miércoles, 2 de febrero de 2022

CRONICAS VIENESAS V. Nieve y melancolía en Gmünd. El puente divisorio

Gmünd, ciudad de los estanques en el distrito de la Baja Austria

Antiguo invernadero del castillo de Gmünd, donde se celebro el Simposio Internacional de las Aguas en septiembre de 2021



Julia Sáez-Angulo

2/2/22,- Gmünd. Viena.- Llegó la nieve en pequeños copos y breve capa en el suelo, para asegurarnos que el dios Invierno está aquí, de que estamos en Centroeuropa y sus bosques blancos con sus sonidos misteriosos y chasquidos de ramas. Se puede pasear, pero más bien invita a recogerse en el interior de las casas calientes para leer, conversar, mirar por la ventana y contemplar los copos de aguanieve o nieve que envuelve el pueblo. Para reencontrarse consigo misma.
Las palas están listas en jardines, portales o zaguanes, por si aumenta el espesor de la nieve y hay que abrirse camino. La pala es un utensilio/apero necesario en estos lares; la sal también. De momento vamos bien. 
La nieve invita a reencontrase con uno mismo y a veces lleva a la melancolía, ese tobogán en el que es muy fácil deslizarse, pero más difícil remontar. Mejor no montar en él, dice los psicólogos.
En Gmund tenemos un puente sobre un río que nos separa de la Republica checa, que se quedó con la mitad de la ciudad tras la guerra del 1939-45. La estación de ferrocarril quedó del lado checo/ruso. Esa contienda partió Europa como el continente había hecho con África lustros antes. Todo se paga.
Esto de los puentes, o más bien de los ríos son siempre motivo de frontera. La orilla de Danubio partió Austria entre los rusos y los americanos. A los Habsburgo-Lorena les tocó el lado ruso y al archiduque Hubert Salvator lo interrogaron tres veces (y hasta el tercer grado, que se dice). Como los nazis odiaban a los Habsburgo y su vida peligraba, eso los salvó de los rusos.
El Imperio Austro-Húngaro ya había quedado desmembrado al final de la I Guerra Mundial en 1918. De diecisiete países agrupados, Austria quedó con nueve distritos. Austria tiene ocho fronteras en la actualidad.
El castillo de Gmünd, a un tiro de piedra de la frontera quedó machacado por las bombas de la II Guerra Mundial, con las piedras y sillares desparramados por el jardín inglés que lo rodea y hubo que restaurarlo -el archiduque Andrés Salvador lo hizo-, como el arquitecto Velázquez Bosco (que da nombre al del palacio de Velázquez del parque del Retiro) hizo con la Alhambra en el XIX, porque al ser de barro se había derretido en el tiempo como un helado en verano. Como yo soy perversa, a veces me pregunto: ¿de quién es la Alhambra, de los árabes o de Velázquez Bosco? Si me escuchara un islámico, me miraría con desconfianza. Cierto que Velázquez Bosco la rehabilitó con arreglo a las fotos y planos, pero desde luego, el arquitecto español metió sus sabias manos en la Algambra.
El castillo de Gmünd tiene una parte medieval del siglo XII y otra palaciega del XVI. Castillo y palacio se han machihembrado. Estar y dormir en el palacio es un privilegio que algunos/as hemos tenido. No hay fantasma. Los emperadores desde María Teresa a Francisco José de Habsburgo y su esposa Elisabeth, más conocida por Sissi, cuelgan por todas partes, desde el despacho del archiduque al vestíbulo de entrada.
    A Austria la hicieron los Habsburgo hasta 1918, con unos súbditos que los veneraban porque se sentían muy protegidos bajo su paraguas. Luego la Historia fue por otros derroteros.
Pero volvamos al corazón de Europa, en la Baja Austria, donde hace más frío y la nieve suave nos acaricia. Gmünd tiene al lado con un parque natural magnífico, el de Blockheide.
Siempre me ha llamado la atención la pintura sobre la nieve. A bote pronto, recuerdo “La nevada” de Goya, de Brueghel, Monet, Sisley, la serie de Adelina Covián, Lola Saelices… Tiene algo de pintar blanco sobre blanco, como el cuadrado de Malevich. Para paliar el blanco del invierno, el floklore centro europeo es animado en trajes regionales, objetos de adorno, juguetes…Puro color.
La nieve motiva a los amantes del agua como Andrés Salvador Habsburgo-Lorena, que espera su licuación impoluta para que circule hasta los estanques piscifactorías de carpas, de las que hacen hasta hamburguesas. El archiduque organizó en 2021, pese a las dificultades de la pandemia, un Simposio Internacional del Agua, que fue orgullo de Gmund.
Estanque piscifactoría

"La nevada" o "El invierno", pintura de Goya

"Cazadores en la nieve", pintura de Peter Brueghel

"Paisaje invernal", pintura de C.D. Friedrich

2 comentarios:

Juana Mari Herce dijo...

"En Gmund tenemos un puente sobre un río que nos separa de la República Checa,que se quedó con la mitad de la ciudad tras la guerra del 1.939"
Ya lo dijo Thomas Hobbes allá por 1651 "El hombre es un lobo para el hombre" y en Latín "Homo homini lupus"
La guerra que no cesa y ojito que ahora se avecina otra....si Dios no lo remedia.
Que desperdicio de humanidad!!!

Blanca dijo...

Que ilustre,relato¡! Graciaa