Díaz Padrón descubre El rapto de las sabinas de Rubens y Gaspar de Crayer del Salón de los Espejos
Matías Díaz Padrón
Julia
Sáez-Angulo
El profesor Matías Díaz Padrón, antiguo conservador de pintura flamenca en el
Museo del Prado ha descubierto en su investigación una pintura. El rapto de
las sabinas de Rubens y Gaspar de Crayer del Salón de los Espejos,
en los fondos del palacio de Oriente. Es de esperar que el cuadro se
recupere del mal estado y se conserve con la importancia que ha cobrado con su autentificación.
Hasta ahora estaba calificado como anónimo del XVIII.
El pasado
año el mismo Matías Díaz Padrón, (El Hierro. Canarias, 1934) también autentificó la pintura “La Virgen con
el Niño y los pecadores arrepentidos” que se conservaba en los fondos del museo
de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, catalogada como copia de
van Dyck y que pasó a formar parte del catálogo del pintor flamenco tras los
estudios publicados por el profesor.
Respecto al
descubrimiento de El rapto de las sabinas,
Díaz Padrón explica:
“Es conocido
el pesar del Cardenal Infante al fracasar su gestión con Van Dyck para acabar
las pinturas inconclusas a la muerte de Rubens. Rubens trabajaba angustiado por
terminarlas con la prontitud que el monarca exigía[1]. Rubens muere. El Cardenal Infante
aconsejó al rey, antes de conocer la llegada de Van Dyck, que Gaspar de Crayer continuara
aquel ambicioso empeño como es sabido[2]. La carta del 10 de
noviembre de 1640 es suficientemente expresiva: “en las pinturas se trabaja con gran prisa y espero se acabaran las tres
muy aprisa, la cuarta estaba solo dibujada de Rubens y así no ha querido Vandique
proseguirla ni tan poco acabar las otras por mas diligencias que se han hecho
que es loco rematado y así ajustamos que del mismo tamaño y de la misma
historia hiciese el una a su capricho con que quedó muy contento y se volvió a
Inglaterra para traer su casa de asiento”[3]. Pienso que esta inconclusa
es la que ocupa ahora nuestra atención. Debe tratarse de la misma que aparece
poco después en carta del 2 de febrero de 1641: “todas las pinturas están ya en mi aposento que cierto son lindísimas, y
espero serán del gusto de V. M....solo falta una de las dos grandes aquí daré
toda la prisa posible y el pintor que la hace ha ofrecido acabarla en un mes.
No será poca diligencia”[4]. En
carta del 20 de Julio de 1941, trata de la pintura en cuestión: “La pintura esta muy adelante, pero con todo
no podrá estar acabada este fin de agosto, por mas prisa que se da al pintor,
pero ha de estar muy buena porque como nuevo procura ganar reputación y mas
habiendo de estar allá de las de Rubens. V.M. se asegure no me descuidare en
remitirla cuanto antes pudiere”[5]. El
Cardenal había propuesto a su pintor de cámara, Gaspar de Crayer, pero paró
esta iniciativa al conocer el regreso de Van Dcyk como es sabido.”
Estado de la cuestión
Estado de la cuestión
“Hasta aquí
el estado de la cuestión”, señala el profesor Díaz Padrón. “El Rapto de las sabinas retrasa el envío para la decoración del Salón
de los Espejos donde intervino Velázquez por ser “individuo de buen gusto”. A
título personal no di por perdido este lienzo, pues era un hecho que se salvó
de las llamas y algunos otros conozco salvados en estas dramáticas circunstancias.
Me refiero a la cacería de Alejandro de
Rubens que se atribuyó a Mazo[6], y la cacería del león que firma Jan Frans
Solmaker, también olvidada en los sótanos del palacio real”.
La investigación
de Díaz Padrón es largamente razonada en su estudio científico. Baste anotar
para este artículo de divulgación:
“Desde el 25
de septiembre de 1639 el rapto de las sabinas y tres más de gran tamaño estaban
previstos en la mente de Rubens y el Cardenal Infante: “en las pinturas que V.
