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Julia Sáez-Angulo
11/12/19 .- Madrid .- De pequeña ya
apuntaba maneras pictóricas, cuando los niños y niñas de la clase querían sentarse junto a ella en el
pupitre y le decían: ¡Lola, píntame! y les hacía un retrato con el lápiz y todos quedaban
tan encantados, que incluso le traían a su hermano o a su madre para que les hiciera
otro retrato. Lola Saelices iba para pintora y así fue, aunque algunos avatares
le llevaron por directora de una gran floristería toledana. Su buen gusto la avalaba.
Confiesa que en su fuero interno se
siente siempre atraída por el retrato, aunque haya pintado muchos paisajes y,
entre ellos, preciosas nevadas y playas. Ha ganado algunos premios en los
concursos de pintura al aire libre, cuando lega el verano y viaja con Antonio
de Ávila por los distintos pueblos y convocatorias de pintura rápida.
En su última exposición madrileña en
ARDEARTe, Lola Saelices Santos (Villacañas, Toledo, 1960), residente en Madrid, se ha desquitado y
muestra los numerosos femeninos que ha pintado al óleo sobre papel –muchos de
ellos se los regalaron en su día, al cerrar la tienda los galeristas Ana y
Jesús, proveedores de materiales pictóricos. La mayoría de esos dibujos de
caras femeninas la guardaba en carpetas, y ahora los ha colgado a la manera de los
antiguos pliegos de cordel en cuerdas con pinzas de madera como sujeción. El
resultado es sugerente y vistoso. Curiosamente, buena parte de sus pinturas con
rostros femeninos carecen de boca en medio de sus trazos gestuales en la cara y
el cabello; no sabe muy bien por qué.
Algunas de las cabezas femeninas son
de mediano formato a modo de rostros referentes, que viene a colmar su profundo
deseo de hacer retrato desde siempre”. El éxito de reconocimiento y venta de la
exposición ha sido tal, que a ella misma le ha pillado por sorpresa en estos
tiempos en que todos los artistas dicen que no se vende nada.
“Bien es verdad, explica, que he
puesto unos precios muy asequibles, para que nadie con sensibilidad, si quiere,
puede adquirir una obra de arte única”, explica la pintora. Las piezas se
venden enmarcadas o sin enmarcar, lo que facilita la gran difusión de las
mismas. “Lo que quiero es la difusión de mis obras”, añade la autora.
Colorista nata, Lola Saelices
muestra igualmente algunos paisajes bien construidos, como el titulado Grupos, con figuras esquemáticas que van
mancando la distancia y la escala en el cuadro. La pintora indaga e investiga
sobre distintos materiales, como los papeles, algunos de ellos finos y velados,
casi de seda, porque difunden bien el pigmento y ofrecen calidades exquisitas.
Lola Saelices dedica algunos días de
la semana a la docencia en su galería ArdeArte, junto al también pintor Antonio
de Ávila, eso les hace relacionarse, transmitir y reflexionar aún más sobre la
pintura.
“Lo mío es una pulsión y necesidad
de pintar, lo mismo que respirar. Recuerdo que en La Mancha, cuando era joven,
yo veía un suelo de cemento libre y limpio y me ponía a pintarlo con spray. Con
frecuencia utilizo los restos de óleo en las paletas para hacer esos dibujos
inmediatos y rápidos, que son como automáticos, en los que la pintura me lleva
de modo inconsciente, como si yo fuera solo una médium. A veces hay que pintar
de modo inmediato, olvidando lo que sabes, para que aparezca lo que, sin
pretenderlo, has aprendido a lo largo de tu trayectoria como artista. El
resultado puede ser sorprendente”, explica Lola Saelices, convencida de que
ella es pintora por encima de todo.
Para celebrar todo el éxito de esta
exposición Lola Saelices convoca a una fiesta de clausura el viernes día 13,
que se sume a las fiestas de la Navidad.
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