miércoles, 26 de julio de 2023

CRONICAS ESCURIALENSES 2023. El Real Monasterio ante los viajeros románticos del XIX, la Afrancesada y la Galería de las Colecciones Reales en Madrid

"San Miguel Arcángel venciendo al demonio" (s.XVII) , por Luisa Roldán

Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (Foto Patrimonio Nacional)




Julia Sáez-Angulo
Vicepresidenta de la Asociación
Madrileña de Críticos de Arte

25/7/23.- El Escorial .- Cuando algunos de los viajeros románticos extranjeros del XIX visitaron el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, cuentan que vieron un gran un caserón muy vacío, oscuro, triste y lúgubre. Buena parte de las obras de arte que ornaban el palacio-monasterio se habían llevado a Madrid -el Museo del Prado se benefició- con la idea de albergarlas, para protegerlas y exponerlas, ya que el Real Sitio no ofrecía garantías suficientes para hacerlo y, además la capital de España es la capital y en ella reside el poder.
Richard Ford, Theòphile Gautier, Auguste-Emile Bègin, Alexandre Dimas, Alexandre Laborde y Valeríe de Gasparin visitaron el Real Sitio, ahítos de leyenda negra con todos sus prejuicios contra Felipe II o sus gustos neogóticos, cuando no orientalizantes, frente a la geometría pura de Juan de Herrera. No supieron captar la belleza de la desornamentación. Aparte de esto, vieron el monumento un tanto despojado de ornamentación y hasta de frailes, por lo que, con el vacío, el monasterio se les antojó aún más desolado. Ford calificó al monasterio de “sombrío y cuartelero”, “mera sombra del pasado”. Laborde solo se entusiasmó con los códigos y manuscritos árabes que restaban en la Real Biblioteca. Sólo la condesa de Gasparin se entusiasmó con los cuadro y tapices que aún quedaban, en el llamado “palacio de los Borbones”. De todo ello hay un buen estudio de Francisco Javier Delicado.

Guerra de la Independencia en El Escorial
Desde la afrancesada, por encargo del propio Napoleón Bonaparte, el gran Depredador de Europa, de llevar a París tesoros del monasterio escurialense, parte de estos bienes fueron despojo del Real Sitio. 
Javier Campos y Fernández de Sevilla, profesor de la Universidad María Cristina de San Lorenzo de El Escorial, lo explica muy bien en su trabajo “Repercusiones de la Guerra de la Independencia en El Escorial”, publicado en 1989. “Robo, saqueo, destrucción serían los términos que este episodio histórico tuvo en el Real Sitio de San Lorenzo. Una marca tan profunda se gravó en El Escorial que nunca más se podría borrar la huella, de tal forma que se puede hablar de un antes y un después de aquel suceso, con entidad propia y caracteres distintivo para cada periodo”.
Los Diarios del Padre José Malagón y del P. Patricio de la Torre narran bien la situación del Real Monasterio en aquellos momentos convulsos y crueles, a la vista de cómo estaba el panorama. J. Campos recoge en su estudio: “Tropas francesas y nacionales, leales y enemigos, patriotas y afrancesados, administradores avariciosos y oportunistas… todos se acercaron al Monasterio a sacar tajada”.
Entre los bienes recuperados se habla de 214 cantorales; 321 cuadros “y faltaban bastantes”; la arqueta del monumento “destrozada y falta de sus preciosos adornos”, 85 piezas de bronce…”No hay un informe completo”. “Existen inventarios, pero falta un catálogo definitivo”. "La Real Biblioteca perdió fondos con el traslado". El profesor Campos concluye: 
“Se robó mucho, se recuperó bastante y se perdió algo, muy bueno y valioso porque eran joyas, pinturas, libros, ornamentos, alhajas…” “Estos años dejaron en este monumento recuerdos tan amargos, que no se olvidarán jamás”.
    Como sucedió con la Rosetta Stone en Egipto, que pasó de franceses a  ingleses, el “botín histórico-artístico” volvió en buena parte al Real Monasterio. Como siempre, algo se perdió entre las uñas. Los Padres Agustinos hicieron una tarea encomiable de estimar, lo mejor que se pudo, entre lo robado y lo recuperado, con arreglo a inventarios y su propia memoria.
    El pueblo de El Escorial derramó abundante sangre en la lucha contra los invasores franceses y así lo recuerda el tierno monumento en su plaza del Ayuntamiento, donde dos leones sujetan las alas de un águila rapaz. El 2 de mayo de 2008, los escurialenses de abajo y de arriba celebramos y recordamos la victoria de dos siglos antes, con diversos actos y una razonable exposición en el Museo de las Cocheras del Rey, una institución privada. 

