L.M.A.
12/3/25.- MADRID .- “Hijos de un país sin Dios”, libro de Eduardo Lostal, en su séptima edición de una historia degarradora de niños sudaneses refugiados en USA a primeros del XXI, huyendo de la cruenta guerra civil que llevaba más de diez años destrozando su país.
Sinopsis de HIJOS DE UN PAÍS SIN DIOS.- Isaac Luol Makol es uno de los 4.000 refugiados sudaneses, conocidos como Chicos Perdidos, que llegaron a Estados Unidos a principios de siglo, huyendo de la cruenta guerra civil que llevaba más de una década asolando su país. Desconoce el paradero de su familia y amigos, que dejó en Sudán. Intenta sobreponerse a los recuerdos y las pesadillas, que le devuelven, una y otra vez, a su terrible pasado. Un día recibe una llamada inesperada. Alguien, de quien no creía volverá tener noticias, le pide que vuelva a Sudán del Sur. Isaac nos cuenta su historia. Cómo, cuando era sólo un niño y aún respondía por su nombre dinka, Akhut Luol, se vio obligado a vagar, junto a su hermano mayor, Mawut, y una diáspora de huérfanos de guerra como él, hasta la lejana Etiopía. Cómo, por el camino, se vieron obligados a enfrentarse al hambre, la sed, las enfermedades y las fieras, mientras escapaban de las temibles milicias murajaleen, que estaban masacrando a su pueblo.
Eduardo Lostal cuenta así su biografía: Nací en Santander (España), en 1959. Me inicié como empedernido viajero y fotógrafo en 1987, pero fue en de 2003, a raíz de mi primera exposición, cuando decidí tomarme el tema mucho más en serio. Desde entonces, no he dejado de viajar a los lugares más remotos del planeta, fotografiando y escribiendo sobre algunas de las culturas más viejas que siguen existiendo. Se puede decir que “mi pasión por la aventura es casi tan fuerte como mi pasión por escribir”.
Como viajero, he recorrido algunas de las zonas más duras de la tierra, como las selvas de Irian Jaya, el abrasador desierto del Danakil o la tundra siberiana. Mi tendencia natural me lleva a adentrarme en lo más remoto, siempre en búsqueda de las reliquias humanas que se ocultan en áreas de difícil acceso para el hombre occidental. Casi siempre, lejos de la, así llamada, civilización. Mi forma de viajar no sólo me obliga a desplazarme en el espacio, sino también en el tiempo. Las distancias que recorro no sólo se miden en kilómetros, sino también en siglos.
En los últimos cinco años, he mostrado mis fotografías en exposiciones, en revistas y periódicos. He escrito reportajes, ofrecido entrevistas y charlas sobre el tema y tengo publicada dos novelas: “Oí silbar a las acacias “e “Hijos de un país sin Dios”.
Montañas de Papel., Los Corrales de Buelna, Cantabria., 2015., Literatura española. Novela. Siglo XX. (24 cm. 491 pags, mapa. Encuadernación en tapa blanda de editorial ilustrada).
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