Antonio Altarriba dona su archivo personal a la
Biblioteca Nacional de España
L.M.A
Antonio Altarriba (Zaragoza, 1952),
guionista, ensayista, novelista, crítico y catedrático de literatura francesa
en la Universidad del País Vasco, y premio Nacional del Cómic 2010, por El arte de volar, ha donado su archivo
personal a la Biblioteca Nacional de España.
Esta donación, además de contribuir con la
misión de la Institución de incrementar el patrimonio
bibliográfico español, establece una fórmula para preservar y conservar el
archivo personal del autor, favoreciendo su investigación actual y garantizando
su consulta en el futuro. En esta línea, la BNE ha fomentado las donaciones por
parte de importantes personalidades de
la cultura hispánica, logrando, entre otros, los archivos personales de Jorge
Guillén, Federico Senén, Gabriel Alomar, Joan Margarit, Felipe Boso, Antonio Muñoz Molina, Jesús
Pardo de Santayana o Jesús Marchamalo.
Altarriba está considerado un genio del
cómic. El 4 de mayo de 2001 su padre se suicidó. De esa manera ponía fin a una
vida marcada por el fracaso y la frustración. Al igual que otros muchos hombres y
mujeres del pasado siglo intentó construir un mundo más justo y la historia le
dio la espalda, quiso volar con las alas de la ilusión y acabó estrellándose.
De su mano recorrimos las penurias de la España de principios de siglo, la
guerra civil, el exilio, los campos de concentración, la resistencia contra los
alemanes, el mercado negro, el desarrollismo, la llegada de la democracia… Con
todo este material, Antonio Altarriba elaboró en El arte de volar un guión desgarrador en el que se siente
profundamente implicado. Y su compañero Kim se encargó de ponerlo en imágenes
con el mejor de sus estilos. Juntos construyen una historia vibrante en la que
padecimientos y atrocidades no impiden que el amor y el humor ocupen un lugar
importante.
Antonio Altarriba es, también, un
tintinófilo reconocido, y lo justifica porque “en Tintín entra por primera vez
la aventura en el cómic. La aventura de verdad, exótica pero realista,
ambientada en escenarios y situaciones históricas, dibujada con atractiva
precisión, desarrollada en una cuidada trama… Y, sobre todo, porque Tintín es
un héroe de la inteligencia y no de la violencia”. Al catedrático le interesa
“cuando la letra o la palabra se hacen más visuales, y la imagen más
narrativa”. Y piensa que “en el núcleo de la narrativa visual está la
metamorfosis”.
En su curriculum figura que en los años
ochenta se inició en el mundo de la historieta, primero con el Colectivo Z en
la revista Bustrofredón, colaborando
luego con el dibujante Luis Royo en De vuelta
(Miguel Marcos, 1983) y Desfase
(Ikusager, 1987). Publicó también la revista teórica Neuróptica , y en 1987 el libro Comicsarías junto a Antonio Remesar. Participó en la
producción de la serie documental Cómic:
noveno arte, en 1989, y en la organización de la exposición Made in
Tintín en 1993, pero durante los años noventa se dedicó sobre todo a la literatura. En el
nuevo siglo, y a pesar de lograr el Premio Euskadi de Literatura
en 2002
con su novela La memoria de la nieve, vuelve a dedicarse con fuerza a la
historieta, produciendo ensayos y guiones.
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