Marzo. Semana Santa 2024
¡De qué quiere Usted la imagen? Preguntó el imaginero:
Tenemos santos de pino,
Hay imágenes de yeso,
Mire este Cristo yacente,
Madera de puro cedro,
Depende de quién la encarga,
Una familia o un templo,
O si el único objetivo
Es ponerla en un museo.
Déjeme, pues, que le explique,
Lo que de verdad deseo.
Yo necesito una imagen
De Jesús El Galileo,
Que refleje su fracaso
Intentando un mundo nuevo,
Que conmueva las conciencias
Y cambie los pensamientos,
Yo no la quiero encerrada
En iglesias y conventos.
Ni en casa de una familia
Para presidir sus rezos,
No es para llevarla en andas
Cargada por costaleros,
Yo quiero una imagen viva
De un Jesús Hombre sufriendo,
Que ilumine a quien la mire
El corazón y el cerebro.
Que den ganas de bajarlo
De su cruz y del tormento,
Y quien contemple esa imagen
No quede mirando un muerto,
Ni que con ojos de artista
Sólo contemple un objeto,
Ante el que exclame admirado
¡Qué torturado mas bello!.
Perdóneme si le digo,
Responde el imaginero,
Que aquí no hallará seguro
La imagen del Nazareno.
Vaya a buscarla en las calles
Entre las gentes sin techo,
En hospicios y hospitales
Donde haya gente muriendo
En los centros de acogida
En que abandonan a viejos,
En el pueblo marginado,
Entre los niños hambrientos,
En mujeres maltratadas,
En personas sin empleo.
Pero la imagen de Cristo
No la busque en los museos,
No la busque en las estatuas,
En los altares y templos.
Ni siga en las procesiones
Los pasos del Nazareno,
No la busque de madera,
De bronce de piedra o yeso,
¡mejor busque entre los pobres
Su imagen de carne y hueso ¡
Gabriela Mistral
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Que si nació hoy,
que si nació ayer,
que si nació aquí,
que si nació allá.
Que si murió a los 33,
que si murió a los 36.
Que cuántos clavos,
que cuántos panes y pescados.
Que si eran reyes, que si eran magos.
Que si tenía hermanos,
que si no tenía.
Que dónde está, que cuándo vuelve.
Yo lo único que se es que….
A mí me tomó de la mano
cuando más lo necesitaba.
Me enseñó a sonreír y a agradecer
por las pequeñas cosas.
Me enseñó a llorar con fuerzas y a dejar ir.
Me enseñó a despertarme agradecido
y a acostarme con la cabeza tranquila.
A caminar muy lento y sin preocupaciones.
Me enseñó a abrazar al que me necesita.
Me enseñó mucho, me enseñó todo.
Me enseñó a quererme con ganas.
A querer a quien está al lado y a darle la mano.
Me enseñó que siempre me está hablando
en lo cotidiano, en lo sencillo,
a manera de mensajes
y que para escucharlo,
tengo que tener abierto el corazón.
Me enseñó que un gracias o un perdón
lo pueden cambiar todo.
Me enseñó que la fuerza más grande es el amor y que lo contrario al amor es el miedo.
Me enseñó cuánto me ama
a través de lo que yo amo a mi familia.
Me enseñó que los milagros si existen.
Me enseñó que si yo no perdono, soy yo el que se queda prisionero, y para perdonar primero tengo que perdonarme.
Me enseñó que no siempre
se recibe bien por bien,
pero que actúe bien a pesar de todo.
Me enseñó a confiar en mí
y a levantar la voz frente a la injusticia.
Me enseñó a buscarlo adentro y no afuera.
Me dejó que me aleje, sin enojarse;
que salga a conocer la vida;
a equivocarme y a aprender.
Y me siguió queriendo, cuidando y esperando.
Me enseñó que sólo vengo por un tiempo,
y sólo ocupo un lugar pequeño.
Y me pidió que sea feliz
y viva en paz,
que me esfuerce cada día en ser mejor
y en compartir Su luz conociendo mi sombra, que disfrute, que goce, que ría, que llore y que valore, que Él SIEMPRE va a estar conmigo…que aunque dude y tenga miedo, confíe,
ya que esa es la fe, confiar en Él a pesar de mí…
Gracias Jesús por estar en mi vida y enseñarme a vivirla.
Celebro que llegó a mi vida y que si se lo permito, vuelve a nacer en mi corazón !!
Gabriela Mistral
4 comentarios:
Extraordinario.
Refleja la vida de Cada Dia.
Gracias por esta publicacion
Una poeta que entiende la religiosidad, no como ciega adoración sino, en su simbología cristiana, como un elemento de conciencia y de amor, no solo de palabra, a los que sufren cada día y no han tenido la fortuna de tener una vida digna y humana (Emilio Porta)
Dicho lo anterior, no olvidemos la emoción y el valor del rito (Emilio Porta)
Magnífico y conmovedor poema de la gran Gabriela Mistral.
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