Andrés
Barajas en la Cita con el Dibujo de la Galería Alfama
Julia
Sáez-Angulo
Andrés Barajas es el artista elegido este año como dibujante
de relevancia en la XXIX cita con el Dibujo, que la galería Alfama de Madrid
tiene todos los años con los coleccionistas de este género tan apreciado como
es el dibujo.
España no ha sido país de grandes coleccionistas de dibujos
como sí lo han sido Italia e Inglaterra, por ejemplo, y eso explica que no haya
excesivos dibujos antiguos en las colecciones públicas y privadas.
Al dibujo se le ha considerado más como boceto y parte del
proceso definitivo de una obra de arte, como pueda ser la pintura o la escultura,
pero no una obra de arte en sí mismo. Todo esto ha cambiado felizmente y la
cita de la galería Alfama es un acierto y llamada de atención en este sentido.
El dibujo es o puede ser, de entrada idea germinal del
artista, obra definitiva cuando así se quiere por su autor, boceto no siempre
llevado en su totalidad a la obra de arte, algo que lo hace singular y elemento
comparativo de interés.
Entre los autores presentes en la XXIX cita con el dibujo –siempre
a principios de cada año- se encuentran Manuel Alcorlo, Vicente Arnás, Pedro
Bueno, Lorenzo Goñi, Marta Maldonado, Belén Elorrieta, José María Barreiro,
Javier Pamplona, Fernando Sáez, Cecilio Pla, Pedro Mozos, Carmela Santamaría,
Quincoces, Coro López Izquierdo… Buena lista aunque con pocas mujeres, algo
injusto para la nutrida presencia de ellas en el arte del XX.
Mundo
mórbido repugnante
Respecto al dibujo de Andrés Barajas, sólo cabe darle un
diez en línea y color y otro diez en mundo alicorto y pornógrafo. Es una pena
que un buen dibujante como Barajas, de quien se conocen buenos bodegones, por
ejemplo, se distienda en esta monográfica –que viene de atrás- de mundo
mórbido, obsesivo, copulativo explícito, lésbico, machista y desagradable de su
iconografía. Un desperdicio.
El escándalo ha muerto, dijo André Breton en tiempos del
primer surrealismo. Aquí nadie se escandaliza y menos los que estamos en el
circuito del arte, pero hay que saber llamar a las cosas por su nombre y el
mundo de Barajas no merece otro calificativo. Lo siento por la galería.
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