sábado, 11 de enero de 2025

PARTICIPACIÓN DE CERVANTES EN EL CERTAMEN POÉTICO DE LAS FIESTAS DE BEATIFICACIÓN DE TERESA DE JESÚS CELEBRADO EN MADRID

"Santa Teresa de Jesús en éxtasis", por Tamara de Lempicka "d´aprés Bernini
Miguel de Cervantes y Saavedra, escritor

L.M.A.

                11/1/25.- Madrid F. Javier Campos y Fernández de Sevilla, profesor de la Universidad María Cristina de San Lorenzo de El Escorial, ha publicado un estudio sobre LA PARTICIPACIÓN DE CERVANTES EN EL CERTAMEN POÉTICO DE LAS FIESTAS DE BEATIFICACIÓN DE TERESA DE JESÚS CELEBRADO EN MADRID, en el Cuaderno 49 del Instituto de Estudios Manchgos, de la Confederación Española de Centros de Estudios Locales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

El autor recuerda que “en abril de 1614 Paulo V beatificaba a la madre Teresa de Jesús, reformadora de la Orden del Carmen, que difundió por España un nuevo modelo de vida religiosa femenina basada en la clausura total, la vida ascética continua y la oración constante. Sus escritos recogen la alta cumbre mística que alcanzó y los dones que Dios le otorgó. 

La beatificación fue acogida en España con enorme entusiasmo; cerca de cien pueblos y ciudades celebraron actos en honor de la nueva beata siguiendo el esquema de las conocidas fiestas barrocas. Aquí analizamos el certamen poético que tuvo lugar en Madrid -como en otros lugares-, donde participó Miguel de Cervantes como antes lo había hecho en Zaragoza (1595), en las fiestas de canonización de San Jacinto de Polonia. 

Y en sus conclusiones, el autor dice haber resumido en el estudio “las fiestas celebradas en Madrid (5/12 de octubre de 1614) con motivo de la beatificación de la bienaventurada madre Teresa de Jesús por el papa Paulo V, el 24 de abril de ese año. Fiestas celebradas dentro del marco de la fastuosidad barroca y cuyo modelo estaba consolidado en fechas anteriores al Seiscientos. Con el mismo esquema se celebraron cerca de noventa fiestas -entre pueblos, ciudades y conventos apartados de observancia de la orden carmelitana (desiertos)-, lo que fue una novedad ya que nunca se había alcanzado esa cifra de forma simultánea por un mismo motivo. También lo fue que las celebraciones del octavario tuvieran dos sedes: el convento de San Hermenegildo, de los religiosos, y el de San José y Santa Ana, de religiosas. 

“Todo eso lo presentó en una crónica general el P. Diego de San José, secretario del superior general, que fue el encargado de resumir la relación que le enviaron de todas las celebraciones, aunque de muchas de ellas se editaron la crónica de forma particular. Donde se extiende nuestro cronista es en el certamen poético que se celebró en la Villa y Corte con numerosa participación de seglares y religiosos -sólo incluye 129 obras-, siendo el más concurrido de cuantos se celebraron en las otras siete ciudades que lo convocaron. Lope de Vega fue el secretario del jurado y luego el mantenedor del acto literario donde se dio lectura a los poemas, cuyos autores premiados desconocemos por omisión del cronista”. 

“Importante para nuestro trabajo es la presencia de Miguel de Cervantes que participó en la tercera sección que pedían las bases concurrir con una canción dedicada al éxtasis de Santa Teresa, según el modelo de Garcilaso, sin exceder a siete estancias -estrofas formada por más de seis versos endecasílabos y heptasílabos rimando en consonante a gusto del poeta-, y presentó cinco canciones. Tanto quiso inspirarse en Garcilaso que en la primera canción le copió unos versos de la Égloga I del poeta toledano, y no fue la primera vez porque en 1604 también lo hizo en la dedicatoria al duque de Béjar en la primera parte del Quijote. También estuvo presente Cervantes en las fiestas a la madre Teresa de Jesús en las celebraciones de Córdoba y de Zaragoza; en esta ocasión fue por la figura de su criatura don Quijote, en las mascaradas que hicieron los estudiantes de ambas ciudades”. 

    En cualquiera de estas fiestas el pueblo vibró en fervor hacía la monja sencilla elevada a los altares; los sermones del octavario, los jeroglíficos que ornamentaron los claustros, las arquitecturas efímeras y en los poemas, eran simultáneamente el texto y la imagen lo que ayudaron a difundir su devoción y el prestigio de la orden carmelitana descalza. De forma directa, ellos y ellas, alcanzaron gran reconocimiento por el honor recibido por su hermana, esposa de Cristo y mujer sencilla, que de alguna forma era uno de los objetivos de estas cele- braciones. Sin olvidar que el pueblo, la nobleza y las instituciones civiles tuvieron ocasión de gozar, al mismo tiempo, con otros actos de diversión y lucimiento de grupo”. 

Quizás el resumen más claro es el que hace el padre Diego de San José como pórtico de su crónica y a nosotros nos sirve como colofón: Pero favoreciendo el cielo tan justo celo como el nuestro, las partes que no se pueden alcanzar con riquezas, ostentación, y fuerzas humanas hicieron nuestra fiesta, grande, rica, y llena de majestad y aplauso (San José, I: 1). 

F. Javier Campos y Fernández de Sevilla 


2 comentarios:

Mónica Maffía dijo...

Excelente artículo, desconocía este asunto. Pensar que el mismísimo Cervantes se presentó a un concurso con cinco canciones y no ganó, es francamente doloroso. No le habrá resultado fácil digerir que Lope estuviera como secretario del jurado que emitió ese dictamen.

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...


Carlos Penelas : Muchas gracias, siempre.