martes, 4 de junio de 2024

COMO EL GRANO DE MOSTAZA (CARMEN VALERO ESPINOSA), poema de Rogelio Sánchez Molero


Carmen Valero Espinosa, abogada y periodista (Foto: Mai Pire)



En su octogésimo cumpleaños.


El primer llanto de vida incipiente

de aquella criatura,

fue la voz que luego clamará alta

sobre los estrados. 

Contundente y clara; concisa y mordiente.

Honesta abogada.


…Era por mayo. Y ese primer llanto

buscando la vida,

inundó el hogar. Corazón latiente 

tras la incertidumbre. 

Lágrimas de gozo mojaron el rostro

de un padre orgulloso, 

del hombre feliz, tenaz y prudente.

Le enseñó el oficio

su ángel guardián de entonces y siempre.

Y aquellos valores

que la convirtieron en mujer sapiente,

en mujer cabal:

justicia, prudencia, fe y lealtad.


Le movió, no obstante,

el fervor profundo por las bellas artes.

Su inicial pasión.

Buscar la sutil belleza en la parte

oculta del alma.

La quietud de un lienzo en que desvelarse

una mariposa

que traza bucles de luz para posarse.

O el arte mural,

donde quiso Sancho inmortalizarse

junto a los cabreros

mientras don Quijote escucha un romance.


Es luchadora, fuerte y activista.

Grano de mostaza

ha sido su fe, su anhelo humanista.

Removió prejuicios,

recelos, odios y envidias machistas.

Eran nuevos tiempos.

Joven, soñadora y fina jurista,

creyó en la justicia

como cree en Dios, buena y altruista. 

Por ella luchaba.

Por ella sigue siendo una idealista

de la causa humana.

La toga es su coraza de agonista.

La ley su estandarte.

La tenacidad su arma pacifista


Mujer abnegada.

Se dio, generosa, a gentes sufridas 

de Dominicana.

Tras el huracán, que segó las vidas

de tantas personas,

forjó con su ayuda y filantropía

un lema de honor:

que puede más la busca que la huida.(*)

Y vivió y buscó

cómo regalarles una vida digna.

Aún hoy, la recuerdan.

Y su alma llora por la injusticia

que les oprime,

como baldones, en su piel prendida.


Ahora, sobre la repisa del tiempo

-que nunca es perdido-,

acoda, reflexiva, sus recuerdos.

Mira pasar las nubes 

columpiadas en los retazos del viento.

En esos meandros

donde toda una vida son versos

dictados al aire,

ella nos habla de amor y de aprecios.

Toda ella es bondad,

es corazón puro y franco y abierto.

(*) Adaptación libre de un verso de Claudio Rodríguez de su poemario “Don de la ebriedad”

Carmen Valero Espinosa, flores a primera hora, en su cumpleaños

4 comentarios:

Rogelio Sánchez Molero dijo...

Felicidades Carmen.

Anónimo dijo...

Felicidades Tita

Anónimo dijo...

¡Muchas Felicidades, Carmen!
Curro Arriola

Anónimo dijo...

Donde mas trabajo fue enHaiti y Republica Dominicana con las Vedruna
Y con la directora de Caritas Dominicana en la isla Mariana Marrero. Llevo alli a su amigo Manuel Diaz Ferran y a su madre a pasar temporadas a Punta Cana.y
Lps haitianos con el padre Duber y el padre Avelino y su amigo Jorge Cela y las hermanas De la Cruz forjaron un equipo.Tambien la ayudo su amiga Ines de Mateo sobre todo en Haiti y se me olvidan cosas. La llamaban Gorda Blanca
DIOS LA BENDIGA.