Julia
Sáez-Angulo
Vaya por
delante que se trata de una exposición espléndida la que puede contemplarse en
el Palacio Real de Madrid bajo el título
El Retrato en las Colecciones Reales. De Juan de Flandes a Antonio López, que
permanecerá abierta hasta el 19 de abril de 2015. Un total de 117 obras entre
las que se encuentran Velázquez, Ribera y Goya.
Dicho
esto la pregunta sobrevolaba en el ambiente de espectadores: ¿Se ha hecho esta
exposición para “obligar” a terminar el retrato de “La familia de Juan Carlos I”,
pintado por Antonio López (Tomelloso, Ciudad Real, 1936) durante veinte años,
exactamente de 1994 a 2014? A más de uno, se lo parecía.
Ciertamente
ese cuadro era la novedad máxima y todos iban a contemplarlo con máxima curiosidad.
No era ni mucho menos el parto de los montes, es un buen cuadro, muy luminoso,
aunque no todos sus aspectos convencen. La visión compositiva, figuras en arco,
es casi de instantánea fotográfica y la posición de cuerpo entero lleva a la
contemplación de pies no siempre protocolariamente juntos o bien posicionados,
así como los zapatos fuera de actualidad o no favorecedores. Quizás un corte
imperial al retrato le hubiera venido mejor; algunos medios informativos lo publican así y evitan el tamaño natural.
La elección de los trajes de
las tres damas, Reina Sofía e Infantas, no parece bien entonada: corto y
gracioso el de la infanta Elena, midis disparejos los de la reina y la infanta
Cristina. Los atributos de abanico y flores para las manos de las infantas
resultan un tanto convencionales y “femeninos”, poco modernos. La mejor, la
reina Doña Sofía; el rey aparece centrado un poco gris en su indumentaria seria
y deslavazada. Pasa el brazo por el hombro de su primogénita –se dice que su
preferida- que tiene un ligero rictus despectivo suyo, pero no favorecedor. El
entonces príncipe Felipe, un tanto apartado del grupo, sobresale en talla
dentro del retrato. Todos tienen veinte años menos, el del comienzo de la
pintura. Ciertamente chocante.
Los
supuestos avatares de este cuadro le han conferido leyenda de la que tanto
gusta el pintor autor. Cambió de fotos, de trajes, prolongación en el tiempo…
Antonio López es listo y un buen e hiper valorado pintor. El cuadro fue encargo
de Patrimonio Nacional -50 millones de pesetas de 1994-, institución que no ha
encargado de momento otro para el nuevo rey.
La
exposición que lleva el claro título de “El Retrato en las Colecciones Reales”,
se abre con dos retratos desiguales en tamaño –más grande el de la reina Sofía-
, éste de la Fundación Albéniz y el del rey, propiedad particular de Don Juan
Carlos, algo que produce cierta perplejidad porque ninguno de los dos retratos
de apertura pertenecen a las Colecciones Reales. Son de Hernán Cortés.
Hay
otros cuadros propiedad del rey Juan Carlos, como son el de su propio retrato
firmado por Dalí o los dos Laszlo con los retratos de sus padres, que según
Doña María de Borbón al entrevistador Javier González de Vega, nunca sacaría de
Palacio Real.
No
parece muy acertada en la exposición esta mezcla de cuadros de las colecciones
de Patrimonio Nacional con los de propiedad privativa del rey. Ya no hay monarquía patrimonial. Confunde y crea
preguntas sobre los regalos al rey o al
Jefe del Estado, que conviene deslindar. Quizás fuera un buen momento para
altruismos de magnánimo donante; Hacienda desgrava por ello.
Los
comisarios de la exposición son Carmen García Frías, conservadora de Pintura
Antigua de Patrimonio Nacional y Javier Jordán de Urríes, conservador de
pintura del siglo XVIII de Patrionio Nacional. La primera se encargó de los
cuadros de las dinastías de los Trastámara y de los Austrias; el segundo de la
de los Borbones. Tanto José Bonaparte como Amadeo de Saboya han quedado
relegados; “no había buenos retratos”, se explicó en la rueda de prensa. En
total, 117 retratos, no todos reales; algunos de figuras cortesanas y ad latere.
José
Rodríguez Spiteri –cercano a su jubilación-, con su dudosa diplomacia, habló de
los detalles en la última fase de realización del cuadro (300 x 339 cm), el más
grande pintado por su autor) en palacio real, de la entrevista de López con su
tío (de Spiteri) Pablo Palazuelo, así como de las complicadas y largas
conversaciones con el Museo del Prado sobre ciertos cuadros en depósito de
Patrimonio Nacional. “Conversaciones más largas que las de Gibraltar o las eléctricas
con Francia”.
En la sala de mayordomía, para encuentros con los periodistas, se encontraban la foto oficial de los reyes Felipe VI y Leticia, por Daniel Virgili. Una buena foto de contrastes cromáticos. Seguramente basta.
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