Julia Sáez-Angulo
21/6/21.- Madrid.- “El desierto es un espacio espiritual que proporciona experiencias espirituales. No es casualidad que grandes acontecimientos de la historia de la salvación tengan lugar en el desierto; no es casualidad que personajes determinantes de la historia de la fe hayan buscado la soledad”, dice Gisbert Greshare en su libro “Espiritualidad del desierto”.
“Carlos de Foucauld y la espiritualidad del desierto. Massignon, Peyriguère, Voillaume y la hermanita Magdeleine” es el título del libro que el filósofo y teólogo José Luis Vázquez Borau (Barcelona, 1946) ha escrito y que la editorial PPC ha publicado ahora que Foucauld va a ser canonizado por la Iglesia Católica, un maestro con seguidores tan notables como Massignon, Peyriguère, Voillaume y la hermanita Magdeleine.
Antes de su vida pública, Cristo estuvo meditando cuarenta días y cuarenta noches en el desierto. Pese a la penitencia, como hombre no cayó en las tentaciones del maligno. El desierto purifica y prepara mental y físicamente para reflexionar, por su amplitud, soledad, calor durante el día y frío durante la noche…Diversos Padres de la Iglesia, antes del siglo V también lo hicieron, como los eremitas en busca de soledad y oración en silencio, sobre todo desde que Constantino declaró a la Iglesia de los cristianos, como religión oficial del Imperio.
Carlos de Foucauld (1858-1916) fue un gran buscador de Dios, el misterio del hombre por excelencia, que murió asesinado violentamente en el Sáhara, después de haber viajado y convivido con los tuaregs. “En el desierto se alumbran las grandes cosas”, se ha dicho. El desierto ha sido territorio casi sagrado para las religiones de Oriente.
1 comentario:
Queridos amigos
Debería revisar mis conocimientos pero existen los llamados "padres del desierto". Debe ser un buen libro también para precisar, en este contexto, los términos oriente y occidente. Entiendo que es también un libro hecho con estilo. Nuevos saludos,
Raúl
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