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Julia
Sáez-Angulo
30/06/18
.- MADRID.- Hay cargos políticos y/o representativos que se conforman o solo
buscan el honor de dicho cargo y, sobre todo, su correspondiente tratamiento:
el de excelentísimos e ilustrísimos señores, sin preocuparse después de vestir,
dar honor, prestigio, trabajo o contenido que haga referencia al cargo que
ocupan.
Observamos
así que hay nombramientos políticos en el Gobierno o las Cortes que solo son
“Don Ángel Síseñor”, académicos que no aparecen en las sesiones de trabajo
periódicas, presidentes de asociaciones que solo van a las reuniones que los
Estatutos le imponen, miembros de comisiones que no dan un palo al agua, pero
se hacen tarjetas de visita que entregan por doquier, para que suene el
sonajero del cargo. En suma que no trabajan, que no accedieron al cargo para
hacerlo según su actuación, sino para ser tratados de excelentísimos e
ilustrísimos señores.
Como
diría un castizo, a algunos excelentísimos e ilustrísimos señores se les hace
el culo agua/limón con el tratamiento más que el nombramiento, lo que dice muy
poco a su favor, pues carecen de vocación servicio que los ciudadanos esperan
de ellos: trabajo, cuidados y empeño en aquel cargo para el que se postularon y
que repercuta en bien de todos.
¡Patético, pero cierto y real como la vida misma! No se han enterado de que la Revolución Francesa tuvo lugar en 1789 y luego vino la guillotina.
¡Patético, pero cierto y real como la vida misma! No se han enterado de que la Revolución Francesa tuvo lugar en 1789 y luego vino la guillotina.
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