Julia
Sáez-Angulo
“A
las cinco de la tarde” es el título de la serie de grabados que constituyen la
Tauromaquia singular de la pintora Sofía Reina, expuestas en la Casa Castilla -La Mancha. La muestra, que permanecerá abierta hasta el 30 de mayo próximo, fue
presentada por José Fernández Sánchez Ruiz, sociólogo y crítico de arte.
“La Casa de CLM de
Madrid presenta esta Tauromaquia en la temporada de San Isidro 2015, una
oportunidad para verla en el mejor momento taurino de Madrid”, dijo Sánchez
Ruiz. “Una oportunidad para retomar el pulso del trabajo de Sofía Reina, una
oportunidad para agradecerle su disposición y felicitarla por su dilatada y
profunda trayectoria. Y una oportunidad de adquirir algunos de sus grabados.
Los artistas también necesitan vender sus pinturas”.
El crítico de arte hizo una amplia semblante de Sofía Reina Rodríguez (Almadén. Ciudad Real, 1952): “La mayor de cinco hermanos y de familia minera,
hoy es artista, creadora e Hija redilecta, de su pueblo. Con 19 años, se
traslada a Asturias, iniciando sus estudios en la Escuela de Artes y
Oficios de Avilés. Después en Madrid, asiste a los Talleres de Arte Actual del
Círculo de Bellas Artes, y otros puntos de encuentro artístico madrileño, donde
con grandes maestros se prepara en grabado, litografía y otras técnicas de
estampación.
Su interés en la pintura le
lleva desde adolescente a tener presencia en el ambiente pictórico asturiano,
con sus primeras exposiciones en Avilés. Incluso en aquellos años el comité de
redacción de la “Gran Enciclopedia Asturiana”, la incluyó en
la obra.
Después han llegado hasta
el momento más de 200 exposiciones, reconocimientos, premios, nombramientos y
recompensas de su dedicación a la creación artística Muy significativa fue para
su época la que realizo en el Patio de la Cultura, Grupo Tabacalera Madrid
inaugurada por S. M. la Reina.
Su obra se encuentra en
muchos museos y colecciones privadas de España, Francia, Suiza, Méjico, Reino
Unido y Estados Unidos de Norteamérica.
Su
trabajo se caracteriza
siempre por dos constantes básicas, la presencia de la figura humana y el
sentido espiritual que a veces se manifiesta más en lo social y a veces en lo
íntimo. Sofía pinta para que otros encuentren en su pintura algo que les haga
entender el mundo. Pero también pinta y con mucha intención para los que no
pueden entender el mundo porque los tiene abandonados y no solo pinta, sino que
pone su obra a disposición de estos, como en los casos de desastres naturales o
la ayuda a la infancia de la mano de organizaciones de cooperación.
Si su trabajo, como muestra
de su personalidad podemos acercarlo a ese sentido, su obra desde
un punta vista mas artístico también podemos acercarla a cuestiones comunes.
La composición de sus
piezas dentro de un sentido académico y clásico se mueve entre el modelo del
trabajo en diagonal y el modelo del trabajo piramidal, sometiendo en ambos
casos los elementos representados a un código de lectura ágil para el ojo
humano, que le permite leer las imágenes y su sentido con agilidad. Procurando
facilitar el encuentro del espectador con la obra.
Otra característica
habitual en su obra es el uso del color, como cuatro reglas básicas para mover
la emoción del espectador. En el caso que nos ocupa los grabados con solo tres
tintas, negro rojo y amarillo.
Sus bodegones, sus
interiores, sus paisajes o sus mujeres a veces resultan tan cercanos a ella que
le cuesta trabajo desprenderse de dibujos oleos o grabados. Pero todo su
trabajo como he dicho tiene un tinte social y en el caso de esta tarde, la tauromaquia de
Sofía esta cargada de lirismo y humanismo en todas las representaciones.
La
tauromaquia es en la
vida de algunos pintores una asignatura obligada pero en otros se produce de
forma natural por el acercamiento al medio del pintor. En el caso de Sofía, en
su cercanía a las ganaderías manchegas que ya llenaban los cosos madrileños en
el siglo XVII y en su singularidad, vivida junto a la plaza hexagonal de
Almadén, hoy monumento nacional. Digna de cualquier visita igual que aquellas
tierras con sus minas…… quizás la más antigua de mediados de XVIII
Entre los grandes pintores
de la tauromaquia, al margen de la antigüedad tenemos que buscarlos entre los
ilustradores y miniaturistas medievales, en los monasterios y en las cantigas.
Hasta muy finales del XVIII y principios del XIX no encontramos el tema taurino
en la pintura oficial, solo algún pintor secundario se atrevía pintando los
animales en el campo. La primera tauromaquia de suertes es de primeros del XIX
con las estampas de Pepe Hillo.
