“Copa de cristal”Poesía
María Antonia de Castro
Huerga y Fierro Editores
Madrid, 2012
MARÍA ANTONIA DE CASTRO
PRESENTA SU POEMARIO EN EL MUSEO THYSSEN BORNEMISZA
Julia Sáez-Angulo
La
escritora y crítica de arte María Antonia de Castro Rosales (Madrid) ha presentado
su poemario en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, titulado “Copa de cristal”
y publicado por la editorial Huerga y Fierro. En el acto intervinieron Ángeles
Caso, José María Parreño y Antonio J. Huerga.
Los
versos del libro “Copa de cristal” nacen en la adolescencia y se prolongan en
el tiempo hasta ser publicados ahora. Nacieron de la espontaneidad e intimidad
para acabar manifestándose en un poemario hermoso, lleno de alusiones sugerencias
como corresponde a la lengua poética.
La autora
madrileña es historiadora del arte --algo que se percibe en ciertos sintagmas y
tropos--, experta en arte contemporáneo y curadora de exposiciones.
Recientemente ha hecho un estudio sobre las relaciones entre “Primitivismo,
espiritualidad y formas abstractas”.
“Copa
de cristal” es un poemario amoroso de ausencias y presencias, de evocación y
asombro, de sensualidad y gozo, de acogida y decepción. El libro tiene tres
partes, una más extensa titulada “Pies descalzos”, otra más breve, denominada “Silencio”
y una tercera con un solo poema que lleva por título “Deseo”. Un libro
coherente y compacto.
“Amor, amor, amor/ ¿Cómo eres tan estúpido amor”,
dice el comienzo de un poema en el que la poetisa lamenta el pasado y lo que no
se vivió. “Y beberé en una copa/ de amianto azul”. Hay algo de narratividad
contenida en los poemas de “Copa de cristal” que no apagan por ello el pálpito
poético.
La
contraportada del libro acoge tan solo un poema que dice: “No quiero ni
necesito saber/ lo que hay después de tu espalda/ porque detrás de tus hombros/
sólo está el vacío”.
Los
últimos versos de “Copa de cristal” que están dentro del apartado “Deseo” terminan
así: “Se siente transparente,/ no teme perder su alma/ sabe que ya no es suya,/
sabe que sólo la mirada de él/ le devolvería su cuerpo”. Se adivina un
desdoblamiento del yo para hacer más objetivo el poema.
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