Jorge Llopis Planas
Presidente de CEPTAPA
Miembro AECA
01.02.2021.- Madrid.- Ayer se hizo la luz. Estaba oyendo un programa deportivo de estos que ni entiendo mientras me inyectaba mi tercer café, necesario para ser persona, cuando escucho a uno de los jóvenes locutores reclamar en antena una camiseta prometida del Sociedad Deportiva Huesca de cuando se llamaba Unión Deportiva Huesca (1954-1960). El muchacho se arranca y argumenta seriamente que lo hace por motivos de “Reciclaje sostenible y responsable”. Es decir una declaración de coleccionista en toda regla. Y yo en pijama y con un café como un idiota, mientras la Verdad se me revelaba.
Por Reciclaje Sostenible y Responsable yo entendía otra cosa: Llenar la cocina de cubos de basura de colores para clasificar los deshechos familiares y que empresas especializadas los transformen para no tener que esquilmar a la naturaleza o no contaminar. Lo que ya no entiendo es que una empresa se lo lleva gratis, lo transforme y vuelva a vender, es porque no se me paga por ese desecho que es de mi propiedad o al menos lo recogiese en mi domicilio, sin tener que ir a la calle paseando mi mierda por la calle hasta el contenedor. Pero esta es otra cuestión.
Hace unos días escribí sobre la posible ideologización del concepto Coleccionismo. Entonces me fui por otros cerros, planteando cuestiones de reseteo generacional para obviar o despreciar lo “antiguo y made in Spain” como cosa de viejunos, y nostálgicos (políticamente hablando). Para teorías tantas como colores, pero los Likes no han sido pocos.
Bloggeras e influencers han conseguido acuñar el concepto Vintage, que transforma un término (Coleccionismo) asociado a caro, clasista, burgués y hasta capitalista.
La cultura imperante de lo políticamente correcto necesariamente debe reescribir los términos para adaptar la semántica a las nuevas conveniencias, proscribiendo a lo anterior. Así bloggeras e influencers han conseguido acuñar el concepto Vintage, ya que no diferencian (o no saben) entre antigüedad o trasto viejo. Un termino muy Cool que tranquiliza la conciencia política de las arrogantes generaciones de menos de 40 años y que transforma un término (Coleccionismo) asociado a caro, clasista, burgués y hasta capitalista, en otro en lo que lo que prima es que los objetos sean reciclados de manera sostenible y responsable.
Lo Vintage mientras no hayan cumplido los 100 años, son trastos viejos. Recurro a una Influencer para aclarar conceptos: “Podemos definir una pieza Vintage como aquel objeto o accesorio con una cierta edad, no menos de 20 años, pero que todavía no tienen el tiempo suficiente para entrar a formar parte de la categoría de antigüedad… A pesar de ello, es frecuente ver cómo la gente emplea el término Vintage para referirse a cualquier objeto con cierta edad. …Formalmente estos objetos no son Vintage sino sencillamente viejos… ¡Además todo son ventajas!, pues es un estilo decorativo barato y sostenible que te permite reutilizar mobiliario y accesorios, beneficiándote tú y el medio ambiente”. ¡Ya estamos con el discurso dogmático otra vez!...Así pues, damos por válido, recoger de un container una silla abandonada y después revenderla como una silla Barcelona por 1.500 € y si hablamos de ropa, vaciar los armarios de los muertos (que aún huelen a Aqua di Selva o Farala en el mejor de los casos) y venderlo como Moda Retro a precios de boutique. Se acepta reciclar pero no estafar.
No se engañen: Es un mensaje acuñado y dirigido a las nuevas generaciones hiper consumistas, Hipsters, Muppies, que en el fondo son todos BoBos, aunque con conciencia. Ya saben: Bicicleta y Visa. Gafapastas y autocaravana híbrido que no compran cualquier cosa que no sea de marcas exorbitadas, aunque se declaran furibundos enemigos de quienes les han pagado las carreras y masters y también les compraron el pisito en San Chinarro o la Villa Olímpica y que lo han cambiado luego por el de Lavapiés y Sants que es socialmente más comprometido.
En este país se calculaba a.C. (es decir Antes de Covid) que habían casi 11 millones de frikis patrios (o coleccionistas), basándonos en los aforos en ferias especializadas El joven cronista deportivo constató el dato confirmando que el Coleccionismo no ha muerto, simplemente se ha transformado y por tanto deben haber unos cuantos más frikis de espíritu Lavoiseriano. Ahora si me salen los números…
No sectaricemos también las aficiones. Ya tengo bastante con sufrir y flagelarme por ser hombre, heterosexual monógamo, blanco, católico y sentimental.
No nos debería confundir el lenguaje, sino la intencionalidad. Cada uno colecciona lo que quiere y con lo que se siente identificado: La camiseta del Huesca, netzukes del XIX, Barbies y Nancys, cristal de Lalique o de Gallé, todas las ediciones de Tintín (incluidas las censuradas), grabados de Feito, mecheros Zippo desde su creación en 1930, muebles Machintosh, navajas suizas desde 1891 o monedas romanas. Todos coleccionamos. Hoy es posible, pero no marraneemos con las identificaciones identitarias y sectaricemos también las aficiones. Ya tengo bastante con sufrir y flagelarme por ser hombre, heterosexual, monógamo, blanco, católico y sentimental.
Los sociólogos consideran el coleccionismo como un fenómeno generacional. Los sicólogos apuntan que cada uno colecciona según sus recuerdos o frustraciones de la infancia. No olvidemos que el coleccionismo también es investigar y aprender, no sólo acumular o comprar lo más caro. Yo prefiero pensar como los japoneses, que también viven en cajas de cerillas y que “Lo útil debe ser bello para que sea útil” y por tanto susceptible a ser coleccionado y si es auténtico, mejor, añado.
Como la filosofía clásica la aparqué en mis años de BUP y COU, de lo anterior se me ocurre plantear el siguiente silogismo: Coleccionar es de viejunos, Reciclar es coleccionar pero en guay, moderno y con responsabilidad social; Ergo los Hipters , Muppies y Bloggeras también coleccionan, pero con fundamento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario