publicar un comentario