martes, 7 de octubre de 2025

ÍÑIGO NAVARRO guía una visita a su exposición de pintura en el Museo Lázaro Galdiano

Íñigo Navarro guía la visita a su exposición en el Museo Lázaro Galdiano

Comisaria: Begoña Torres
Del 27 de septiembre al 23 de noviembre de 2025
De martes a domingo, de 10:00 a 14:30
Entrada gratuita
Edificio de La España Moderna
Museo Lázaro Galdiano. Calle Serrano 122 (Madrid)

Fotos: Nois

    8/10/25.- Madrid.- La Kábala señala que hay que poner nombre a las cosas, para poder nombrarlas a la hora de hablar de ellas. El pintor Íñigo Navarro (Madrid, 1977) no opina lo mismo y no quiere poner cartelas con la ficha técnica junto a sus cuadros de la exposición Ayer pisó tu sombra un tigre, que tiene lugar en el Museo Lázaro Galdiano. Afortunadamente la muestra sí lleva un rótulo general, quizás puesto por el propio museo.
En todo caso, el pintor se aviene con gusto a una visita guiada para un grupo coordinado por la colombiana Patricia Villalba, entre los que figuraban Corinne Gadefrin, Concha Herranz, Paulina Parra, Maica Bas y Julia Sáez-Angulo. Fue un recorrido por una decena de cuadros y una escultura, obras en las que aflora el agudo sentido pictórico del artista madrileño.
Hay admiración y nostalgia por la pintura clásica de la Escuela Española en esta pintura de nuestros días. No en balde el pintor ha vivido y bebido en el Museo del Prado desde su infancia. Es hijo de una de las hermanas Dávila, míticas restauradoras de la primera pinacoteca del mundo.
“España fue importante, cuando pintaba durante tres siglos. Ha perdido su protagonismo al dejar de pintar”, señala I. Navarro, en medio de su alegato apasionado en favor del arte de la Pintura.
En su obra se perciben ecos de Velázquez, Zurbarán, Goya… llevado a la modernidad y un buen saber hacer. En las escenas de caza, enmascara los rostros para que no cobren protagonismo ni memoria, y las piezas de caza se transforman en bolas o pelotas rojas. Hay cierto apropiacionismo manejado con inteligencia.
El pintor estudió Matemáticas y asegura que, eso le confiere rigor en el lenguaje, en su búsqueda artística. El grabado “Modo de volar” de Goya es el anclaje con el Museo, y el autor lo recrea en el personaje de una niña velada, a punto de ser mujer, que se suspende en el espacio a modo de Ofelia shakesperiana, quizás, o que no se sabe donde va a caer. Una figura misteriosa e inquietante, que se repite en otros cuadros.
El gran cuadro expuesto con esa niña (he de recurrir al circunloquio para aludir al cuadro) es una obra magnífica, donde se percibe la atmósfera y el aire del espacio, como sucede en “Las Meninas” de Velázquez. Los verdes graduados, a lo Patinir en “El paso de la laguna Estigia” envuelven la escena dotándola de gran belleza.
Otra pintura que representa un automóvil con los faros encendidos en un garaje es también interesante, por la singularidad de las luces encendidas.     Finalmente, destacaría la serie final de una serie de cuadros que representan a una mujer vestida de blanco -el eco de Zurbarán llega de inmediato- con luces laterales del exterior que dotan de bella luminosidad a los cuadros.
Una sola escultura, a la entrada de la exposición, muestra a una niña con dos capirotes en la cabeza -otra alusión goyesca- que sintoniza con la niña suspendida de la pintura. “De Goya me interesa su temperamento artístico tanto o más que su pintura”, señala I. Navarro, al tiempo que insiste en que “hay que volver a pintar sin complejos. El más allá de la creación es la misma creación y el objetivo del arte es la eternidad y nunca lo efímero”.
            LA EXPOSICIÓN
    Bajo el título de Ayer pisó tu sombra un tigre, inaugura Íñigo Cavero en el Museo Lázaro Galdiano su primera exposición institucional en España. Una muestra en la que, deslizándose entre el milagro y el vuelo, y tomando como eje la estampa Modo de volar de Goya (perteneciente a la colección del Museo y que será expuesta en la sala), se transfigura en un homenaje a la pintura, “el medio definitivo”, como gusta decir, enlazando su obra con la tradición pictórica del Siglo de Oro y con referencias cinematográficas, musicales, literarias y filosóficas contemporáneas. Y es que, en lo que respecta a la técnica, Navarro mira hacia su tierra, inspirándose en estos artistas. Sobre todo, en su paleta cromática reducida y en los fondos de sus composiciones, a las que añade elementos desconcertantes. De hecho, en alguna ocasión ha afirmado que, si tuviera una máquina del tiempo, la utilizaría para ir a ver a Velázquez pintar. Al igual que toma como referencia a Luis Berlanga: “Me gusta ese sentido de la ironía suyo, con sus películas nunca sabes si viene o va”, apunta. Con todo ello, genera piezas oníricas con atmósferas en las que la belleza convive con el sentido del humor y con cierto aire de melancolía.
