Julia Sáez-Angulo
La
abstracción lírica, frente a la geométrica, siempre se ha avenido bien con la
visión del paisaje. En este movimiento se inscribe Covadonga Tellaeche, pintora
vasca residente en Madrid, que expone
actualmente en La LiVreía hasta el 31 de marzo.
Con
pigmentos acrílicos, óleo y arenas, Tellaeche ha compuesto una amplia sinfonía
de cuadros en los que el cromatismo queda contenido en distintas gamas de
ocres, grises u algunos verdes, azules y
ciertos toques rojizos. El resultado es una pintura matérica, en técnica mixta
sobre tabla o lienzo, que da lugar a relieves que facilitan la mencionada
visión paisajística e invitan en ocasiones al tacto.
Cuando
la pintura se contiene en los sólo ocres resulta más monocorde que cuando
emplea los verdes y rojos oxidados en los que la visión de la naturaleza o las
playas marinas se hacen más cercanas o “figurativas”. Los títulos de las obras conectan con la idea paisajística.
Muy interesante el díptico de la exposición y la gran marina. Títulos de sus obras: Luz entre nubes, Caribe, Tempestad, En el lago, Mar del Norte II, San Sebastián, Huracán, Marea negra, Laredo... Precios razonables para tiempos de crisis.
Muy interesante el díptico de la exposición y la gran marina. Títulos de sus obras: Luz entre nubes, Caribe, Tempestad, En el lago, Mar del Norte II, San Sebastián, Huracán, Marea negra, Laredo... Precios razonables para tiempos de crisis.
No
hay dibujo específico en los cuadros de Covadonga Tellaeche, pero si concepción
del espacio y aproximación a la geografía sugerente y ensoñada. El magisterio
visual del alemán Anselm Kiefer parece latir detrás de su pintura. No es mal
referente y estudiar su paternidad artística fecundaría su obra. La autora ha
de luchar contra la facilidad aparente de la ejecución.
Autodidacta
en la pintura, el conocimiento de Covadonga Tellaeche viene del rico campo de
la restauración artística, donde el conocimiento de materiales le ayuda en su
creación plástica.
Su carrera expositiva se
inicia en el 2008 y le auguramos un buen futuro si sabe ir dando quiebros
necesarios no sólo en el desarrollo de su lenguaje sino en la indagación
interior para hacer coherente sus series y no quedarse en la mera ornamentación.
El arte requiere concepto y
profundidad. El peligro de la abstracción estética está en que quede sólo como
decoración.
La bella obra de Tellaeche ya ha sido seleccionada
en varios certámenes artísticos.
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