Julia Sáez-Angulo
La pintora Guadalupe Luceño ha expuesto recientemente en la galería Skimo su última serie “Memoria del templo” y próximamente participará en una muestra colectiva en este mismo espacio galerístico de Madrid. La artista, nacida en Santander, reside en Madrid y se educó en Suiza.
-¿En qué consiste “Memoria del templo”?
-“Memoria del templo” es el trabajo de tres años en los que me he preguntado por el uso, abuso y secuestro del conocimiento por parte de aquellos que lo poseen, creen poseerlo o lo fingen, utilizando dicha impostura como instrumento de poder y sometimiento de los que se hallan desprovistos de él, que suelen ser los que se hallan desprovistos de casi todo. Un ejemplo fascinante de templo del conocimiento y la memoria al servicio de una élite dominante, en este caso sacerdotal, lo encontramos en la visión ezequeliana del Templo de Salomón, estudiada, analizada y desgranada en clave filosófica magistralmente por Ignacio Gómez de Liaño en su libro “Filósofos griegos, videntes judíos”.
-¿Hay Arquitectura dentro de su Abstracción Geométrica?
-La hay especialmente en esta serie, aunque sea de manera muy esquemática y en ocasiones apenas esbozada. Reproduzco casi obsesivamente una estructura arquitectónica evocadora de algo semejante a un acceso, el acceso al templo entendido como construcción sea físico-externa, sea psíquico-interna de nuestra formación espiritual e intelectual, en tanto que seres sintientes y pensantes en busca de respuestas, esforzados por resolver los enigmas de la existencia; persiguiendo, incansables, un horizonte lejano, gayamente deslumbrante en el amanecer y lleno de triste melancolía en el ocaso, al que sin embargo nunca logramos acercarnos.
Los obstáculos arquitectónicos que nos impiden aprehender el anhelado conocimiento, soltar los sellos mistéricos, son variados, algunos de una crueldad extrema, como la condena vitalicia a vivir, a ver el mundo a través de una celosía de trama diminuta, como es el burka. En “Memoria del templo” esos obstáculos se expresan por medio de veladuras, rejas, celosías…
-¿Qué conceptos le mueven para aplicar uno u otro color?
-Podría decirse que estoy desarrollando un gusto por el color que Goethe consideraba “esencial”, el rojo, especialmente en asociación con su complementario, pareja que resulta particularmente “electrizante” al superponer el de menor al de mayor temperatura de color. Es una constelación cromática que, sin duda, predomina en esta serie.
-¿Por qué optó por la geometría en vez de la figuración?
-Busco ver lo invisible, lo oculto, lo cifrado, los códigos en los que se esconde el conocimiento, desentrañar sistemas complejos, descomponerlos y recomponerlos. La geometría es una herramienta, en mi caso, propiciatoria de ese proceso, en el que el orden y la proporción dan vida al ritmo y a la armonía, como en la música. Me ayuda a reflexionar. De todos modos, si se me permite la licencia, ¿acaso hay algo más “figurativo” que la geometría?
SINTONIA CON LOS SE SIENTE Y PIENSA
-¿Piensa que siempre llevará a cabo Abstracción Geométrica o que puede cambiar en un momento dado?
-No tengo la menor idea o, por decirlo con otras palabras, jamás me he planteado esa cuestión. Lo que uno expresa y cómo lo hace no es fruto de una intencionalidad calculada, sino de la condescendencia con los apetitos del alma. Cualquier medio de expresión es bueno si es honesto o, lo que es lo mismo, está en sintonía con lo que se siente y piensa.
-¿Le influyen los viajes para pintar ¿Cómo?
-Los viajes siempre dejan huella en todo aquel que los emprenda a corazón abierto, con el alma henchida de expectación, ansiosa de tocar el inalcanzable horizonte, ávida de respuestas con las que llenar los intersticios de la vida.
Hay viajes, especialmente los que permiten conectar con nuestro pasado más remoto y por ende vislumbrar la esencia de la que estamos hechos, que conmocionan especialmente. Pienso en los dos viajes a Siria, o en el más reciente al Líbano. La profunda impronta que han dejado se extiende a todos los ámbitos de la vida, incluida la pintura.
-¿Qué artistas de este estilo admira?
-Son muchos los creadores de cuyas fuentes bebemos, en las más diversas disciplinas o géneros, incluidas las artes plásticas, aunque no exclusivamente. Y dentro de éstas hay ejemplos y manifestaciones artísticas que nos sobrecogen, estéticas que nos son especialmente afines y nos inducen a la reflexión con independencia de la corriente a la que pertenezcan. Me cuesta personalizar o reducir a un nombre propio lo que, en realidad, es un proceso de ósmosis con el mundo en el que nos hallamos inmersos. Hacerlo, además, implicaría siempre un agravio comparativo por omisión, pues resultaría imposible enumerar todo aquello que es objeto de nuestra querencia o admiración.
