Julia Sáez-Angulo
21/8/22.- El Escorial.- Cuando en 2005 vi terminado el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial que se ve desde mi terraza me quedé estupefacta. Se me antojó una mole de hormigón armado, de concreto, de cemento puro, impropia del Real Sitio, según las enseñanzas que escuche del arquitecto profesor de la Escuela Técnica de Arquitectura de la Universidad Complutense, Javier Carvajal, quien decía que la “arquitectura debía de contemplar la herida de tiempo y la herida del espacio a la hora de posarse”. El Auditorio agredía la línea del horizonte en el paisaje urbano del Real Sitio, al menos desde mi casa frente al monte Abantos. Era un cubo brutalista, firmado por Picado de Blas, arquitectos. Tapa medio Hotel Victoria y las casas de la villa en la falda del monte. Me llevé un berrinche de muerte. Poco a poco fueron creciendo algunas coníferas y otros árboles envolviendo su entorno y mi souflé de indignación fue bajando.
De cerca, el Auditorio parece hermoso en su sofisticada arquitectura contemporánea (quizás inadecuada para el Real Sitio; no estoy sugiriendo el pastiche) y su acústica espléndida, si bien su programación es manifiestamente mejorable al decir de sus melómanos con motivo del reciente concierto-homenaje a Teresa Berganza que dejó mucho que desear. Hay que subir el listón.
No soy melómana fuerte, sin llegar a la opinión de la duquesa de Guisa, para quien la música era “un bruit fait express”, según me contó su nieta, doña Ana de Orleans. Ella adoraba el silencio; yo también, por eso adoro mi casa de El Escorial. En cualquier caso, he asistido a diversos conciertos en el Auditorio con dos grandes entendidos como son el matrimonio del Dr. Carlos Puchol y la pintora Puri Gazol, grandes amigos que residen detrás de las Casas de Oficios junto al Monasterio. También, con la profesora rusa de piano, Elisabeta Galasova, esposa del fallecido pintor Ruslán, afincados en El Escorial.
En el futuro del Auditorio, todo será cuestión de subir el listón programado, si no se quiere hundir ese templo de la música. El Escorial lo merece, porque tiene una gran tradición musical. Incluida la ópera Don Carlo, de Verdi, un estreno con clarificación de la Historia y el arte del bel canto.
En la Real Basílica he escuchado maravillosos conciertos de los dos órganos que hay en su interior. Allí interpretaban, en cada uno de ellos, el Padre Antonio Soler (1729-1783) y el Infante Don Gabriel de Borbón (1782-1788), hombre culto, para quien el primero componía conciertos. El Padre Soler fue el mejor compositor español del XVIII. El Centro Integrado de Música Padre Soler es una institución docente de prestigio en el Real Sitio, donde se forman muchos músicos del futuro. Hubo también una Banda de Música Padre Soler, pero ya ha desaparecido.
Además de la música sacra en la Basílica, Patrimonio Nacional ofrece en verano conciertos en el Patio de los Evangelistas o de Cocheras, los más amplios del Monasterio. El silencio bajo las estrellas es propicio para escucharlos. Entre los tenores y sopranos, escuche la voz singular de la soprano argentina Virginia Wagner.
La Escolanía del Real Monasterio de San Lorenzo es otra institución musical de solera, pues nació cuatro años después de inaugurarse el Monasterio, en 1567. Hoy son 45 niños, las voces blancas que cantan en las misas de mediodía dominical en la Real Basílica, salvo en agosto que descansan, con la excepción del día 10, fiesta de San Lorenzo. Ningún instrumento como la voz humana, y, en especial, si viene de los pueri cantores. Nadie debe perderse escuchar esta Escolanía, que tiene grabados discos a la venta. Los niños estudian becados en el Real Colegio Alfonso XII. El Navidad y Pascua de Resurrección es todo un lujo escularlos.
El Maestro Francisco Alonso López (1887-1498) estuvo vinculado a El Escorial, pues tenía una buena mansión en la calle que hoy lleva su nombre, en la falda del monte Abantos. Es autor de pasodobles, chotis, pasacalles y revistas de gran popularidad como Los Nardos, El Pichi, Las Leandras; la revista Las de Villadiego o la hermosa canción Maitechu mía. San Lorenzo de El Escorial cuenta con una Escuela de Danza y Música Maestro Alonso, que cumple una buena misión en estas artes. Está muy bien no olvidar a quienes escogieron el Real Sitio como lugar sereno para componer.
El compositor Augusto Bárcena Saracho (1883-1977), que estudió interno en el Real Colegio Alfonso XII, con los Agustinos de El Escorial y veraneó en el Real Sitio, también merece ser mencionado. Todas sus partituras para bandas de música se conservan en la SGAE, por donación de la familia.
Y tenemos como final reciente, se nos fue el mes de mayo, con 89 años, a la gran cantante de ópera Teresa Berganza (1933-2022) hija adoptiva de San Lorenzo de El Escorial en 1990 y Medalla al Mérito Artístico en 2008. Vivió más de 40 años en el Real Sitio. Sus interpretaciones en las óperas de Rossini, Mozart o Bizet son inolvidables por su musicalidad, técnica y presencia escénica. Una grande entre las grandes, que estuvo en los teatros de ópera señeros de Milán, Londres, Viena y París.
Se habló de poner su nombre al Auditorio de San Lorenzo, en vez de a un político de la Comunidad de Madrid; es lo lógico, es lo suyo. Confiemos en que algún día se logre. Los nombres de mujer están ocupando hoy los de las estaciones de tren, mejor sería el de Teresa Berganza para el Auditorio escurialense.
Pero los imponderables llegan a la realidad. Un portavoz oficioso me informa:
"Desde el pasado jueves, el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial se llama Teatro Auditorio «Teresa Berganza», en homenaje a nuestra vecina mezzo-soprano, por petición expresa del Ayuntamiento a la Comunidad de Madrid.
En el Pleno de la Corporación Local de 31 de agosto de 2017 se acordó por unanimidad solicitar a la Comunidad de Madrid el cambio de nombre del Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial por el de Teatro Auditorio «Teresa Berganza», en reconocimiento a los méritos artísticos de nuestra vecina, galardonada con el Premio Nacional de Música, la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes o La Legión de Honor Francesa, además de por su valor humano y apego a la localidad.
La solicitud se ha aprobado en la Orden 1275/2018, de 17 de septiembre y ha entrado en vigor el 27 de septiembre, por lo que ya es oficial el cambio de nombre.
Pero Teresa Berganza rechazó que llevara su nombre", concluye el portavoz.
¡Una pena! que quizás se pueda subsanar en un futuro. Es complicado. ¿Que razones tendría Teresa Berganza para esa negativa?
José Jesús Lorenzo y María Pilar Morales, diseñadores de piel en la firma Groenlandia eran buenos amigos de Teresa Berganza. Ella abrigaba bien su garganta con pieles en su viajes y en su estancia en el frío invierno de El Escorial. Aquellos me insistían para que la entrevistara. Dejé pasar el tiempo y no lo hice. Hoy me arrepiento. Sus opiniones hubieran figurado con letras de honor en estas Crónicas Escurialenses.
Más información
https://www.larazon.es/cultura/20220806/telg5l7rl5aizdwiw4h74qnu6i.html
Teresa Berganza, soprano (Foto: Ayuntamiento de Santander)
Escolanía. Comunidad Agustiniana
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