    Íñigo Navarro, Dos intrusos fuera de Beirut
    La muestra también tendrá un olor especial, no solo simbólico, sino físico. Por ello, se ha creado en exclusiva una fragancia amaderada con una huella floral -que se podrá adquirir en la tienda del Museo-, de la mano de la creadora de perfumes e historiadora Valérie Aucouturier. Un perfume que simula adentrarse en un bosque oscuro de ciprés, con notas de incienso, sándalo y rosa de mayo, despertando los sentidos y haciendo referencia a las raíces y a la elevación de la mirada, y que es, a la vez, un guiño al Jardín de Parque Florido y al "Modo de volar" de Goya.
    Tras las huellas de Goya
Si hay un maestro español con el que la obra de Navarro tiene conexiones no solo temáticas y formales, sino también sentimentales, es Francisco de Goya. Navarro se acercó por primera vez a su figura siendo niño, cuando pudo observar de cerca cómo su madre (restauradora en el Museo del Prado) intervenía obras del pintor aragonés. Fue allí, también, donde se forjó el deseo de ser pintor que posteriormente cumpliría, aunque su carrera profesional empezase en un extremo casi opuesto, pues al terminar el instituto Navarro comenzó a formarse en Matemáticas, carrera que acabaría abandonando para entregarse a su verdadero sueño: cursar Bellas Artes. Es precisamente Francisco de Goya quien ejerce de nexo entre las piezas del Museo Lázaro Galdiano y la obra de Íñigo Navarro.
    En la obra de Goya Modo de volar, aparece un hombre equipado con un extraño artefacto alado que, pese a su precariedad, parece funcionar. Ese deseo de realizar algo imposible funciona como el hilo conductor de una muestra que se propone una finalidad igualmente complicada: devolver a la pintura figurativa su relevancia institucional. “La mía es una figuración no convencional. Quiero que parezca nueva, generar una atmósfera”, declara el pintor. En una época en la que, además, este tipo de obras suelen enfocarse hacia otros lenguajes como lo pop, la animación, el arte urbano o lo relacionado con el mundo digital y la estética del videojuego, Navarro opta por una figuración más realista, más clásica, sin renunciar por ello a esos elementos sorprendentes que rompen los esquemas del espectador.
    La exposición, comisariada por Begoña Torres, dará a conocer una serie de lienzos en gran formato de Íñigo Navarro en los que, siguiendo la inspiración de Goya, lo clásico se da la mano con lo inesperado: carreras al atardecer de galgos gigantes, disputas banales por balones rojos y vuelos sin motor sobre un agua cristalina. También las máscaras abundan en su obra, mezclando lo lúdico con lo inquietante. En palabras de Navarro, “las máscaras me atraen porque son un elemento de disfraz, algo divertido, pero también porque, al eliminar el retrato, la figura se convierte en un universal”. El resultado de todo ello son escenas que remiten a la nueva figuración europea, pero ejecutadas siguiendo los preceptos de la escuela española.
    Como pieza central de la muestra, y haciendo hincapié en el tema del vuelo iniciado con el grabado de Goya, Ayer pisó tu sombra un tigre presentará una escultura en madera policromada y bronce que muestra a una joven a punto de levitar. La pieza, titulada Lady Jetlag ha sido vestida por el diseñador de alta costura Marcos Luengo, en colaboración con el propio Íñigo Navarro, y guarda relación con el lienzo Si vuelo, mi reflejo se hunde, que también forma parte de la muestra.
Íñigo Navarro (Madrid, 1977) comienza su carrera artística como fotógrafo, director de cine y guionista tras estudiar Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid. Realiza su primera exposición individual en 2006 en la galería Irvine Contemporary de Washington, y a partir de ese momento comienza a exponer con regularidad en ferias tanto internacionales como nacionales. En la actualidad, en España, trabaja con la galería Ponce + Robles.

Pintura de Íñigo Navarro











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