Dolores Gallardo
El 11 de marzo se presentó el La Casa de Valencia, Paseo del Pintor Rosales 58, la última novela de Ana Alejandre, titulada “La Ofrenda”. El local estaba completamente lleno. En la presentación intervinieron, además de la autora, Julia Saez Angulo, Mario Soria, Laura López Ayllon y quien estás líneas escribe.
La última novela Ana Alejandre, al igual que su obra anterior, “Doce cuentos solitarios”, muestra a la capacidad psicológica de la autora que la llevan a un profundo conocimiento del ser humano general y del femenino en particular.
Eso se nota en sus obras y muy especialmente en los personajes femeninos que traza su pluma.
Buena muestra de ello son las protagonistas de “Doce cuentos solitarios”. En esta novela sucede lo mismo. Los personajes de la protagonista, su madre y los que conforman su entorno -la tía materna, la prima, la criada de toda la vida, etc- resultan absolutamente verídicos.
En “Doce cuentos solitarios”, las protagonistas de ellos -mujeres de diversa condición social y edad, en diferentes situaciones personales- de descubrían ante nuestros ojos su intrínseca soledad, esa soledad que de tantas y tantas maneras se presenta y que, en definitiva, es la soledad inherente a todo ser humano.
También en “La Ofrenda” el tema de la soledad es primordial: la soledad de la anciana madre, atada a su silla de ruedas y la de la hija que por cariño, sin esperar nada más la cuida y ha sacrificado su juventud a lo que cree que su deber. Pero además en “La Ofrenda” madre e hija, aunque comparten la misma casa, se sienten solas pese a vivir en la misma casa y es que, como en algún momento dice la autora, “es más pavorosa la soledad acompañada”.
En la obra hay que reseñar por separado la estructura de la composición y el título y el análisis de los personajes.
Estructura y título de la obra
“La Ofrenda” es una novela construida en estructura circular: comienza y termina con la muerte de la madre, pero en medio ¡cuantos temas se tratan¡
Esta composición circular está dividida en capítulos.
Cada uno de ellos cuales se inicia con unas frases tomadas de las diversas partes que conforman del servicio religioso de la misa. En este caso la autora ha colocado exactamente las que, en el Misal, corresponden a la que se celebra el siete de agosto, dado que el 7 de agosto de 2009, en la ficción, se celebra el funeral por Asunción, la madre de Carmen, la protagonista.
Por otra parte, rizando el rizo, esas frases iniciales, tomadas del ritual de la misa, tienen que ver con lo que se desarrolla en cada capítulo.
En lo que respecta al titulo, “La Ofrenda”, la clave se encuentra en el capítulo que se inicia con las palabras que el la misa corresponden a la Consagración:
“Tomad y comed todos de él, porque este es mi cuerpo que será entregado por vosotros etc”.
En ese capítulo se debate algo verdaderamente importante y que aclara el título de la obra:
Sabido es que en cada misa hay una víctima propiciatoria que se ofrenda: la Hostia consagrada, la Sagrada Forma, es decir el cuerpo de Cristo, Dios Hijo, que se inmola v o l u n t a r i a m e n t e para redención de nuestros pecados, al decir la iglesia católica.
La palabra “hostia” en realidad un término latino que se utilizaba para designar al animal destinado a ser sacrificado por el sacerdote en el ara.
Pero ¿la Sagrada Forma, el cuerpo de Cristo es la única víctima que se ofrenda voluntariamente en un altar?
¿No se ofrenda también voluntariamente todo aquel o aquella que decide prescindir de su propia vida y dedicarla a alguien que necesita imperiosamente ayuda, como Carmen la protagonista, cuidadora de la madre y de la hacienda familiar?
¡Hay muchas Cármenes en la vida real, es decir víctimas que se ofrendan voluntariamente, ya sean hombres o mujeres! Son estremecedoras las páginas 115/118 dedicadas a este tema.
Los personajes
Como ha quedado dicho la habilidad de Ana Alejandre tiene especial habilidad para crear personajes femeninos. En este caso hay dos muy bien trazados:
1) Carmen, la protagonista absoluta, es una mujer de 55 años. Ha sido la hija soltera que ha sacrificado su juventud cuidando a su madre, enferma y sentada hace más de veinte años en una silla de ruedas. También ha tenido que ocuparse de la hacienda familiar. .
De hecho Carmen está, tanto o más que su madre, atada a la silla de ruedas, puesto que sus obligaciones familiares le han impedido hacer vida de mujer joven.
Carmen es el fiel espejo de muchas mujeres de este país, especialmente si están solteras.
“Son mujeres atrapadas en la tela de araña –dice Ana Alejandre, p. 117- de las obligaciones hacia los otros, con el sacrificio de la propia vida, de la propia realización personal, sin que jamás reciban recompensa alguna”. “Son vidas sin aliciente, llenas de desesperanza y de hastío”.
Los hermanos casados – dos en este caso- nada quieren saber de tristezas y enfermedades. Tienen su propia vida familiar y hasta la sociedad los exime de obligación mientras exista la soltera.
Eso sí tras la muerte de la madre, a poner la mano: a heredar todos a partes iguales. Real como la vida misma.
El amor de Carmen. Pese al mundo opresivo que componen la rigidez materna, las severas costumbres, las críticas y la maledicencia de la pequeña ciudad, Carmen tardíamente conoce el amor.
En un guiño a la generación a la que pertenece Carmen ese amor se consuma físicamente en tanto que suenan los acordes de la famosa canción del pianista Sam, de la película “Casablanca”:
You must remember this:
A kiss is still a kiss,
A sigh is just a sigh.
etc., etc.
En realidad la historia de amor de Carmen corre paralela a un ciclo de cine dedicado a Humprey Bogart en el cine Capitol de la pequeña ciudad sureña en la que vive.
Doña Asunción, la madre muerta.
Enferma de corazón y en silla de ruedas, es un personaje frío, calculador y dominante. Ciertamente porque su vida no ha sido fácil: le ha tocado una buena ración de desengaños y amargura. Pero lo cierto es que su temperamento es como hemos dicho.
Está dispuesta a reprimir al máximo cualquier eventual relación de su hija a fin de mantener sin mácula su estirpe y el honor de su vieja casa solariega.
Es capaz de cosas aún más horribles con tal de no quedarse sola, como se descubre a lo largo de la novela.
En muchos aspectos recuerda a la rígida y cruel Bernarda Alba lorquiana. No digo que Ana Alejandre se haya inspirado en ella sino que por su rigidez, dureza de corazón y el afán de preservar a toda costa sin sombra alguna de maledicencia la honra familiar, son parecidas.
Otros personajes
Junto a los dos personajes principales mencionados aparecen otros que componen muy bien el marco en el que se desarrolla la obra:
Destacan entre ellos
a) El personaje de la fiel Leocadia, el ama de llaves, único apoyo de carmen y por la que siente un enorme cariño que va más allá de la simple relación doméstica.
b) Bien trazados están también el de la tía materna, hermana de la madre y el de la envidiosa prima casada, que finge una idílica vida matrimonial inexistente; es la delatora del amor de carmen, por ella empieza la tragedia.
En resumen: nos encontramos ante una obra de corte intimista y psicológico, pero llena de tensión dramática que, como en una espiral, nos va envolviendo e intrigando más a cada página que leemos hasta llegar al sorprendente e inesperado final.
Tanto por su estructura como por los personajes “La Ofrenda” es una excelente novela
.
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