L.M.A,
El escritor y editor José Luis Pardo Caeiro
ha escrito el siguiente prólogo sobre el suicidio para el libro El paso al otro
lado de la periodista Julia Sáez-Angulo, que se ha presentado recientemente en
la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, AEAE. El libro ha sido publicado
por la editorial Espacio Cultura, en La Coruña y ha sido ilustrado por el artista Juan Jiménez. El libro está dedicado a la poeta riojana, residente en Ronda, Juana María Herce.
“Desde el inicio de los tiempos, varios son los enigmas
que acompañan a la humanidad en su devenir a través de los siglos. De entre
todos ellos, el suicido, ha preocupado a científicos y estudiosos a lo largo de
la historia, sin que sus trabajos hayan conseguido arrojar luz sobre un tema
que, además de insondable, sigue siendo tabú en nuestras sociedades modernas,
hasta el punto de que en muchos casos, se llega a ocul- tar la causa de la
muerte cuando se trata de un hecho de esta naturaleza.
Emile Durkeim, en su estudio
de sociología “El suicidio” publicado en 1.897, trata de explicar su causa con
bases sociológicas: raza, clima, religión, costumbres sociales o situación
económica, aunque sus intentos, pese a su divulgación, han tenido muy poco
éxito. Igual resultado han obtenido aquellos autores que bus- can el origen de
este fenómeno en causas genéticas.
A pesar de que la O.M.S. ha
reconocido el suicidio como una prioridad de salud pública, y aún siendo
conocido que se trata de la segunda causa de muerte entre personas de 15 a 24
años en las sociedades oc- cidentales, pocos son los recursos públicos que se dedican
a la investigación y lucha contra esta auténtica patología. Si en España se
dedican anualmente más de 25 MM de euros a luchar contra la llamada “vio-
lencia de género”, que provoca de cerca de 100 fallecimientos anuales, son
prácticamente nulos los re- cursos destinados a evitar las 4.000 muertes en el
mismo período, en nuestro país, por causa del suicidio.
A pesar de la invisibilidad e
incomodidad de un tema tabú como el suicidio, y la escasa atención prestada por
el mundo del arte y la literatura, no han sido pocos los artistas y escritores
que han elegido, de ma- nera lúcida y voluntaria, “El paso al otro lado”,
llevándose con ellos el auténtico y profundo secreto de su decisión. “La vida
es sueño, el despertar es lo que nos mata”, escribía la autora londinense
Virginia Woolf, antes de llenarse los bolsillos de piedras y arrojarse al río
Ouse.
Horacio Quiroga, Jacques
Rigaut, Alfonsina Storni, Ernest Hemingway o Sylvia Plath, son algunas de las
mentes más brillantes y lúcidas del mundo de la creación, que eligieron con
clara voluntad este final para sus vidas. En todos ellos, a través de sus
obras, nos parece vislumbrar una determinación que, sólo en su mo- mento final,
adivinamos como un estallido o fogonazo que sacude nuestras conciencias. Es esta
resolución la que apreciamos con rotundidad en el suicidio del escritor español
Ángel Ganivent, quién después de ser res- catado por un barco de su primer
intento de suicidio cerca del puerto de Riga, en el Mar del Norte, en un des-
cuido de sus salvadores, volvió a tirarse al mar desapareciendo en sus
profundidades. Este célebre artista opinaba que “Más vale un minuto de vida
franca y sincera que cien años de hipocresía”. De ahí su obstina- ción
enfermiza por acabar lo que había comenzado momentos antes. Pero es Ángel
Ganivet uno de los per- sonajes que más dudas arroja sobre las causas de su
elección ya que, pese a su aparente firmeza de voluntad a la hora de poner
punto final a su existencia, pensaba y así lo dejó escrito que, “El hombre es
el ser más mis- terioso y el más desconcertante de los objetos descubiertos por
la ciencia”.
Pero nada de lo escrito puede
arrojar luz sobre lo que sucede en ese instante en el que la persona se asoma
con terror a su vacio interior, en el cual percibe cómo una sima negra y
profunda ocupa en sus entrañas el lugar que antes llenaban las risas, los
recuerdos, el amor, las ilusiones y los proyectos de una vida plena.
3
Es en ese momento cuando el vértigo
sustituye a la confianza, motor de una vida tranquila en la que hasta ese
momento se refugiaba. La desesperanza, como una gran ola, sepulta todos sus
intentos por afianzarse dentro del espacio que ocupa, sin el cual la parálisis
amenaza acabar con su existencia.
Es aquí, de estas reflexiones,
de su curiosidad y, por qué no decirlo, de su valentía surge la obra de Julia
Sáez Angulo, “El paso al otro lado”. La autora no pretende arrojar luz sobre
este fenómeno que le atrae por sus incógnitas, no dejándose llevar por sus
aparentes certezas. Un tema, el suicidio, que ya trató de forma casi velada,
como un susurro, en uno de los relatos de su libro “Soñadores y Vencidos”,
cuando se refiere con ter- nura al personaje de “Cecile”, ”la del bar”,
constantemente atormentada por el viento gélido de Normandía.
En este libro, bellamente
ilustrado con los atrayentes dibujos de Juan Jiménez, la autora nos relata emo-
ciones, sentimientos y, según sus palabras, divagaciones de personajes que
dudan, que caminan por di- versas situaciones de una existencia real o
ficticia, pero siempre ilustradora de instantes ocultos en los que se
desarrolla el drama de sus vidas. No hay un antes ni un después en sus relatos,
solo el momento en que cada uno de ellos, bajo los atentos ojos del lector,
ejecutan su trágica decisión.
“El paso al otro lado” es un
libro dividido en dos partes bien diferenciadas. La primera recoge historias de
personajes reales, que la autora toma de la historia, mitología, el arte, la
literatura o de las noticias del periódico. En ella el lector se convierte en
espectador de una galería por la que desfilan personajes sin nombre, envueltos
en el mundo particular donde se desarrollan sus vidas, que nos hablan con
sereni- dad, tratando de explicarnos las razones de su huída. La segunda parte
se centra en un personaje cercano y el debate ante lo inexplicable de la muerte
no esperada, sin razón ni causa aparente. Los allegados no acaban de asumirla,
y buscan una explicación para entenderla. La muerte es y será siempre un
misterio para la humanidad, oculto en la profundidad del alma de los hombres.
La gran virtud de esta obra de
Julia Sáenz Angulo, es la de enfrentar al lector con una realidad que todos
tratamos de ignorar pero para ello, con gran valentía como queda dicho, no se
vale del drama, ni de la angustia o el horror que pudiera producir la lectura
de un libro sobre un tema tabú como el que en él se trata. La autora nos
presenta a sus personajes con sensibilidad, con ternura, con una comprensión
infi- nita que solo da la contemplación serena de algo cercano a cada uno de
nosotros. “El paso al otro lado” es un libro elegante, sincero, que abre una
ventana a la esperanza, que rescata del olvido la experiencia de aquellos que,
por razones desconocidas para nosotros, han puesto fin a sus vidas,
otorgándoles el or- gullo de poder expresar por medio de la palabra y el arte
sus emociones.
Sin lugar a dudas “el paso al
otro lado” nos ayuda a reconciliarnos con nosotros mismos, a ver la vida y la
muerte con la naturalidad y sencillez que necesitamos, para transitar sin
temores por nuestro universo personal. De la forma más eficaz para contemplar
lo que sucede a nuestro alrededor, interesándonos por comprender esas
decisiones que no compartimos, pero que debemos respetar, despojándolas de ese
halo de culpabilidad y oprobio que las envuelve.
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