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L.M.A.
22.05.19 .- Madrid .- La pintora Kuka Bastardés expone sus últimas obras de figura y marinas, en la galería Ra del Rey hasta mediados del mes de junio. La muestra fue inaugurada el pasado 19 de mayo.
La crítica de arte Julia Sáez-Angulo escribe en el catálogo de presentación de la pintura:
"Todas las personas deben practicar un arte para estar con él en momentos de soledad, decía la madre de Kuka Bastardés, y, por eso su hermano y ella optaron por la música y la pintura respectivamente. Su madre tenía razón. La pintura germinó en ella como una vocación, hasta el punto de dejar Filosofía y Letras, dedicarse a aquella e ingresar en Bellas Artes, pasando previamente por la Academia Peña.
La crítica de arte Julia Sáez-Angulo escribe en el catálogo de presentación de la pintura:
"Todas las personas deben practicar un arte para estar con él en momentos de soledad, decía la madre de Kuka Bastardés, y, por eso su hermano y ella optaron por la música y la pintura respectivamente. Su madre tenía razón. La pintura germinó en ella como una vocación, hasta el punto de dejar Filosofía y Letras, dedicarse a aquella e ingresar en Bellas Artes, pasando previamente por la Academia Peña.
Poco antes de casarse, el prometido
de Kuka Bastardés le preguntó a Eduardo Peña: ¿De verdad está ella bien dotada para la pintura? Y Eduardo Peña le
respondió: A Kuka le sobráis tú y todos los
que la rodean, para dedicarse por entero a la pintura y ganarse la vida con
ella.
La
entrega de Kuka Bastardés a la pintura ha sido fiel, aunque bajara el ritmo en
tiempos de la maternidad de sus cuatro hijos o de sus numerosos viajes. Nunca
ha dejado de hacer mano con apuntes,
dibujos o presentaciones de obra a concursos de pintura seca o al aire libre.
Le gusta captar el movimiento del modelo y por eso acude periódicamente a las
clases del Círculo de Bellas Artes de Madrid, con frecuencia hasta las 11 de la
noche en que cierra las sesión de posado.
La naturaleza es vivero iconográfico
de su pintura. Le gustan los árboles, las plantas y las semillas para
experimentar con ellas. Kuka recuerda con satisfacción una serie de pañuelos de
seda que ella pintó con diversos ramajes. El
arte siempre viene en tu ayuda, es el mejor recurso en la vida, afirma con
convencimiento.
El arte da sentido a su existencia.
También practicó en su momento el grabado y guarda celosamente las planchas
para posibles nuevas tiradas. Una vez las estampó en un taller de Alemania y se
quedó asombrada ante el maravilloso resultado, respecto a la primera edición.
Kuka también es también pequeña coleccionista de dibujos y grabados y muestra
con complacencia los que ha ido adquiriendo en las distintas ciudades de sus
viajes. El grabado es un género que me
encanta, dice mientras muestra uno de Ricardo Baroja.
Ahora vuelve a exponer sus óleos más
recientes en la galería Ra del Rey, a compartir su obra en la esfera pública. Prefiere
el óleo al acrílico, porque le permite una
mejor mezcla del color, ya que el acrílico seca demasiado rápido. La figura
humana y las marinas constituyen el grueso de su pintura en esta ocasión.
La figura humana se muestra
frecuentemente de espaldas o sin rostro, porque a juicio de la autora no se necesita. La silueta, su gesto o movimiento la definen. Eso fue lo que ella
aprendió durante su miopía infantil, cuando su padre se negaba a ponerle gafas.
La figura se hace así más misteriosa y personaje universal.
Las marinas son fundamentalmente de
Sanjendo, donde Kuka Bastardés tiene una casa y pasa en ella largas temporadas.
Galicia es su tierra de adopción, desde los años infantiles, cuando su padre,
médico del balneario, pasaba las largas vacaciones de verano de cuatro meses
junto a las aguas medicinales de Mondáriz y ella tenía que asistir a la escuela
del pueblo durante el mes de septiembre, antes de regresar a Madrid.
En los cuadros se puede ver la mar en
todos sus movimientos, tranquila como una lámina o brava con arrogantes olas
del Atlántico. El mar nunca se parece a sí mismo. Marinas solitarias o con
figuras que las animan y llenan de vida.
La playa y la orilla del mar, que a veces se puebla de niños o de parejas ensimismadas.
El
cuadro parte siempre de un apunte, una
mirada o un sentimiento ante algo, explica la autora. A partir de ahí a la pintora le interesa sobre todo la luz,
atrapar las distintas luces, que van definiendo el paisaje de campo, de marinas
o de interiores. La luz define la pintura y predispone a la composición del
cuadro. Dibuja directamente con el óleo que se va perfilando en la materia
plana y bidimensional. Cada obra tiene un
color, una tonalidad, que parte de la misma idea inicial, explica.
Kuka Bastardés se enfrenta de nuevo
a la mirada crítica de una exposición, en la que acaricia volver a ver a todos
sus compañeros pintores de antaño. Hablar
de pintura entre colegas es un placer".
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