Julia
Sáez-Angulo
La
Corona de Castilla junto a la de Aragón fueron artífices de la unión de los
distintos reinos de la península ibérica en la denominada Monarquía Hispánica,
que habría de regir los destinos de España en varios continentes. Breve Historia de la Corona de Castilla,
escrita por el profesor Ignacio Ortega Cervigón y publicada por la editorial
Nowtilus cuenta su génesis y desarrollo.
Ignacio
Ortega Cervigón es doctor en Historia Medieval por la Universidad Complutense
de Madrid.
El
volumen abarca episodios que contemplan a los mozárabes, la unión de León y
Castilla, los templarios, la primera gran guerra europea, los Trastámara, la
conquista del reino de Granada, el Camino de Santiago, las universidades, la
dinastía de los Austrias, el nacimiento del Estado-nación, contemporáneo…
Breve Historia de la Corona de Castilla se
abre con una consideración de los mitos y leyendas que alientan el sustrato
histórico; la presencia de los visigodos “antes que castellanos”, la nobleza de
los condes y los castillos, Toledo, capital evocada, La Navas de Tolosa,
Fernando III, Minorías turbulentas, las ferias de Medina, Madrid, una Corte
estable, El puzle del Imperio Habsburgo, El rey hechizado…
El libre
cuenta además con una Genealogía de los monarcas de Castilla, un glosario y una
bibliografía sobre el tema por lo que viene a resultar un manual de consulta
imprescindible. A ello se añaden ilustraciones en blanco y negro que dan buena
cuenta de una iconografía manejada sobre los hechos. La imagen sirve con
elocuencia en estos casos.
La cronología está bien
medida. La portada muestra un interesante cuadro de Antonio Gisbert Pérez,
titulado María de Molina presentado a su
hijo Fernando IV a las Cortes de Castilla en Valladolid en el año 1295. La
pintura, un óleo sobre lienzo data de 1863.
“Durante
los siglos de la Edad Moderna, Castilla es la cabeza visible del dominio hegemónico
de la Monarquía hispánica”, se explica en la Introducción. “Etapa no exenta de
conflictos internos como las comunidades o expulsión de los moriscos, refleja
el brillo del gobierno de los primeros Austrias y su esplendor en el orden
internacional, frente a los reinados famélicos de los últimos reyes de la
dinastía. El siglo XVIII asiste al definitivo desmantelamiento del Estado
moderno que conlleva, bajo la reformista dinastía de los Borbones, el balbuceo
del Estado-nación contemporáneo”.
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