miércoles, 15 de octubre de 2014

Pepa Jordana, ceramista , prepara una exposición/subasta de grandes autores en cerámica





Julia Sáez-Angulo


         Actualmente está trabajando con papel-clay, una sutil mezcla de porcelana y papel que le permite calidades muy especiales, imposibles de conseguir con otros materiales como la arcilla o el barro. “Palabras perdidas” es una de las piezas con este material, que representa un libro con páginas sueltas al aire.

         Al mismo tiempo prepara una gran exposición/subasta para el día 11 del próximo mes de diciembre, con los nombres de los ceramistas españoles más reconocidos como Arcadio Blasco, Rafa Pérez, Marciano Buendía, Alberto Hernández… y otros  primera fila, que hay que concretar y acordar”, señala. La subasta tendrá lugar en el antiguo Espacio Jordana de Madrid, sito en la calle Castelló.

         La trayectoria de Pepa Martínez Jordana (Madrid, 1954), pasa por sucesivas becas de cerámica en Copenhague y Japón, de donde se aprenden cosas nuevas y diferentes.
         “Empecé por el grabado, pero veía que me faltaba el volumen y más texturas, que por ello acababa actuando en exceso en las planchas y me cargaba los rodillos del tórculo”, explica Jordana. “Además mi profesor Montaña, que me conocía bien, me dijo: “El grabado te va a aburrir”. Tenía razón, me entregué a la cerámica y no me he aburrido ni arrepentido”.

         Le pregunto si es ceramista o escultora en cerámica y responde que es más o menos lo mismo: “Venimos de un aprendizaje y una tradición, que se va traduciendo en nuevas formas de hacer y trabajar. Todos seguimos utilizando el horno con distintas temperaturas”.
         El taller de Jordana está en La Guindalera; su horno pude conseguir los mil trescientos grados de temperatura, perfecto para trabajar el papel-cay y la porcelana; esta última requiere altas temperaturas.

         La ceramista madrileña explica que aprendió a trabajar la porcelana en Copenhague y que de Japón otras cosas. “Hemos endiosado demasiado al Japón, lo tenemos por muy minimalista, pero no es así cuando se visitan los talleres de los artistas o los museos”, explica. “Fukami hacía unas lanzas maravillosas”, añade.


Proyecto


También reconoce que de Arcadio Blasco aprendió muchísimo, aún sin ser profesor suyo: “Cuando conocí su obra cerámica en la década de 1970 –yo estaba en el último curso de mis estudios artísticos- me impactó el modo de conseguir los volúmenes de principio a fin, sin trabajar con un bloque escultórico. Él era un hombre retraído, un gran artista, que tuvo la inteligencia de dejar, al morir, buena parte de su obra a la ciudad de Alicante.

         A Pepa Jordana no le gusta trabajar por series sino por piezas sueltas. “Hago proyectos y muchos dibujos, pero cuando los paso a volumen suelo cambiar bastante sobre la marcha”. “Hace tiempo que dejé los volúmenes redondos para acercarme a los cuadrados y rectángulos, en definitiva a los ángulos que se pueden lograr".

          La ceramista ha ejercido con gusto la docencia, al tiempo que recuerda con agradecimiento y afecto a sus profesores como Máximo de Pablo o Montaña.


         La ceramista madrileña lamenta que no haya un museo específico de cerámica, para poder mostrar mejor la evolución de los materiales y las formas. “Sería bueno para el conocimiento de los coleccionistas. Los museos de arte contemporáneo apenas la muestran, es el caso del Reina Sofía”.


         Todavía queda mucho por conocer y divulgar de la cerámica contemporánea, asegura la autora. “La mayoría de los coleccionistas se dirigen hacia la cerámica popular, aunque también los hay entusiastas de la contemporánea. Para todos ellos toca el barro es un gozo. Lástima que con la crisis, los concursos de cerámica han desaparecido y algunos ceramistas tengan que vender sus piezas”.

Más información:
http://www.pepajordana.es/


Pepa Jordana( a la dcha.) con María Bofill

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