El ciclo es una colaboración entre los Teatros del Canal y
el Centro de Arte Dos de Mayo
L.M.A.
23 de enero de 2019.- La Comunidad de Madrid ha presentado
hoy en los Teatros del Canal el ciclo ‘Nadie sabe todavía de lo que un cuerpo
es capaz’, un proyecto puesto en marcha en colaboración con el Centro de Arte
Dos de Mayo y formado por tres obras, que pone de manifiesto un espacio de
trabajo común: el cuerpo entendido como una construcción permanente y, por lo
tanto, en permanente conflicto.
La Sala Negra de los Teatros del Canal acogerá dos de los
montajes: Archive, de Arkadi Zaides / Institut des Croisements, hoy 23 y mañana
24 de enero; y Displacement de Mithkal Alzghair / Hek-Ma, los días 26 y 27 de
enero. Y en el CA2M de Móstoles se representará, el 31 de enero, Farci.e de
Sorour Darabi.
El contundente solo Archive, del polémico creador israelí
Arkadi Zaides, parece ilustrativo. Como casi toda su obra, esta nueva creación
tiene que ver con la tensión permanente entre israelíes y palestinos. En esta
ocasión el creador hizo alianza con el Proyecto B’Tselem, una iniciativa del
Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos, que desde 2007
distribuye cámaras de vídeo entre palestinos que viven en zonas de alto
conflicto para documentar las violaciones de derechos humanos. Zaides analizó
4.500 horas de vídeo y extrajo todo un vocabulario corporal que, acompañado de
sonidos guturales, él reconvierte en frases coreográficas que pretenden
trascender lo geopolítico y convertirse en un catálogo universal de gestos de
odio y violencia.
Su cuerpo es, entonces, el archivo del título. Zaides nació
en Bielorrusia, en 1979. Vivió la diferencia al ser el único niño judío de su
clase. Se mudó a Tel Aviv en 1990 y cayó seducido por la danza. Bailó para
Yasmeen Godder y formó parte del potente equipo de la Batsheva Dance Company.
Hoy, convertido en coreógrafo y bailarín independiente, vive en Francia donde
desarrolla su trabajo con más libertad. Archive tuvo reacciones muy encontradas
durante su estreno en Tel Aviv pero una enorme aceptación en París, presentándose
en el mismo Teatro Chaillot donde, en 1948, se hizo la Declaración Universal de
los Derechos Humanos. Con trabajos anteriores, Quiet y Solo siento, visitó el
Mes de Danza de Sevilla y el Festival BAD de Bilbao. Dirección General de
Medios de Co
Por su parte, Mithkal Alzghair (Siria, 1981) convierte en
baile las ataduras del sistema colonial, militar y religioso: ofrece una
revuelta bailada del cuerpo sirio exiliado, que también danza un duelo
colectivo en curso. La festividad que supone el dabke, una forma de danza
tradicional siria, es presentada en Displacement con una frialdad mecánica que
la convierte prácticamente en una marcha militar.
A veces, también, en una danza de la desesperación.
Intencionadamente, el bailarín y coreógrafo Mithkal Alzghair ha querido
resaltar cómo el folclore, entendido como seña de identidad de un país, está
condicionado por su devenir político, religioso, bélico y militar.
La inmigración forzada y la situación del exiliado, los
efectos devastadores de la guerra y el desarraigo son temas que planean por
Displacement, un díptico coreográfico compuesto por un solo y un trío
masculino, en el que Alzghair ha querido bailar sus preocupaciones y las de
miles y miles de inmigrantes que han salido de Siria huyendo despavoridos.
Alzghair estudió danza clásica y moderna en Damasco. Cuando
se marchó a Montpellier (Francia) para estudiar un máster en danza sabía que su
salida no tenía retorno, que era una huida como la de tantos vecinos y amigos.
Por ahora, su obra permanece obsesionada con el tema de la identidad y en
Displacement se manifiesta a través del cuerpo entendido como un instrumento
folclórico, político y militar. La tercera obra llega de la mano de Sorour
Darabi, un-una artista iraní autodidacta que vive y trabaja en París.
Tras trabajar en la red underground en Irán, estudió en el
Centro Coreográfico Nacional (CCN) de Montpellier, Francia. ¿Qué sucede cuando
creces con un idioma neutral, sin diferenciaciones de género, y llegas a un
país donde todo lo tiene? ¿Cómo podemos hablar de identidad cuando un idioma ya
determina qué es masculino o femenino? El-la joven artista iraní Sorour Darabi
se enfrentó a esto cuando llegó a Montpellier para estudiar danza.
El farci, su lengua materna, no tiene formas masculinas o
femeninas. El francés, por otro lado, constantemente le obliga a distinguir
entre hombre y mujer, incluso en la búsqueda de su lenguaje de movimiento.
Aceptar una palabra se convierte en una prueba física. Darabi se rebela contra
esta forma violenta de autoridad. Farci.e (2016) es un solo andrógino que
coquetea con los límites del género, el lenguaje y la sexualidad.
Más información:
https://www.teatroscanal.com/
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