Julia
Sáez-Angulo
Doce años han pasado desde la muerte de la artista venezolana residente en Madrid
Mercedes Márquez Pecchio. Su esposo Fernando De Salas López -hoy Rector de Honor de la Sociedad de Estudios Internacionales, SEI- muestra orgulloso sus
esculturas, pintura y grabados, dos de los cuales entregará próximamente a la
Biblioteca Nacional de España en Madrid.
La
gran exposición de las esculturas de Mercedes Márquez Pecchio (Miranda. Venezuela, 1924
– Madrid, 2002) tuvo lugar en la madrileña galería de Nela Alberca en 1999,
donde la artista presentó un libro de poemas para cada una de las piezas
mostradas.
“Era
una mujer de gran ingenio artístico para las artes plásticas o la poesía”, dice
Fernando De Salas, al tiempo que recita de memoria su poema “El cántaro”:
Llenó de música el cántaro
Con agua revoltosa del río,
La que antes de ser atrapada
Había cantado con voz de cascada,
Ahora mansa y prisionera,
se agita al
ritmo felino
De la mujer erguida,
Toda negra armonía,
Que va,
Y llena
Y viene
Y vacía
El
cántaro.
Le gustaba firmar con su
nombre y primer apellido seguidos en un solo nombre. Sus esculturas en piedra o
bronce fundido del barro o a la cera perdida las elaboraba en su estudio de la
madrileña calle Príncipe de Vergara, un taller que su esposo conserva como ella
lo dejó.
Las
esculturas llevan títulos como “Mis manos”, “El milagro”, “Conclusión”, “Soledad”, “Ser y no ser”, “Tres lágrimas”,
“El niño”, “Aida”, “El sapo”, “El viento”, “Mujercita”, “Carla”, “Laxitud”, “La
paloma herida”… Dos bellas cabezas de niños, sus hijos, Roberto y Ricardo
Warfield –de un primer matrimonio- presiden el fondo del salón.
Entre sus grabados destacan "La rosa de Venezuela", "Virgen caminante" y una Animalia con ejemplares de tigres y cebras.
Entre sus grabados destacan "La rosa de Venezuela", "Virgen caminante" y una Animalia con ejemplares de tigres y cebras.
“Era
una mujer bella e inteligente, dice Fernando De Salas de ella. Juntos vivimos veinte años durante los que viajamos mucho a Nueva York,
Londres y sobre todo a París, donde yo tenía que trabajar periódicamente”.
La
obra de Mercedes Márquez Pecchio ha sido citada en el estudio sobre la pintura
venezolana de la catedrática española Carmen Pena.
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