-¿Qué pieza de museo le ha impresionado más?
-En sintonía con la respuesta anterior, como ejemplo de la variedad del mundo, cabría mencionar una de las piezas que sin duda me ha impresionado más en los últimos tiempos: la Santa Bárbara de Jan van Eyck, pequeña grisalla que forma parte de la magnífica exposición que todavía puede verse en el Museo Thyssen-Bornemisza.
-¿Qué piezas ha elegido para su última exposición colectiva?
-Memoria del Templo I, la única de la serie cuyo acceso al “templo” carece de “obstáculo, y Memoria del Templo VII, una composición enteramente en tonos ocres, ambas óleos sobre tabla.
ANTE EL CENTENARIO DE MAX BENSE
-¿Qué libro está leyendo actualmente?
-Tengo la mala costumbre de leer varios a la vez. En estos momentos sólo son dos, afortunadamente: el último libro publicado de Ignacio Gómez de Liaño, La variedad del mundo, y una joya del estudio del manierismo, Die Welt als Labyrinth-Manier und Manie in der europäischen Kunst, de Gustav René Hocke.
-¿Qué proyectos tiene en el arte?
-Unos cuantos. Hablaré únicamente de los que ya parecen confirmados para el 2010. El primero no es un proyecto, digamos “propio”, aunque tiene mucho que ver con mi gusto por lo abstracto, geométrico y “concreto”. A principios de febrero se celebra el centenario del nacimiento de Max Bense, uno de los principales valedores e ideólogos de la corriente concreta en poesía y pintura de gran transcendencia para el arte europeo, y no sólo europeo. Una semana en la que se han programado numerosas exposiciones, simposios y encuentros multidisciplinares. Además se da la feliz circunstancia de que llegaré a tiempo de visitar la gran exposición “Los tesoros de la Antigua Siria” que se presenta, por primera vez en Europa, en el Landesmuseum de Stuttgart.
El segundo es más personal. Participo en una colectiva internacional en el Castillo de Grobnik en Croacia, cuya inauguración está prevista para el 10 de junio. Por último he sido invitada a participar en un taller de mujeres artistas procedentes de diferentes países europeos que, en un trabajo conjunto, reflexionarán sobre el concepto de “identidad europea”. Será este otoño, en Berlín, donde se prevé exponer los resultados de este trabajo que constituirá el arranque de una exposición itinerante por Europa, ya en 2011, bajo el título “Identidad europea: diálogo intercultural entre mujeres artistas”.
La pintora Guadalupe Luceño ha expuesto recientemente en la galería Skimo su última serie “Memoria del templo” y próximamente participará en una muestra colectiva en este mismo espacio galerístico de Madrid. La artista, nacida en Santander, reside en Madrid y se educó en Suiza.
-¿En qué consiste “Memoria del templo”?
-“Memoria del templo” es el trabajo de tres años en los que me he preguntado por el uso, abuso y secuestro del conocimiento por parte de aquellos que lo poseen, creen poseerlo o lo fingen, utilizando dicha impostura como instrumento de poder y sometimiento de los que se hallan desprovistos de él, que suelen ser los que se hallan desprovistos de casi todo. Un ejemplo fascinante de templo del conocimiento y la memoria al servicio de una élite dominante, en este caso sacerdotal, lo encontramos en la visión ezequeliana del Templo de Salomón, estudiada, analizada y desgranada en clave filosófica magistralmente por Ignacio Gómez de Liaño en su libro “Filósofos griegos, videntes judíos”.
-¿Hay Arquitectura dentro de su Abstracción Geométrica?
-La hay especialmente en esta serie, aunque sea de manera muy esquemática y en ocasiones apenas esbozada. Reproduzco casi obsesivamente una estructura arquitectónica evocadora de algo semejante a un acceso, el acceso al templo entendido como construcción sea físico-externa, sea psíquico-interna de nuestra formación espiritual e intelectual, en tanto que seres sintientes y pensantes en busca de respuestas, esforzados por resolver los enigmas de la existencia; persiguiendo, incansables, un horizonte lejano, gayamente deslumbrante en el amanecer y lleno de triste melancolía en el ocaso, al que sin embargo nunca logramos acercarnos.
Los obstáculos arquitectónicos que nos impiden aprehender el anhelado conocimiento, soltar los sellos mistéricos, son variados, algunos de una crueldad extrema, como la condena vitalicia a vivir, a ver el mundo a través de una celosía de trama diminuta, como es el burka. En “Memoria del templo” esos obstáculos se expresan por medio de veladuras, rejas, celosías…
-¿Qué conceptos le mueven para aplicar uno u otro color?
-Podría decirse que estoy desarrollando un gusto por el color que Goethe consideraba “esencial”, el rojo, especialmente en asociación con su complementario, pareja que resulta particularmente “electrizante” al superponer el de menor al de mayor temperatura de color. Es una constelación cromática que, sin duda, predomina en esta serie.
