miércoles, 22 de marzo de 2023

JOSÉ LUIS FAJARDO. Visita a la exposición en su compañía, en la Fundación Carlos Amberes

Fundación Carlos de Amberes

c/ Claudio Coello 99; 28006 Madrid

José Luis Fajardo, pintor



Julia Sáez-Angulo

Fotos: Luis Magán

22/3/23.- Madrid.- Visitar una exposición de arte en compañía del autor es casi siempre una experiencia grata. Esto sucedió ayer en una visita guida junto al pintor José Luis Fajardo, en la exposición que tiene lugar en la Fundación Carlos Amberes hasta el próximo día 31 de marzo.

Diez años llevaba José Luis Fajardo (La Laguna. Tenerife, 1941) sin exponer, porque “yo había perdido el interés por hacerlo, no por pintar cada día”. Afortunadamente, amigos cercanos a la Fundación le “obligaron”, y hoy luce un centenar de obras suyas, muchos de ellos, una selección de  los más de mil collages, realizados durante la pandemia, mostrados a modo de gran mural en la institución.

“Me tenía “martirizado” el hecho de tener que exponer junto al gran cuadro “El martirio de San Andrés” de Rubens, en la antigua capilla de la Fundación Amberes. Felizmente, Pedro García Ramos resolvió el asunto, situando cerca, dos grandes cuadros míos que parecen dialogar con la obra del pintor flamenco”.

Un montaje limpio y claro, muy acertado, del arquitecto García Ramos hace resaltar las obras potentes o de menor formato en las paredes. Algunos textos del propio Fajardo, escritos en distintos periodos, se alternan entre los cuadros y permiten compartir las reflexiones del pintor canario, residente en Madrid.

La figura humana, a modo de grandes retratos, en los que resaltan los ojos, como aspecto definitorio clave del rostro, constituye la primera parte de la exposición, seguida de un diálogo y homenaje a Goya, sobre todo a cuadros como “Volaverunt”. Por último, una serie de bodegones, género muy enraizado en la pintura española, pero infrecuentemente abordado por Fajardo, completa la muestra.

Sus bodegones a base de “papas greladas” –“nosotros las llamamos así en Canarias”, explica el pintor-, patatas viejas a las que nacen filamentos, vienen a ser pequeños guiños a la obra de Sánchez Cotán y logran cierta belleza.

Respecto a sus características figuras, Fajardo comenta: “los ojos son un imán y una trampa para atraer al espectador, máxime cuando les coloco un ojo estrábico que consigue el efecto de seguir con la mirada a todo aquel que contemple el cuadro. Es un efecto que viene desde los griegos”.

El pintor dice que, a veces, coloca títulos desconcertantes, para “obligar” al espectador a volver a mirar, pues lamenta cuando aquel dedica más tiempo a leer la cartela informativa que a mirar el cuadro.

Fajardo habló de sus horizontes, “para un isleño, el horizonte siempre es plano, el mar. El isleño siente la prisión de la isla”. En uno de los cuadros, el pintor dibuja una luna, en homenaje a uno de los libros de Murakami, un autor que le interesa en su lectura.

Las numerosas grafías que aparecen en los cuadros, muchas de ellas situadas en la boca de sus personajes, vienen a decir y pedir “silencio”. La línea transversal que cruza el cuadro viene a poner un punto final sobre el mismo. El pintor habló también de “los dioses que mueven la mano en un juego con el cerebro y acaban saliendo acentos nuevos y hasta surrealistas, que sorprenden al pintor

Fajardo vivió en Barcelona, en los 60, donde sostuvo una buena a mistad con el escritor Gabriel García Márquez y contó diversas anécdotas juntos. Recordó con agradecimiento la invitación que el Nobel colombiano le hizo a su casa de México y Cuba, cuando el pintor perdió a su hijo en un accidente. “Gabo era un hombre obsesionado porque lo quisieran, dispuesto a atravesar el océano para dar un abrazo a alguien que lo necesitara”. Se habló del cuento “El rastro de tu sangre en la nieve”. El pintor vivió largo tiempo en Venezuela y Cuba y en Madrid sostuvo una amplia nave de trabajo, junto al pintor Alexanco. Su galerista fue Juana Mordó y también una de Caracas.

Fajardo confiesa que no ha sido profeta en su tierra canaria, pues no aceptaron, en su día, una generosa donación que él ofrecía de su obra para el patrimonio histórico-artístico de las islas. Hoy, a sus espléndido 82 años, Fajardo guarda sus cuadros en un almacén y trabaja cada día en casa, si bien en formatos más reducidos.

La obra de José Luis Fajardo está en numerosos e importantes museos y colecciones públicas de España y de otros países.



José Luis Fajardo, pintor


Collages de J.L.Fajardo






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