L.M.A.
Esta semana pasada MasLibres.org estuvo en Budapest asistiendo a la Consulta Internacional sobre Cristianos Perseguidos, una iniciativa del Gobierno húngaro, que está dando una increíble lección de solidaridad como ningún otro país en el mundo.
Allí se dieron cita líderes de la iglesia de Oriente Medio, Rusia, Estados Unidos y Europa, víctimas del genocidio cristiano, representantes de ONG’s, el presidente de Hungría y varios ministros, junto a parlamentarios de Canadá, Suecia y del país organizador.
“La religión cristiana nació en Medio Oriente”. Ésta ha sido una de las frases más escuchadas en los dos días que ha durado la Consulta Internacional en Budapest. Algunos han recordado con lágrimas en los ojos cómo en 2014 y por primera vez en 2000 años, no hubo un sólo cristiano celebrado la Navidad en la llanura de Nínive.
La comunidad cristiana es la más perseguida del mundo. 215 millones de almas en 108 países están sobreviviendo en un ambiente hostil diseminadas en su mayoría por Medio Oriente y África sin paraguas bajo el que guarecerse. Cuatro de cada cinco personas perseguidas y asesinadas por su religión son cristianas.
Se escucharon muchos testimonios. Aquí os dejo parte del que ofreció el joven Iraquí, Hussam Banno, relatando cómo en el colegio hacían escarnio de su fe cristiana:
"Nos llamaban infieles, nos insultaban y agredían, se burlaban de nosotros. Había bombardeos y ataques terroristas todos los días. Dos estudiantes universitarios que conocí fueron asesinados. Cuando Estado Islámico (EI) conquistó las Llanuras de Nínive, huimos a Ankawa, en el Kurdistán. Nuestra salida fue muy dura ya que no teníamos coche. Caminamos kilómetros y kilómetros. No nos quedaba más remedio que caminar para salvar la vida. Ahora Qaraqosh, mi ciudad, está liberada pero nuestra casa es un montón de cenizas. A pesar de estas penosas circunstancias las personas han comenzado a reconstruir pero la situación allí es muy inestable”.
En los últimos años hemos sido testigos del genocidio cristiano: ejecuciones en masa, expulsión de cientos de miles de personas de su tierra natal, destrucción de iglesias, templos, monasterios y todas las posibles representaciones de la cruz. Parece que de un tiempo a esta parte, la esperanza vuelve a asomarse tímidamente en la vida de los cristianos perseguidos. Confiemos en que siga siendo así.
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