M. manda están ya trabajando con gran animo de hacerlas lindísimas”[7]. Rubens
muere y don Fernando piensa en Gaspar de Crayer[8], cuando la cuarta pintura está
solo dibujada por Rubens, pero llega Van Dyck[9] y el Cardenal escribe a su
hermano entusiasmado porque va ser el encargado de terminarlas “lindísimas”, pero
fracasa. “Solo falta una de las dos grandes”, que pensamos es la que estudiamos.
Da prisa al pintor responsable de acabarlas y espera estén pronto como anotamos
líneas atrás[10]. Es la
misma que estaba muy adelantada por un pintor nuevo, que pienso fue Gaspar de Crayer.
De entre las obras perdidas
“Es el mismo
lienzo que registra Vlieghe entre las obras perdidas de Gaspar de Crayer, sin
vincularlo con el que estudiamos[12]. Se
pagó por el encargo del Cardenal Infante en 1642, 1440 libras. El texto dice:
“1642. Gaspar de Crayer ha recibido 1440 por el cuadro representando el rapto
de las sabinas que él ha ejecutado bajo las órdenes directas del cardenal
infante Fernando”. A. Balis[13] y E.
Mc Grath[14]
estiman se trata del encargo para el Salón de los Espejos, aunque sin conocer
el lienzo que publicamos que dan por perdido”.
Díaz Padrón
es la máxima autoridad en pintura flamenca de la comunidad científica
internacional y ha sido condecorado con el máximo galardón por la Corona de
Bélgica.
[1] Max Rooses y Charles Ruelens, Correspondance de Rubens et Documents
épistolaires concernant sa vie et ses oeuvres, 6 vols., Anvers, 1887-1909,
VI, pp. 238 y 248
[1] Idem, VI, p. 310
[1] Idem, VI, P. 312
[1] Idem, VI, p. 314
[1] Roses Rueles, Correspondance…, VI, p. 310
[1] A.
Balis, Corpus Rubeniamum, XVIII/II,
Hunting Scenes, Oxford-New York, 1986, nº 16. Hoy
estimo que se trata de la auténtica pintura enviada por Rubens, pero obra de su
taller, al tener ocasión de estudiarla en la colección Natan Saban en
Miami.
[1]
Inv. P. M. H. Pl – 182315P colección P 1810 1996. [78535/ A91C67624]
[1] El
boceto debió ser propiedad de Rubens y pasó a Gaspar Duarte y a Diego Duarte.
Son varias las copias registradas del boceto en oleo dibujos y tapicería (Elizabeth
McGrath, Rubens’ subjects from History.
Corpus Rubenianum Ludwig Buchard, London,
1997, p.
214 nº 42 B del tomo II)
[1]
Posiblemente procede de la colección de Victor Wolfvoet. E. Mc Grath, p. 214, nº 42 A, tomo II
[1]
Nuevas adquisiciones T. 1024 (L. 234 x 334 cm) “El Prado disperso” Boletín Museo del Prado, 1986, VII, p.
131
[1]
M. Díaz Padrón, La Pintura Flamenca del
siglo XVII en España, Ms 1976, tomo III, p. 905 y 974
[1] Yves Bottineau, “L´Alcazar de
Madrid et l´inventaire de 1686. Aspects de las cour d´Espagne au XVIIe siècle”, Bulletin
Hispanique (octubre-diciembre de 1958), p. 451 y Steven Orso, Philip IV and the Decoration of the Alcázar
of Madrid, Princeton, 1986, pp. 169 y 17; Mc Grath, op. cit. 1997, p. 211
[1] Yves Bottineau, “L´Alcazar de
Madrid et l´inventaire de 1686. Aspects de las cour d´Espagne au XVIIe siècle”, Bulletin
Hispanique (octubre-diciembre de 1958), p. 451
[1] M. Díaz
Padrón, El siglo de Rubens en el Museo
del Prado, II, 1995, p. 1154
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