Tenemos por tanto que
esperar al trabajo documental, casi de reportero, de Goya para ver seréis mas
completas hacia 1816 con una colección de 33 estampas y luego la completa y
póstuma de 1855. Una obra inigualable que es el precedente de toda tauromaquia
posterior.
Tan importante fue el mundo
de los toros en la segunda mitad del siglo XIX que todas las poblaciones
emergentes quisieron tener su propia plaza.
El arte de la segunda mitad
del XIX se lleno de costumbrismo y el mundo taurino en un sentido amplísimo
ocupo el lugar que hasta entonces no había tenido. Los románticos poetas y
dibujantes como Bécquer y Espronceda o pintores como Villamil, Alenza, Lucas
Velásquez, Fortuna o Lizcano entre muchos otros pusieron en el mundo
taurino mucho esfuerzo y entusiasmo.
Pero las aportaciones
después de Goya consisten en la precisión en el tratamiento del mundo del toro
y la incorporación de la arquitectura taurina, de la ganadería…..
Las propuestas taurinas
crecieron socialmente en círculos, casinos, tertulias, publicaciones y un
centenar de revistas especializadas. Entre esta ultima es de destacar la
aparición de “La Lidia” con una tirada de 20.000 ejemplares y sus páginas
centrales con cromolitografías taurinas de suertes, escenas anécdotas o
personajes, fue ilustrada por los hermanos Perea, bien era Daniel el director
artístico, y recogió estampas de la flor y nata pictórica de las dos décadas,
Lizcano, Chaves Jiménez…
En estos años los toros
tienen un gran protagonismo, las exposiciones nacionales de bellas artes
premiaron cuadros de toros y las mismas pinturas nos representaban en las
exposiciones Universales. Botón de muestra de este esplendor es la taberna
manchega y torera de Antonio Sánchez, cunas de toreros, tertulia y pintura. Aun
abierta en la calle Mesón de Paredes.
Entre siglos artísticos;
Roberto Domingo da a la pintura taurina un sentido personal, populariza la vida
del animal en el campo y el hecho taurino entre los españoles. No hubo casa en
sus tiempos y mucho después sin un calendario taurino con sus obras.
El tercer ingrediente de la
tauromaquia de Sofía Reina es el trabajo de Picasso. Siendo el primero Goya y
el segundo la iconografía del último tercio del XIX.
Picasso es artista enamorado
de la vida, y la vida cotidiana y las costumbres y el mundo del toro que vive
desde niño; marca transversalmente su obra. Utilizando el rito taurino de la
suerte de varas, toro y el caballo, en el Guernika simboliza el negro
enfrentamiento de dos mundos.
*
Ahora
admiramos la tauromaquia de
Sofía Reina y en ella vemos ante todo la obra de la autora, si bien es verdad
que en sus imágenes tienen trazas, de estos grandes hitos. Vemos también en
ella, la mano y el corazón de Sofía, que en sus trabajos plásticos anteriores
son bien patentes.
Con retazos de esta docena
larga de estampas taurinas, podemos componer una historia de la tauromaquia
pictórica española. Una aventura de tres colores que nos enseña el mundo del
toro del torero, sus suertes y su público. Pero nos lo enseña simplemente, sino
que nos lo muestra por dentro y lleno de intenciones.
El trabajo de Sofía con
ilusión y con mucho esfuerzo, resulta ahora muy adecuado al momento plástico,
es una práctica estética de este tiempo, como ha sido siempre sus pinturas que
hemos visto tantos años en la galería madrileña de Rafael García, tan vinculada
a los movimientos solidarios y de cooperación.
Pero la obra de Sofía tiene
igualmente un compromiso ético de profundidad, con la pintura, en el respeto a
la historia de la pintura y su trayectoria como artista, en el respeto al
motivo de la pintura presentando en esta ocasión animales toreros y
espectadores en sus verdaderas actitudes, destacando la belleza y nobleza del
animal y descubriendo la alegría y la diversión en el publico.
Pero igualmente su obra es
ética con los espectadores, no enmascara en ella ni el sistema técnico, con sus
dificultades, ni sus intenciones de aportar una intención de la artista en la
obra, el espectador observa contundente una escena de la tauromaquia acompañada
de una actitud y una opinión de la artista.
Esta intención de Sofía
Reina que se advierte con muchas ganas de llegar a los espectadores, mide la
responsabilidad del artista a la hora de querer contar de querer comunicar y no
de caer en la casualidad y el azar. Toda acción de Sofía esta respaldada en el
pensamiento y la necesidad de actuar.
En este sentido también nos
encontramos con el trabajo de una artista inspirada tanto en lo artístico, como
en su necesidad de intervenir con su obra, frente a los espectadores".
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