José Tomás y Mario
Vargas Llosa en “Diálogo con Navegante”
Julia Sáez-Angulo
Joven, bello elegante, el torero madrileño José Tomás hizo
la presentación de su libro con palabras hermosas y sin papeles en el Centro
del Círculo de Lectores de Madrid. La acompañaban su editora Ana Rosa Semprún y el director de
la Fundación que lleva el nombre del torero, Rogelio López Cano que, también
intervinieron en el acto. Se echó en falta al escritor Mario Vargas Llosa que
da la réplica en el libro a José Tomás. El libro ha sido editado por Espasa.
En el libro, que va por su segunda edición, intervienen también
Luis Abril, Paco Aguado, Araceli Guillaume-Alonso; Agustín Morales Padilla,
Natalia Radetish Filinich, Zabala de la Serna y François Zumbiehl.
José Tomás (Galapagar, Madrid, 1975) es un fenómeno
mediático en los ruedos que ha reavivado la fiesta taurina en medio de una
polémica de partidarios o detractores de su arte bravo y valiente, a veces
hasta la temeridad. Polémica que también despiertan siempre los grandes
matadores de toros.
Lopez cano recordó la génesis del libro Diálogo con Navegante, a partir de los quince meses de recuperación
del torero y vuelta a los ruedos, tras la grave cogida en la tarde del 24 de
abril de 2010, en que José Tomás estuvo a punto de perder la vida en la plaza
de toros de Aguscalientes (México), cuando el toro Navegante le hirió de
gravedad.
El libro recoge las reflexiones del torero, más bien
conversaciones con el toro Navegante, después de salvar la vida. El escritor Vargas
Llosa le da la réplica, poniéndose en la piel de Navegante.
En sus palabras, José Tomás habló de la relación intensa con
el toro, de la necesidad de sacar la esencia de su embestida, del diálogo ficticio
que supone la quimera de una faena perfecta, de encontrar el tesoro del arte en
la Tauromaquia, del tendido como territorio de libertad, de la muerte, del
miedo, del respeto y la valentía.
Buena elocución y arte de hablar de José Tomás, en palabras que sonaban a
sinceras. Recordó la afirmación de que “con un paso adelante puede morir un
hombre, pero, con un paso atrás, moriría el arte”. Los toros cogen a los
toreros, no por error de faena, sino porque son animales irracionales
imprevisibles, añadió.
Hay que dar una buena explicación de la Tauromaquia, más que
defenderla. “Mario se pone frente a mí en el monólogo de Navegante”, dijo el
torero.
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