Víctor Morales Lezcano
26.10.2024 .- El pasado 18 de octubre, la inauguración del curso académico 2024-2025 del Instituto Universitario de Investigación en la Fundación Ortega-Marañón corrió a cargo de Emilio Lamo de Espinosa, que pronunció una conferencia magistral con el título de “¿Quién manda en el mundo?”. O sea, cuestión siempre palpitante, como viene ocurriendo desde hace algo más de veinticinco siglos. Quién mandaría en un futuro próximo: ¿el Águila o el Dragón?; ese ha sido el eje rotatorio de dicho acto académico.
La estatura intelectual del catedrático y escritor de fuste que es el profesor Lamo de Espinosa le ha permitido desplegar la compleja y candente cuestión que desarrolló durante su consumada intervención académica.
Se trata, en rigor, de un tema de todos los tiempos, que emerge cuando convergen en la esfera terrestre un conjunto de fracturas históricas de alcance civilizacional indiscutible. O sea, tal y como presentimos −y analizamos−, cuando predomina un espectro crítico enmuchedumbres humanas que se interrogan sobre las causas que provocan fracturas de solemnidad; pero tales muchedumbres se interrogan también sobre cómo y quién devolverá a las civilizaciones un nuevo “statu quo”, luego de dirimirse la pugna entre los candidatos a que ese “statu quo” lo impongan una potencia y sus satélites incondicionales. Llegando a este punto, Emilio Lamo de Espinosa, aunque con su propio lenguaje de expresión, vino a recordar el siguiente pasaje de la introducción de Oswald Spengler (1880-1936) a su obra “La decadencia de Occidente. Bosquejo de una morfología de la historia universal” (traducción de M. García Morente):
“Vi… la guerra mundial [1914-1918] que se acercaba bajo un prisma distinto”. Y añadía: “No fue para mí una constelación singular de hechos fortuitos, sino consecuencia de aspiraciones nacionales, actuaciones personales, tendencias económicas, a los que el historiador imprime una unidad y una necesidad aparentes, aplicándoles un esquema mecánico de índole política o social…”.
Obvio resulta aclarar que no solo el pensador alemán presentía en Europa −e, incluso, fuera de ella− que las fracturas de solemnidad tendían a resquebrajar agudamente el vigente sistema de convivencia internacional, tantas veces asediado desde el Congreso de Viena (1815) hasta el establecimiento de la Paz armada (1871-1914). Muchas fueron las gentes que presintieron que un conflicto armado, la Gran Guerra, sobrevendría a los países y habitantes del planeta Tierra en cualquier instante crucial del, entonces, joven siglo XX.
Durante sesenta minutos de una exposición tan clara de expresión como llena de interesantes reflexiones históricas, Emilio Lamo de Espinosa consiguió arrancar al auditorio de la Fundación Ortega-Marañón (FOM) muy sonoros aplausos por parte de la nutrida concurrencia que asistió a la cita académica que acabo de recordar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario