Julia Sáez-Angulo
Gmünd, 01.01.2022.- Íbamos dejando Viena atrás, a medida que nos acercábamos progresivamente al Este junto a la frontera de Chequia, ni un paso más. Gmünd tierra de bosques, estanques, aves y peces. Poco a poco se dejaban ver las torres de iglesias con volúmenes acebollados antes de rematar con la cruz, lo que indicaba que el Este y el área ortodoxa estaban cerca. La nieve en parte permanente en las laderas, de nevadas atrás, seguía firme y algunos copos despistados nos anunciaban que podrían caer más y más de un momento a otro. Mientras no sea una Filomena, que nieve lo que quiera. El viento se hacía a rachas pequeño vendaval y me traía a la memoria el cuadro de Goya en el que dos figuras se abrazan en el campo para darse fuerza y ánimos ante el viento que sopla sus rostros capas. Ninguna pintura como esa hace visible el viento al espectador en un plano.
Cuando llegamos a Gmünd, la ciudad de los estanques, zona de bosques, lagos, aves y peces en la Baja Austria, me entero que nos alojamos en la casa donde se fundó el partido nazi, al lado del castillo. ¡Cielos!, me dije y exclamé, tendré que traer agua bendita para un asperges contra los posibles extraños espíritus que queden en ella. No era la casa de Hitler, pero sí de una tía suya, que vivía en estas tierras. (Los poderosos siempre tienen cerca a los traidores. La familia Habsburgo fue muy perseguida por los nazis).
Esa casa tiene fantasma, me dijo muy seria Cintia Acuña, porque yo lo vi una mañana al salir del cuarto de baño. Mis ojos como platos y mi voz le inquirían a Cintia (que no es precisamente fabuladora) para que me contara algo más a mí, que sí lo soy:
-¿Era un espectro o un hombre normal?
-Era un hombre con un jersey de lana gordo.
Aunque decepcionada por la fisonomía cotidiana del fantasma, seguí preguntando a Cintia:
-¿Y que hiciste?
-Huí despavorida, se lo dije a mi marido Arnaldo Presentado y este salió al rellano y las escaleras para despacharlo, pero había desaparecido, me informó.
Pero qué cosas suceden en este mundo y una acaba tocándolas de modo cortante o convergente, como los círculos. Lo dicho: a por agua bendita, que santa Teresa de Jesús decía que era lo que mas ahuyenta los raros espíritus. Y esto lo haré antes de dormir en la noche, porque no quiero ver fantasmas de ningún tipo. Se lo contaré a mi amiga Grette, hija del ex forestal mayor del Castillo de Gmünd, a la que veo cada vez que visito este lugar fronterizo. Ella y yo nos comunicamos por correo periódicamente en inglés.
El distrito donde se encuentra Gmünd cuenta con mil estanques (mano del hombre), donde se instalan numerosas piscifactorias y numeroso lagos. Toda una riqueza natural con futuro, para los que no comen carne.
He venido a Gmünd a terminar un libro muy interesante, en el que llevo metida varios años, va muy avanzado en las más de doscientas páginas que tiene y espero rematarlo en esta ocasión, de lo contrario me corto la coleta. Ni qué decir tiene que les informaré oportunamente de qué se trata, pero hay que ser discreta, guardar silencio y ya estoy escribiendo más de la cuenta.
Gmünd es un pueblo de ocho mil habitantes, el wifi me flaquea de vez en cuando, quizás sea cuestión de mis aparatos que ya se van quedando un poco anticuados, dada la velocidad con que se renuevan los objetos electrónicos.
Austria, que es una República, vive en buena parte de su pasado glorioso como Imperio Austro-Húngaro. Los Habsburgo han conformado su historia durante 640 años, hasta 1918. Los retratos y fotos de los emperadores y emperatrices, sobre todo de la simpar Sissi de Baviera, más tarde Elisabeth de Habsburgo, están por todas partes. Gmünd no se libra -ni quiere- de su presencia. Son efigies fuente inagotable de atracción de turistas y divisas para el país, porque la gente todavía sueña con la belleza y el lujo del pasado y sus protagonistas, así como los descamisados soñaban con las pieles y joyas de su amada Evita Perón (esta cita se debe a que acabo de regresar de Argentina).
Yo ahora estoy impactada por el fantasma de la casa donde se fundó el siniestro partido nazi. Se ve que me gustan las historias de terror.
Por otra parte, hace falta saber mucha genealogía, heráldica e historia militar para desentrañar el nombre y significado de las condecoraciones de medallas y cruces de cada uno de los personajes regios, nobles o militares austriacos en los cuadros, que cuelgan por doquier. Poco a poco me iré informando de ello como un historiador y lo contaré al mundo entero, quiero decir a la parcela de mundo que se digna leerme.
* Hemos tenido una agradable visita inesperada de Mercedes Antoñanzas y Daniela, que han pasado el fin de semana en la casa de campo, muy cerca de donde nos encontramos. Siempre alegra recibir amigas de buen ánimo.
2 comentarios:
Yo si creo en fantasmas,hace unos años en un hotel de Paris,cerca de Montmartre ,vi uno.Lo recuerdo perfectamente.
Pero ,oh,Yuli...Deja que nieve y vive tu sueño Austriaco.Y escribe tu libro que yo ya estoy deseando leer.
Kisses my friend.
Que cantidad de historias¡! Me encanta que las cuentes, disfruto mucho, recoge mucha información para tu nuevo libro lo leeremos encantada , y disfruta de ese maravilloso paisaje¡!
Publicar un comentario