EN EL CINCUENTA ANIVERSARIO DE LA APARICIÓN EN BUENOS AIRES DE SU NOVELA RAYUELA
*Desde 1993, la Fundación Juan March posee la biblioteca personal del
escritor argentino, que tenía en su casa de París al morir en 1984
*Casi cuatro mil libros, propios y ajenos,
anotados, comentados, dedicados, originales y traducidos, un legado que nos
habla de sus intereses, de sus maestros, de su universo intelectual
*La Biblioteca virtual Julio Cortázar
permite no solo rastrear el índice de obras que escribió y sus traducciones,
sino los libros que conservó durante toda la vida, así como muchos de los
libros que recibió con sus correspondientes dedicatorias, además de su pasión
por los libros de arte, raros y de ediciones limitadas
L. M. A.
Si el novelista Enrique Vila-Matas escribió hace años un libro de celebraciones literarias de escritores, sin atenerse a fechas concretas conmemorativas, que es un recurso muy habitual y periodístico, un libro que tituló Para acabar con los números redondos, lo cierto es que el 28 de junio de 1963 –hace ahora cincuenta años, pues- salió por primera vez, en Buenos Aires, en la Editorial Sudamericana, la primera edición de Rayuela, el libro –novela o artefacto narrativo- más célebre de Julio Cortázar (1914-1984) y uno de los más conocidos del llamado boom de la literatura latinoamericana, esa novela, o lo que fuese, que principia con la célebre frase “¿Encontraría a la Maga?”, un libro que muchas generaciones de lectores en lengua española han leído desde entonces de una de las dos maneras que el propio autor recomendaba en su “tablero de dirección”, a modo de consejo de navegantes, como si Rayuela fuese a la vez uno o dos libros, según el orden de capítulos escogidos. Juegos de autor. Sugerencias. Seducciones.
Si el novelista Enrique Vila-Matas escribió hace años un libro de celebraciones literarias de escritores, sin atenerse a fechas concretas conmemorativas, que es un recurso muy habitual y periodístico, un libro que tituló Para acabar con los números redondos, lo cierto es que el 28 de junio de 1963 –hace ahora cincuenta años, pues- salió por primera vez, en Buenos Aires, en la Editorial Sudamericana, la primera edición de Rayuela, el libro –novela o artefacto narrativo- más célebre de Julio Cortázar (1914-1984) y uno de los más conocidos del llamado boom de la literatura latinoamericana, esa novela, o lo que fuese, que principia con la célebre frase “¿Encontraría a la Maga?”, un libro que muchas generaciones de lectores en lengua española han leído desde entonces de una de las dos maneras que el propio autor recomendaba en su “tablero de dirección”, a modo de consejo de navegantes, como si Rayuela fuese a la vez uno o dos libros, según el orden de capítulos escogidos. Juegos de autor. Sugerencias. Seducciones.
Lo cierto es que a
finales del mes de junio de este año se cumplen 50 años de la primera edición y
se han cumplido 20 años de la donación que hizo Aurora
Bernárdez, que fue su mujer, de la biblioteca personal que tenía el
escritor al morir, el 12 de febrero de 1984, en su casa de la Rue Martel en
París, donde está enterrado. Aurora Bernárdez decidió que en Madrid, en la
sede de la Fundación
Juan March (www.march.es, también
Facebook y Twitter:@fundacionmarch) se conservase su biblioteca personal, así
como sus manuscritos literarios y sus papeles estén depositados en las
Universidades de Texas (Austin) y Princeton (Nueva Jersey) y su abundante
archivo fotográfico en el Centro Galego de Artes da Imaxe en A Coruña.
En la
biblioteca personal de Cortázar se
encuentran muchos de los libros que le acompañaron desde muy joven, algunos
traídos desde Buenos Aires, y aquellos que incorporó en París fruto de paseos
por las librerías de la ribera del Sena, regalados y dedicados por sus autores
(Alberti, Neruda, Onetti, Lezama Lima, Octavio Paz, Carlos Fuentes, y tantos
otros), ediciones artísticas, ilustrados, anotados, algunos con papeles sueltos
en su interior, como recordatorio de una circunstancia, de un instante.
Esta biblioteca
que ha ido aumentando en todos estos años con las diferentes ediciones o
trabajos sobre el autor que se han ido sucediendo ha estado, todo este tiempo,
a disposición del lector, admirador o curioso, o del investigador en la
Biblioteca de la Fundación Juan
March. Los
fondos estaban convenientemente digitalizados y ahora, coincidiendo con los 50
años de la publicación de su novela más famosa y de los 20 de la donación de Aurora Bernárdez,
la Biblioteca de la Fundación Juan March, como homenaje al escritor ha generado una visita digital (http://www.march.es/bibliotecas/cortazar)
a los libros que formaban su biblioteca
en el momento de su fallecimiento en el piso de la Rue Martel, de París, y de aquellas nuevas ediciones que sobre su
obra se han producido desde 1984 en adelante. En total 3786 registros
bibliográficos en los que se pueden consultar la portada, la firma, la
dedicatoria del autor, y los papeles que contiene el libro: un recorte de periódico,
un billete de metro, una carta, un dibujo… traspapeles
que recuerdan un instante, que acompañaron al lector en su viaje. 3786 títulos
en 26 lenguas diferentes, de los que 855 libros contienen la firma de Cortázar, 515 libros están dedicados por sus correspondientes
autores y amigos, 48 ejemplares guardan marcadores y "traspapeles",
397 contienen sus anotaciones, y 17 son singulares libros objeto.