Galería de las Colecciones Reales
Ahora ha sido la recién inaugurada Galería de las Colecciones Reales (se cambió el primer nombre de Museo, aunque se sigue hablando como tal) en la plaza de la Armería de Madrid, el que se ha llevado piezas del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, para exhibirlas en el espacio de nueva planta. 
    La noticia ha sido acogida con inquietud y contrariedad entre los medios intelectuales y universitarios escurialenses. Uno de ellos, que no ve conveniente dar su nombre dice que, “con cálculo, cuquería o qué casualidad, que no existe”, en las cartelas informativas de las obras expuestas del nuevo museo, no consta la procedencia lugareña de la misma”. No todos hablan o quieren hablar para mostrar su desacuerdo. Hay temor reverencial al poder, intereses creados, y, miedo a posibles represalias. Duros muros de la libertad de expresión
Claro que todos los Reales Sitios pertenecen a la misma empresa jurídica: Patrimonio Nacional, por tanto, dueña o más bien administradora de todos los Reales Sitios, pero las comunidades donde están emplazados conocen bien el continente y contenido de su palacio o monasterio, y les duele ese arrebato o ausencia prolongada, por más que la nota oficial informática del nuevo museo diga que “su discurso expositivo estará en permanente transformación: un tercio de las piezas será rotatorio de forma continuada”.       
    Habrá que verlo y comprobarlo. En Villasirga (Palencia), la población, toda a una como en Fuenteovejuna, pese al permiso del Obispo al Estado, no permitieron el traslado de sus célebres sepulcros para la exposición “Reyes y Mecenas”, 1992, en Toledo, por desconfianza y temor a que, una vez sacados de allí, no volvieran a su lugar. 
En todo caso, resulta pobre, desvestir a un santo, con más historia y tradición como el Real Monasterio de El Escorial, para vestir otro de nueva planta, interesante, aunque cuestionado por el emplazamiento de su arquitectura, que cubre parte de la catedral de la Almudena, vista desde el oeste de Madrid. Además, la capital de España es rica en museos, y algunos ya son y presentan las Colecciones Reales como es el Museo del Prado (seguramente por eso le cambiaron el nombre a Galería). Concentrar las cosas venidas de fuera, en Madrid, es acumular quizás en exceso para los mismos visitantes del lugar o los foráneos, y restar presencia de obras de arte en los Reales Sitios alejados de la capital, es empobrecerlos aún más en su oferta cultural.
    Entre las piezas trasladadas del Real Monasterio de El Escorial a la reciente Galería de las Colecciones Reales, se encuentra en primer lugar el “San Miguel Arcángel venciendo al demonio” (1692) de Luisa Roldán, la Roldana, primera mujer contratada por la Corte de la Monarquía Hispánica para trabajar como escultora. Talla en madera policromada, obra maestra de la escultura religiosa del Barroco, que estuvo expuesta en la Real Basílica.
Otras piezas, que se han ido llevando del Real Monasterio a Madrid son: 
- La resurrección de Lázaro, de Lucas Jordán (Sala de Visitas del Centro Universitario María Cristina)
- La fuente del Águila, que se llevaron a Aranjuez en 1998 para la Exposición de Felipe II (Patio del Centro Universitario María Cristina, sustituida por la que hay, de resina)
- El Cristo de Bernini (Capilla del Alfonso XII), que se llevaron hace unos 10 años; estuvo expuesto en la celda del prior baja, al final de las Salas Capitulares
- Cristo de Tiziano (Sacristía, lateral central sobre la cajonera), llevado ahora.
- La adoración del nombre de Jesús, del Greco
- Terno rojo completo (de San Lorenzo) y otros paños litúrgicos, llevado ahora
- Unos grabados de Durero, llevados ahora
- El manuscrito de la Vida de Santa Teresa (Biblioteca, original), llevado ahora.
Y solo se citan algunas, para no ser exhaustivos, pero hay tapices y orfebrería religiosa, que estuvo en el real Monasterio hasta la segunda mitad del siglo XX. Esas piezas están hoy en lo que se llama “Sección permanente” de la nueva Galería.

Yo he pedido en prensa de Patrimonio Nacional, la completa relación de obras salidas de El Escorial, pero el silencio y la opacidad ha sido la respuesta. Se estima que, una de cada tres piezas de la nueva Galería de la Colecciones Reales procede de los Reales Sitios, fuera a Madrid, y que volverán, de nuevo temporalmente, a los edificios históricos de procedencia, en uno o tres años. Veremos si se confirma.  Confiemos en que la historia del Real Monasterio no sea, al final, la de sus despojos.
Galería de las Colecciones Reales. Madrid

4 comentarios:

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...

buena crónica. No tomé nota en mi visita-fue en la presentación y muchos te preguntan y te desconcentran-, pero tanto la elección como la disposición museográfica son fallidas. No hay perspectiva para ver los goyas, un exceso de tapices, los libros mal exhibidos. Un conjunto aburrido. No se provoca la atención internacional con un tiziano, dos velázquez y un spagnoletto y cantidad de obras mediocres costumbristas. En fin. magnífica jaula de oro para un gorrión que no canta. Gracias por tu leve atrevimiento, que diría Villamediana. Tomás Paredes

Anónimo dijo...

Me parece una idea estupenda y solo puede hacer esa critica documentada y desarrollada con su sapiencia en arte Julia Saez Angulo. Hay mucho contenido en cada escrito de su blog y una vez mas desde su refugio veraniego en El Escorial nos

Anónimo dijo...

Hacer un escrito documentario poniendo de relieve la verdad no es sólo un acto de valentía es la necesidad imperiosa y absoluta de dar voz fundamentada y bien escrita a tantos acontecimientos que se nos presentan y que refrendamos sin hacer constataciones históricasMayca Nöis

Mercedes López Picher dijo...

Suscribo en su totalidad el artículo de Julia Sáez-Angulo y considero que la mejor ubicación para las obras de arte es, sin duda,el lugar que ocupan desde hace siglos.