Julia Sáez-Angulo
EL escultor madrileño Héctor Delgado
ha esculpido en mármol de Macael una imagen de la Virgen con Niño, denominada
la Virgen Feliz por su alegría ante la mirada del Niño Jesús,
su hijo.
La obra ha sido un encargo de un
estudio de arquitectos de Madrid, por Juanjo Soria, para un centro religioso de
África y está realizada con mármol de Pérez Soria de las canteras de Macael en
Almería. “La piedra tiene vetas circulares que infunden cierto ritmo a la
escultura, afirma Héctor Delgado.
La Virgen Feliz se llevó a cabo en
la almeriense Isleta del Moro, donde Héctor Delgado y Jaime Aumente residieron
hasta que terminaron la escultura.
La escultura forma marte de un
proyecto que incluye escultura, fotografía y poesía, que será publicado en un
catálogo libro en un futuro inmediato. Jaime Aumente poeta, colaborador con el
escultor intervendrá en el libro.
Frente a las vírgenes dolorosas,
Héctor Delgado ha mostrado su satisfacción por esculpir una Virgen alegre,
porque es madre de un Niño y la veta de
mármol que aparece en su cara “contribuye a acentuar el hoyuelo de su
sonrisa”, asegura.
“Una virgen-feliz,es un
encuentro entre una mujer, madre (de Jesús) y una situación entre dos
personajes muy especial por lo que es para los dos y lo que significa: Madre e hijo;
la vida continúa; es algo único y un prodigio”, dice Héctor Delgado.
“Desarrollar una pieza de esta dimensión es un placer como un lucha por encontrar tu espacio entre la piedra, la forma el sentimiento y el lugar, Todo ello te envuelve en una magia divina que se va cada vez haciendo más grande y cada vez más, se ve la forma más cercana, mas viva”, añade el escultor.
“Cada día, cada rayo de luz-sombra -cada momento quitando un trozo de mármol y creando otro, saliendo una forma -estructural, inmensa -bella – dulce. A alguien como yo me hace sentir un elegido, un creador. Un privilegio que muy pocos lo ven y lo sienten”.
“Desarrollar una pieza de esta dimensión es un placer como un lucha por encontrar tu espacio entre la piedra, la forma el sentimiento y el lugar, Todo ello te envuelve en una magia divina que se va cada vez haciendo más grande y cada vez más, se ve la forma más cercana, mas viva”, añade el escultor.
“Cada día, cada rayo de luz-sombra -cada momento quitando un trozo de mármol y creando otro, saliendo una forma -estructural, inmensa -bella – dulce. A alguien como yo me hace sentir un elegido, un creador. Un privilegio que muy pocos lo ven y lo sienten”.
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