-¿Por qué optó por la geometría en vez de la figuración?
-Busco ver lo invisible, lo oculto, lo cifrado, los códigos en los que se esconde el conocimiento, desentrañar sistemas complejos, descomponerlos y recomponerlos. La geometría es una herramienta, en mi caso, propiciatoria de ese proceso, en el que el orden y la proporción dan vida al ritmo y a la armonía, como en la música. Me ayuda a reflexionar. De todos modos, si se me permite la licencia, ¿acaso hay algo más “figurativo” que la geometría?
SINTONIA CON LOS SE SIENTE Y PIENSA
-¿Piensa que siempre llevará a cabo Abstracción Geométrica o que puede cambiar en un momento dado?
-No tengo la menor idea o, por decirlo con otras palabras, jamás me he planteado esa cuestión. Lo que uno expresa y cómo lo hace no es fruto de una intencionalidad calculada, sino de la condescendencia con los apetitos del alma. Cualquier medio de expresión es bueno si es honesto o, lo que es lo mismo, está en sintonía con lo que se siente y piensa.
-¿Le influyen los viajes para pintar ¿Cómo?
-Los viajes siempre dejan huella en todo aquel que los emprenda a corazón abierto, con el alma henchida de expectación, ansiosa de tocar el inalcanzable horizonte, ávida de respuestas con las que llenar los intersticios de la vida.
Hay viajes, especialmente los que permiten conectar con nuestro pasado más remoto y por ende vislumbrar la esencia de la que estamos hechos, que conmocionan especialmente. Pienso en los dos viajes a Siria, o en el más reciente al Líbano. La profunda impronta que han dejado se extiende a todos los ámbitos de la vida, incluida la pintura.
-¿Qué artistas de este estilo admira?
-Son muchos los creadores de cuyas fuentes bebemos, en las más diversas disciplinas o géneros, incluidas las artes plásticas, aunque no exclusivamente. Y dentro de éstas hay ejemplos y manifestaciones artísticas que nos sobrecogen, estéticas que nos son especialmente afines y nos inducen a la reflexión con independencia de la corriente a la que pertenezcan. Me cuesta personalizar o reducir a un nombre propio lo que, en realidad, es un proceso de ósmosis con el mundo en el que nos hallamos inmersos. Hacerlo, además, implicaría siempre un agravio comparativo por omisión, pues resultaría imposible enumerar todo aquello que es objeto de nuestra querencia o admiración.
-¿Qué pieza de museo le ha impresionado más?
-En sintonía con la respuesta anterior, como ejemplo de la variedad del mundo, cabría mencionar una de las piezas que sin duda me ha impresionado más en los últimos tiempos: la Santa Bárbara de Jan van Eyck, pequeña grisalla que forma parte de la magnífica exposición que todavía puede verse en el Museo Thyssen-Bornemisza.
-¿Qué piezas ha elegido para su última exposición colectiva?
-Memoria del Templo I, la única de la serie cuyo acceso al “templo” carece de “obstáculo, y Memoria del Templo VII, una composición enteramente en tonos ocres, ambas óleos sobre tabla.
ANTE EL CENTENARIO DE MAX BENSE
-¿Qué libro está leyendo actualmente?
-Tengo la mala costumbre de leer varios a la vez. En estos momentos sólo son dos, afortunadamente: el último libro publicado de Ignacio Gómez de Liaño, La variedad del mundo, y una joya del estudio del manierismo, Die Welt als Labyrinth-Manier und Manie in der europäischen Kunst, de Gustav René Hocke.
-¿Qué proyectos tiene en el arte?
-Unos cuantos. Hablaré únicamente de los que ya parecen confirmados para el 2010. El primero no es un proyecto, digamos “propio”, aunque tiene mucho que ver con mi gusto por lo abstracto, geométrico y “concreto”. A principios de febrero se celebra el centenario del nacimiento de Max Bense, uno de los principales valedores e ideólogos de la corriente concreta en poesía y pintura de gran transcendencia para el arte europeo, y no sólo europeo. Una semana en la que se han programado numerosas exposiciones, simposios y encuentros multidisciplinares. Además se da la feliz circunstancia de que llegaré a tiempo de visitar la gran exposición “Los tesoros de la Antigua Siria” que se presenta, por primera vez en Europa, en el Landesmuseum de Stuttgart.
El segundo es más personal. Participo en una colectiva internacional en el Castillo de Grobnik en Croacia, cuya inauguración está prevista para el 10 de junio. Por último he sido invitada a participar en un taller de mujeres artistas procedentes de diferentes países europeos que, en un trabajo conjunto, reflexionarán sobre el concepto de “identidad europea”. Será este otoño, en Berlín, donde se prevé exponer los resultados de este trabajo que constituirá el arranque de una exposición itinerante por Europa, ya en 2011, bajo el título “Identidad europea: diálogo intercultural entre mujeres artistas”.
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