Julia Sáez-Angulo
25/10/24.- Madrid.- Comparten un amplio espacio de trabajo en la calle Azcona de Madrid. Un “coworking”, le llaman. Se hacen llamar “Grupo 10”, porque eran diez los artistas que empezaron juntos, y aún siguen, aunque algunos nombres se han renovado por otros. Su objetivo, además de pintar y estimularse unos a otros, es el de exponer en dar salida a su arte distinto y diferenciado, porque de poco sirve mirar al otro con el rabillo del ojo. Comentan que su deseo es trabajar pintado, modelando, esculpiendo… y su sueño que llegue el marchante ideal, el curador de arte experto y eficaz que exponga su obra de modo colectivo o individual.
Las carreras artísticas de cada cual son también un hecho.
Juanjo Lozano está actualmente exponiendo en AEPE, su espléndido realismo que ha merecido diversos premios y que ha sido demandado para la docencia, entre otros sitios en la conocida Academia Peña. Su mundo actual está en la belleza de la ruina, los escombros o el desorden aparente… La pintura todo lo eleva y lo sublima.
Catalina Orart, mexicana, apuesta en su última serie, por la mujer de espalda, como hiciera Dalí al pintar a su hermana Ana María. Se encuentra inmersa pintando unas cabezas con esa orientaciñon. Perfeccionista en el dibujo, muestra una de sus cabezas femeninas en la exposición del Centro Cultural Paco de Lucía, comisariada por Ignacio Puras. A C. Orart le gusta el contraste de la imagen con el vacío del entorno, “crea serenidad y misterio”, alega, al tiempo que explica con orgullo las “sucesivas veladuras” que aplica a su pintura “como en el arte clásico”, para dar “visualidad enriquecida hasta en los fondos”.
Virginia Romero Toledano estudió cuatro cursos de Arquitectura, pero lo suyo era la pintura, si bien le queda el sentido de habitar los espacios y adentrarse en ellos. De la planitud del soporte, ella extrae el espacio profundo y ambiguo de las estancias. Geometría y forma se dan la mano. Hizo una serie con sus radiografías y el pigmento y logro entradas, oquedades y misterios. Tuvo un gran éxito de adquisiciones entre los sanitarios. El manejo del color le ayuda en sus logros
Yolanda de la Cruz maneja la cerámica y la lleva hasta la escultura o el objeto ornamental. Las tierras le ofrecen infinitas posibilidades para lograr texturas mates, brillantes o cromáticas. Se inspira en la vida cotidiana y así ha llevado a cabo las series: Hormigón, Viento, Océano… El horno está cerca de su obra.
Estela Cantó descompone las formas de la realidad y logra otras nuevas para el arte. Ya se sabe que el arte es siempre ambiguo y misterioso. Busca los matices del color en sus abstracciones y los títulos de los cuadros nos guían a una interpretación posible como “Paseo de Bilbao”. Collages de papeles pintador por ella misma se añaden como nuevas pinceladas al cuadro. Recientemente está trabajando en una serie sobre la Sequía.
Alicia Alonso, nombre de bailarina cubana, lleva a cabo una serie de animales dentro del surrealismo, con matices oníricos. Sorpresa, color y gran formato en lo que se muestra por ahora.
Victoria Yuste, escultura Natus Terrae, por ahora. Modelar el barro es asemejarse a Dios. Dos figuras antropomórficas es la obra en la que se le ve trabajando por ahora.
Pintura de Juanjo Lozano
Victoria Yuste, escultora
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