Julia Sáez-Angulo
8/11/20.- Madrid .- El protagonismo femenino en la literatura es numeroso, aunque nuestros dos arquetipos literarios universales, Don Quijote y Don Juan, son hombres. El Teatro Español ha querido hacer un recorrido por las mujeres de la obra de Benito Pérez Galdós, para conmemorar su centenario y tuve el deseo de ver su “Electra”, un clásico griego revisitado por unos cuantos escritores de distintas latitudes occidentales.
La sorpresa y perplejidad, al comenzar la lectura dramatizada de “Electra”, es que un personaje me suelta de entrada la moraleja o moralina de la obra. En la Escuela de Periodismo se nos enseñaba con humor que “el lector es tonto, pero no tanto”. Por analogía: “el espectador es tonto pero no tanto”. No hay que teledirigirlo. Me irritó, eso es lo cierto. Después la lectura interpretativa de los trece “actores” sentados en sillas, con variedad de acentos y razas: blanca, negra, oriental, latinoamericana…, resultó aceptable, salvo el acento demasiado oriental de la protagonista, Electra, demasiado marcado, lo que distrae a la hora de seguir el texto.
Bien resuelto el tema de las apariciones, algo complicado, al menos en el origen del estreno, y buenas voces las de Ojeda, el marqués o Máximo. Se seguía bien el melodrama -folletín o telenovela (toda tragedia lo es)-, pese a los dos contratiempos citados. El desmadre fue al final con el himno de Riego, que no le vi la oportunidad ni la gracia, salvo el empeño de la dirección de poner la interpretación o el punto de principio y de final con sus obsesiones. No dejó volar la obra a su aire, por revolucionaria que fuera en su estreno, ahora quedan algo más lejos las convicciones del autor.
“Chicas de Galdós”
El texto discursivo de las mujeres Galdós se presenta así en el Teatro Español vía Internet (con la pandemia no se tocan papeles):
“Algunas de tus chicas, como las de Almodóvar, “las chicas Galdós”, se han organizado para rendirte homenaje y darte gracias por darles vida. Isidora, trabajadora y voluntariosa. Electra, magnética y revolucionaria a su pesar. Laura de la Cerda, enferma y frágil, prudente y compasiva. Lucrecia con Nell y Dolly agarradas de su mano. Bárbara, con pose de estatua griega. Casandra, con la mirada perdida y Celia, curiosa y decidida. Siempre fuiste un “mujeriego”, criado por mujeres, enamoradizo y deseando siempre su compañía.
“Sin mujeres no hay arte; [...] Ellas son el encanto de la vida, el estímulo de las ambiciones grandes y pequeñas; origen son y manantial de donde proceden todas las virtudes. [...]. Obra de ellas son los más gloriosos triunfos del bien; obra nuestra las privadas desdichas y las públicas catástrofes. Es destino ineludible de ellas amar al hombre y este debe consagrarles toda su inteligencia y su amor entero.”
Las “chicas Galdós” han quedado para “gandulear” por el centro de Madrid, igual que solías hacer, y reunir un buen ramo de flores, flores exóticas, multirraciales, multiculturales, de colores brillantes y variados, con perfume a las Canarias de tu infancia, como una metáfora del actual Madrid. Han subido con paso alegre por la Cuesta de Moyano para dejar bajo tu estatua muchas, muchas flores frescas, las que te gustaban: “Cuando las rosas mueren, el mundo se pone serio.” Un ramo de flores frescas. Flores para Galdós.
ELECTRA
6 > 8 noviembre
Dirección Ester Bellver
Dramaturgia Irma Correa
Con Emilio Buale, Huichi Chiu y Abdelatif Hwidar
No hay comentarios:
Publicar un comentario