J.S.A.
1. De princesas y reinas
Me arrastro mientras puedo entre mis babas, exploro minucioso calles sucias
repletas de humedades, excrementos y piedras que enloquecen y presumen con un orgullo vano y un tanto inútil del esplendor perdido de la historia.
Espero tener suerte en esta tarde,
encontrar la princesa que desciende sobre una calabaza temporal
de un lejano castillo, con su séquito, a deleitarse altiva mientras come
en la Vieja, a la sombra de los muros, pipas de girasol sacrificadas
como ofrenda de nobles por clemencia.
Hoy no está, me comentan sus lacayos con mucha mala gana, mientras piden más botellines frescos y más pipas, que Ann viaja de incógnito y disfruta en la Vespa de Cary Grant por Roma, que seguirá de blanco y negro el tiempo que ella crea oportuno.
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