13-julio-2015.- El Ministerio de
Educación, Cultura y Deporte, coincidiendo con la celebración del Año
Internacional de la Luz, ha inaugurado hoy en el Museo Sorolla la exposición Sorolla. Arte de la luz, que
podrá verse hasta el 18 de enero de 2016. La exposición, que profundiza en la faceta más conocida del pintor
valenciano, ha sido organizada por el Museo Sorolla con la colaboración de la
Fundación Museo Sorolla, y ha contado con el patrocinio de la Fundación Mutua
Madrileña y la Fundación Iberdrola España. Se integra dentro de las actividades
programadas para el Año Internacional de la Luz 2015, un proyecto de la UNESCO
que cuenta en España con el alto patrocinio de la Casa Real.
Sorolla vivió en una época en
que la ciencia hizo importantes avances en el estudio de la naturaleza física
de la luz, y en la que, gracias a la incorporación de la iluminación
artificial, la vida cotidiana adquirió una nueva dimensión. Como pintor desarrolló
una sensibilidad extrema hacia las formas de la iluminación, natural o
artificial, en interiores o sobre todo en exteriores, y destacó tanto en este
aspecto que llegó a ser conocido como “el pintor de la luz”.
La exposición
La exposición se propone acercar al visitante a algunos cuadros
particularmente interesantes en el uso de la iluminación. Desde mediados del
siglo XIX la luz se adueña de la pintura. Si hasta entonces había servido para
iluminar los objetos, se podría decir que desde entonces los objetos van a
servir como soportes de la luz y la pintura registra una nueva sensibilidad
hacia sus efectos y matices.
Se exponen 54 piezas donde el tratamiento de la luz es el aspecto más
significativo, pertenecientes todas a las colecciones del Museo, excepto una de una colección particular. Se
desarrolla en cinco apartados:
1.
Hacia la luz
2. Sombra y reflejo
3. Luz filtrada
4. Resplandor
5. Arte de la luz
En cada apartado se analizan las distintas formas de iluminación que
Sorolla cultivó y en las que no solamente fue capaz de reproducir los distintos
matices de la luz, como las luces intensas del pleno sol que resplandecen sobre
los blancos, o las penumbras claras, las luces inquietas que se filtran
salpicadas entre la vegetación o entre los cañizos, los contraluces, o las
combinaciones de todas ellas: también supo evocar en sus cuadros la sensación
de vida que la luz natural transmite, y
la especial emoción que en él suscita el juego de la luz; su capacidad para
transfigurar la realidad, convertirla en un prodigio, una fulgurante aparición de belleza.
Se completa la muestra con una serie de fotografías en las que aparece
Sorolla pintando algunos de los cuadros expuestos y analizando la forma de
organizar la relación con su motivo, su posición respecto a la luz, o la
elección del encuadre.
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