Ion Ciobu, artista visual, escultor, pintor, muralista junto a la pintora Pepa Calvo
Autorretrato para dejar de fumar
Autorretrato para dejar de fumar
Julia Sáez-Angulo
3/12/22.- Madrid.- Viajó a España para estar unos meses, pero lo fue prolongando y ya lleva 21 años sin intención de marcharse. Su dominio de la lengua española es muy bueno. Es artista visual, un espléndido escultor, pintor, dibujante y muralista. Ha residido en Madrid, Alcalá de Henares, Móstoles y actualmente en el Parque de Lisboa en Alcorcón.
Iob Ciobu (Moldavia, 1964) me recibe un su estudio, a rebosar de obras y dice: “Aquí llevo 17 años y estoy a gusto, si bien sueño con un estudio más grande para trabajar mejor el mármol y obras monumentales, a ser posible en una finca con uno o dos perros de compañía. No necesito más”.
Estuvo casado y tiene un hijo de 31 años. Le gusta la soledad y como concepto aparece en los títulos de algunos de sus obras. Pese a lo dicho, tiene un panel en estudio con todas las fotos de su familia que le acompañan como si fueran dioses lares.
Actualmente se siente casado en exclusiva con el arte, al que dedica toda su energía y empeño. En la conversación cita a Constatin Brancusi, otro gran compatriota escultor.
Ciobu, que empezó a tallar desde muy joven, estudió Bellas Artes y su primera exposición en Moldavia fue en 1987. Después seguirían otras hasta llegar a España.
Trabaja el retrato tanto en pintura como escultura, pero le gusta llevar a cabo su propia escultura de imaginación con roleos finales. “Me gusta la espiral, me parece la forma más compleja y hermosa y se puede variar mil veces. Me gusta el Barroco”. Moldea a la cera perdida para fundirla en bronces, pero también talla el mármol y madera.
“No es tan difícil obtener madera seca para trabajarla. Un tronco abandonado lo encontré en medio del parque Güell de Barcelona y esculpí en él un “Homenaje a Gaudí”, me parecía lo justo tras el encuentro. Fueron dos meses de trabajo”.
Para el escultor “cada tronco, cada madera tiene su invitación o sugerencia para tallar una idea u otra. En Moldavia hay troncos gruesos maravillosos, pero muchos, una vez secos van al fuego para calentarse”, cuenta sonriendo.
Los bronces se alternan con las maderas, con los murales al fondo. Las esculturas llevan títulos que dinamizan su interpretación: Europa y el toro; Musa triste; La última gota…
Pasamos a ver los retratos de adultos y niños, el de Matee Vic, un poeta moldavo que acompañaba a los soldados. También autorretratos. “Este lo hice para conjurar que dejaría de fumar”, No ha sido así. Ion Ciobu trabaja siempre con un cigarrillo en la boca, encendido o apagado; no lo puede remediar.
Ion Ciobu parece vivir por y para su arte, sobre todo para la escultura, si bien acepta con gusto los encargos de retratos y murales. Como despedida muestra su colección de dibujos, muchos de ellos bocetos previos para la escultura. Uno de ellos está listo para el Gabinete de Dibujos y Estampas de la Biblioteca Nacional de España.
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