Carmen Valero Espinosa
Fotos: Julia Sáez
7/7/19 .- Madrid . – Nació en Madrid
y expuso habitualmente su pintura al
óleo en la madrileña galería Sokoa y en foros de Japón, pues estuvo casado con
la japonesa Chieko Sugiyama -criadora de perros japoneses-, que todavía hoy custodia su memoria y sus cuadros en Collado Mediano. La pintura poética de Rubio se ve de vez en cuando en las salas de subastas y su cotización
se sostiene.
Vicente Delgado Rubio (Madrid, 1925
– 2000) fue un pintor autodidacta , que vivió por y para la pintura. Le gustaba
firmar con su segundo apellido, Rubio, como así lo hicieran también don Diego
de Silva y Velázquez o Pablo Ruiz Picasso.
Fue miembro del los grupos “Amigos
de Velázquez” y “Grupo Lid”, en los años 60. Fue un artista visual galardonado
en distintos certámenes, principalmente de paisaje, entre ellos el Premio
Especial de la Bienal de Zaragoza 1962; el Ciudad Encantada de Cuenca, 1963; el
Molino de Bronce de Valdepeñas en
1964 o el primer premio Temas de Madrid, del
Ayuntamiento de la capital de España.
Cultivaba igualmente la figura
humana en el desnudo, el retrato y escenas de género. Trabajó el retrato y para
él posaron, entre otros, el emir de la Casa Real de Kuwait, su esposa y
numerosas personalidades del emirato. Sus paisajes de lluvia era especialmente
poéticos, así como los urbanos o del campo al aire libre. También los
bodegones.
Sus exposiciones se han ido sucediendo
por las diferentes ciudades españolas, además de por Japón y Canadá
El crítico de arte José Marín-Medina
escribió en el catálogo de Vicente D. Rubio para Sokoa en 1988, titulado “Lo
cristalino y o sensible en la pintura de Rubio”:
“Pintura en la variante romántica, a
caballo entre los registros de expresión subjetiva y de representación de lo
sensible. Pintura, también, de fuerte vocación comunicativa, con la intención
de que cada cuadro suponga una oferta de encuentro entre el artista y el
espectador. Pintura en fin, en la que Rubio nos confirma la posibilidad de
hacer compatibles las transposiciones figurativas, visuales, del mundo y los
poderes del sentimiento individual y de lo imaginario. Pintura coo
representación y transfiguración, abierta a la metáfora, al recordatorio y al
ideal de una ensoñación”.
Para Vicente D. Rubio, la estética
se fundamenta en la sensibilidad y no en el cálculo, el arte necesita para él “que
diga algo, que represente algo y que resulte sugeridor”.
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