portada del libro
M. Dolores Gallardo
Con
ella la autora vuelve al relato corto,
género que ha cultivado con notable
acierto desde sus inicios literarios. Si bien en este caso son minirelatos, cercanos al micro relato. La ironía, el humor, a veces ácido, están presentes en ellos.
¿Quién es esta nueva Dulcinea?
En la obra se nos dibuja una mujer joven, pero no demasiado -quizás madura-, que
vive en Madrid y de procedencia manchega.
Sus
abuelas, Primitiva y Perseveranda (nombres que pueden sorprender al lector
joven, pero en absoluto infrecuentes en la región manchega de hace 60 o 70
años) son argamasilleras (del pequeño
pueblo Argamasilla de Alba), nombre con el que
hoy día se sigue denominando en la región a los naturales de este pueblo.
Dulcinea recibió una educación conservadora, fue una joven
universitaria rebelde y ha devenido en
mujer compleja, contradictoria, divertida,
exasperante, esperpéntica a veces... y
casi siempre teatral en sus manifestaciones.
Dulcinea
en estos relatos nos habla con notable desparpajo de
recuerdos infantiles y juveniles, de situaciones en las que se ve envuelta, de su visión del mundo que la rodea- que nos rodea-, de personajes
que todos conocemos.
En
realidad Dulcinea es un arquetipo -¿influye en la elección del nombre el año en
el estamos?- con el que la autora con fina ironía y humor -ácido a veces, ya
lo hemos dicho más arriba- como en un caleidoscopio nos presenta situaciones y personajes sumamente actuales.
El
libro, bellamente presentado, cuenta
con ilustraciones de Juan Jiménez. Fue presentado en la Casa Castilla La Mancha en Madrid, por Antonieta García León y Maite Contreras, presidía la mesa Olga Alberca.
El libro está editado por Andrés Morón Ediciones.
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