lunes, 22 de diciembre de 2014

Leovigildo Cristóbal Valverde y José Ugaz: “Miradas en el mundo pictórico peruano” en el Ateneo de Madrid




 Pintura de Cristóbal


L.M.A.

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.Exposición Miradas en el mundo pictórico peruano, en la Galería de Arte del Ateneo de Madrid, del 16 al 31 de diciembre de 2014,   Organizado por el Consulado General del Perú en Madrid, Señor Cónsul Arturo Chipoco Cáceda  y  la Junta de Gobierno del Ateneo de Madrid, Secretario Segundo Miguel Pastrana de la junta de gobierno del Ateneo de Madrid.
.- Pintores:  Leovigildo Cristóbal  Valverde y José Ugaz.
.-Presentación de Leovigildo Cristóbal Valverde, por Wifredo Rincón García, que dice:


Obra de CRISTÓBAL

Soñar Perú, a través de la pintura de Leovigildo Cristóbal

                “Conocí la pintura de Cristóbal hace veinticinco años, en 1989, poco después de ser elegido como Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores y coincidiendo con el ingreso del pintor en la Asociación, a su llegada a España. Pronto pude ver sus obras a través de su participación en los distintos concursos convocados anualmente por la Asociación y debo confesar que me sentí profundamente embriagado por su color y por su fuerza racial, pues sus pinturas nos acercaban a Perú, a su Perú. Podíamos soñar Perú a través de sus cuadros, acercándonos a sus gentes y a su color.

                Ya en 1992, y a propósito de una exposición suya en Madrid, con motivo del V Centenario, escribíamos que "cuando el crítico se encuentra con un arte como el del peruano Cristóbal Valverde, puede entenderse de una manera precisa la significación que tiene la cultura como vehículo de difusión entre los pueblos y que si bien es cierto que España, en un momento determinado de la historia llevó a la tierra americana el pulso de la civilización occidental desde las particulares premisas de unas características especiales como son las nuestras, al cabo de los años, son aquellos países los que nos devuelven su mensaje en una manera genuina de entender una forma de ser y de sentir por medio de las más nobles manifestaciones culturales, como puede ser el arte".

                Hoy seguimos sintiendo lo mismo al admirar las obras de Cristóbal. Y sentimos admiración y gratitud por hacernos llegar, desde aquellas tierras que baña el Océano Pacífico, desde aquellas tierras antiguas, pobladas por increíbles civilizaciones, algo de su color y de sus costumbres; por hacernos sentir muy cerca a personajes anónimos pero que son la misma esencia de su tierra; por acercarnos tradiciones y costumbres como el baile grupal andino de la Tunantada, originario de Xauxa Jauja, recogido en algunos de sus cuadros y que dio a conocer con sus pinturas en durante el Festival Internacional de Granada, dándose así el inicio para su reconocimiento por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Y junto a esa tradición el toro, que fue llevado por los españoles a tierras incaicas del Tahuantinsuyo y que muy pronto los artesanos de los primeros tiempos de la colonia lo incorporaron al imaginario popular manteniendo su pervivencia hasta la actualidad, sumándolo él a su temática pictórica.

                Parte siempre Cristóbal, en sus composiciones, de un impecable dibujo, creando figuras, en su mayor parte femeninas, que encierran la esencia de su tierra, en actitudes diversas, de rostros indeterminados, o de espaldas, vistiendo atuendos que recogen su tradición y que interpreta desde una sabia conjunción de planos y de formas, como sabia es también la utilización de los colores que embargan sus lienzos, colores que determinarán el título de sus cuadros, utilizando en ellos palabras quechuas que los identifican: yana (negro), yurak (blanco), puka (rojo) o ancash (azul). 

      Y a propósito de este último color, que Cristóbal utiliza asiduamente en su pintura, no podemos olvidar que él nació en el departamento de Ancash (azul), en el Norte del Perú, lugar donde comenzó su formación artística que concluiría con su doctorado en Bellas Artes en Madrid, y que hunde sus raíces familiares en la tradición de tintoreros, hilanderos y tejedores de Chavín de Huantar, cuna de la civilización andina, aprendiendo de su abuela, conocimientos milenarios, legados generación tras generación, sobre las plantas tintóreas, las tierras de colores, los minerales, los mordientes y sobre la cochinilla (en quechua llamada macnu), fuente de los colores y de las técnicas de elaborar tintes para teñir los hilos de los tejidos que visten hoy la gente de su pueblo, y que Cristóbal, heredero de la cultura Chavín, sabe plasmar en sus obras con inmenso respeto a su pueblo y a su cultura, haciéndonos así, con su pintura, Soñar Perú, como escribió de él el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín: "pintor que, en sus cuadros de texturas de piel de llama, nos muestra poéticamente el mundo que lo rodea".

Wifredo Rincón García
Profesor de Investigación del CSIC


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