La visita digital se ha organizado a través de índices
de las obras escritas por Cortázar encabezadas por su título en castellano y
seguidas de todas las traducciones conservadas en su biblioteca; el listado de
otros trabajos de Cortázar como editor, prologuista, traductor,
fotógrafo o ilustrador; la larga nómina de autores de la literatura y la
cultura universal representados; la variedad de temas que corroboran su amplia
curiosidad, sus gustos literarios, su compromiso creativo. Un índice de lenguas
en las que figuran 26 idiomas diferentes para recordarnos la lectura en la
lengua original de los autores clásicos, y su labor como traductor de Poe,
Yourcenar, o Gide.
También se puede visitar la biblioteca a través de sus
singularidades. Libros firmados, dedicados, libros especiales. Un aspecto que
habla del amor de Cortázar por el objeto libro es la colección de 17
libros cuya edición, composición y formato los convierte en libros objeto de
arte, de ediciones limitadas y raras. Un libro de poemas escritos a mano en un
nivel de carpintero, un libro de poemas cuyos versos el lector combina y
personaliza generando nuevos y únicos poemas, libros encuadernados como sacos,
con cartón, con una simple anilla… Libros que se descomponen y que el lector
recrea en cada lectura, sólo para él.
La Biblioteca Julio Cortázar en Internet, además,
añade una sección “Recordando a Cortázar” que reúne los actos que se han
realizado en la Fundación
con motivo de la donación o para la difusión de su obra. Ya en 1976, recién
inaugurado el edificio de la Fundación Juan March (en enero de 1975), el
profesor y escritor Ricardo Gullón, dentro de un ciclo dedicado a
“Novelistas hispanoamericanos de hoy” dio una conferencia sobre “Julio
Cortázar: Rayuela”. En 1985, el
profesor universitario Andrés Amorós, autor de una muy difundida edición
anotada de Rayuela, ofreció un ciclo de cuatro conferencias
con el título de “Las búsquedas de Julio Cortázar”. En abril de 1993, el
ensayista argentino, Saúl Yurkievich, buen amigo de Cortázar
y de Aurora
Bernárdez, impartió otro curso universitario de cuatro conferencias,
con el título de “Julio Cortázar: sus mundos y sus modos”.
En ese mismo mes de abril de hace 20 años se realizó,
en colaboración con la editorial Alfaguara, un acto público de presentación de
la donación de la Biblioteca y de homenaje –multitudinario- al escritor en un
acto, en el que además del director entonces de la Fundación Juan March, José Luis Yuste y
de Aurora
Bernárdez, participaron los escritores y editores José Maria
Guelbenzu y Juan Cruz y el actor y director teatral José Luis Gómez,
quien leyó el capítulo 7 de Rayuela. El
mismo que se conservaba en la voz del propio Cortázar en una vieja grabación, que
pudo oírse: “Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy
dibujándola como si saliera de mi mano…” Se
cerró el acto con un breve concierto de jazz a cargo de Pedro Iturralde y Horacio Icasto.
Si los audios de esas conferencias, como el resto de
conferencias programadas en la Fundación Juan March desde 1975 pueden escucharse
desde hace tiempo en nuestra web, no así ocurría con este acto especial de
homenaje a Cortázar
que tuvo lugar en abril de 1993, hace veinte años. Las palabras de los
intervinientes, la lectura de José Luis Gómez, el audio del propio Cortázar,
con su personalísima voz, arrastrando las erres, así como el concierto de jazz se recogen
ahora, por primera vez, en esta Biblioteca virtual, que acaba de ponerse en
marcha.
“EL JAZZ DE CORTÁZAR.
EN LOS 50 AÑOS DE RAYUELA”
Como todo lector de Cortázar
sabe, al escritor argentino le gustaba mucho el jazz. Otro gran aficionado a
este género, el escritor José María Guelbenzu dio una conferencia, en
noviembre de 2006, en un ciclo sobre jazz que tituló: “’Yo podía escribir ese
piano, dijo Cortázar’ (Charlie Parker, Thelonious Monky y Bill Evans)”. El
audio puede escucharse igualmente en esta Biblioteca virtual. Aquel ciclo de
conferencias se organizó entonces para iniciar en paralelo, los conciertos
matinales de los sábados que desde entonces se dedican, los meses de noviembre,
al jazz. En este año conmemorativo, del 16 al 30 de noviembre, se ha organizado un ciclo titulado “El jazz
de Cortázar. En los 50 años de Rayuela”, que reúne a los compositores y
obras evocados en tres de sus textos más musicales: la crónica que escribió
tras el mítico concierto de Thelonious Monk en Ginebra, los capítulos de
ambiente jazzístico de Rayuela y El perseguidor, cuyo personaje se inspira en
Charlie Parker. Este ciclo se acompaña de una muestra con materiales
bibliográficos relacionados con el jazz extraídos de la biblioteca personal del
escritor.
De
esta forma, con la Biblioteca virtual y este ciclo, la Fundación Juab March conmemora los
50 años de Rayuela y los 20 de la donación
de su biblioteca personal, antesala todo ello de lo que podrá ser, el año
siguiente, 2014, el Año Cortázar, con el centenario de su nacimiento y
los 30 de su muerte. A pesar de Enrique Vila-Matas y su ingenioso método Para acabar con los números redondos.
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