Santuario mariano de
Torreciudad, perla espiritual del Somontano aragonés
Julia Sáez-Angulo
Fue
una construcción magnífica del siglo XX, inspirada por José María Escrivá de
Balaguer y Albás (Barbastro, Hueca, 1902 – Roma, 1975), fundador del Opus Dey y
hoy san José María en los altares, en agradecimiento de fe a Nuestra Señora de
Torreciudad que le salvó la vida cuando tenía dos años. Fue a petición fervorosa
de sus padres, que daban al pequeño por desahuciado, la que logró el favor y
milagro –por qué no?-- de su restablecimiento. La imagen es una escultura medieval en madera y pertenece a la serie de Vírgenes negras.
El
monasterio mariano de Torreciudad fue construido junto a la vieja ermita de la
Virgen, en lo alto de unos riscos montañoños del Somontano aragonés, a unos veinte
kilómetros de Barbastro, donde nació vivió san Josémaría hasta los trece años.
Hoy se conserva en el pueblo su casa natal como centro cultural y social de
distintas actividades.
El
santuario de Torreciudad es obra del arquitecto
Heliodoro Dols Morel (Valencia, 1933), premio nacional de Arquitectura
1965, que utilizó como materiales: piedra, hormigón, ladrillo, azulejo, hierro
y teja. El edificio sintoniza con la arquitectura del lugar en multitud de
referencias y alusiones como la altas galerías, en paralelo al tiempo en que se
construye. Desde lejos y determinados ángulos el edificio se asemeja a una
paloma en reposo, siguiendo las distintas caídas de aguas en alusión del Espíritu
Santo.
El
retablo en alabastro de Juan Mayné Torrás (Barcelona, 1928) es una de las joyas
del recinto interior, en el que se sitúa el óculo abierto rodeado de ángeles
para exponer la Eucarístía, siguiendo la tipología habitual de las catedrales
de Jaca y Huesca. La vida de María se representa a través de relieves que van
desde los desposorios con san José hasta la Coronación de la Virgen por la Trinidad,
Padre, hijo y Espíritu Santo. La tercera persona trinitaria se repite en la
Anunciación. El alabastro va policromado y es modelo de finura y arte.
San
Pedro, san Pablo, el santo Tomás Moro, san Pío X, san Nicolás de Bari, Santa
Catalina de Siena y el santo cura de Ars
figuran entre los santos esculpidos en el retablo. porque son de especial
devoción en el Opus Dei. También los tres arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael,
así como diversos ángeles heráldicos y relieves con símbolos de letanías
lauretanas a María.
Inaugurado en 1975, foco
de peregrinaciones
El santuario
de Torreciudad fue inaugurado en 1975, después de la muerte de san Josemaría
Escrivá, si bien el fundador había visitado las obras en diversas ocasiones. El
edificio sacro se inscribe hoy dentro de una ruta de peregrinación mariana que
pasa por la basílica del Pilar en Zaragoza y llega hasta el santuario de
Lourdes en Francia. Son muchos los peregrinos y visitantes los que se acercan a
Torreciudad, en un paraje lleno de paz junto al hermoso pantano de El Grado
para conocerlo y venerar a la Virgen.
El
santuario de Torreciudad también tiene una capilla lateral del Santísimo con un
precioso Crucificado en bronce dorado, una cripta con mosaicos de las imágenes
de la Virgen de Guadalupe, Loreto y
Pilar, además de un cuadro del Sagrado Corazón, obra de Federico Laorga.
La gran explanada delante del santuario permite
concentraciones masivas como la de la Jornada de las Familias, a primeros del
mes de septiembre y caminos llevan a la ermita o a otros referentes que cuentan
con tres galerías abiertas y representaciones cerámicas de los Misterio del
Rosario, así como del Via Crucis.
Obra magna
fruto de generosidad de muchos donantes, en el santuario de Torreciudad se recibe a
peregrinos y visitantes con culto diario de la santa misa, rezo del rosario,
bendición eucarística y confesiones.
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