Del 14 de octubre de 2016 al 15 de enero de 2017
L.M.A,
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Se ha inaugurado en
la Fundación Juan March la exposición “Arte Sonoro. La cara B” , que asume el
reto de exhibir el sonido en espacios diseñados para obras visuales.
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Es la primera exposición dedicada a presentar las
raíces y las trayectorias del arte sonoro en nuestro país, desde los años
sesenta hasta hoy. Representado por 343 obras de 162 artistas, 15 instalaciones sonoras y 45 audios en 15 puntos de
escucha.
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La Fundación había presentado una selección de estas
obras en sendas exposiciones en 2016 en el Museu Fundación Juan March
(Palma) y el Museo de Arte Abstracto Español
(Cuenca), ocupando la totalidad de los espacios y conviviendo con las obras
–pinturas y esculturas– de la colección.
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Paralelamente a la exposición, la Fundación organiza un
ciclo de conferencias y un ciclo de
cine experimental, que incluirá una nueva performance
fílmica de Sin Film, de Javier
Aguirre, con los autores en directo.
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Se ha editado un completo libro-catálogo de 350 páginas
que incluye un lector MP3 (con 45 obras
sonoras). Este libro-catálogo está articulado con un portal específico en http://www.march.es/arte/madrid/exposiciones/arte-sonoro/?l=1
con más contenidos complementarios.
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El acto inaugural fue una "velada
sonora": una acción dramatizada que
combinará piezas de música experimental, performances, intervenciones de
artistas sonoros, extractos de piezas radiofónicas, fragmentos de obras sonoras
y cine experimental e instalaciones sonoras. Conducido por Manuel Fontán del
Junco (Director de Museos y Exposiciones de la Fundación Juan March) y los
comisarios invitados José Iges y José Luis Maire.
El arte sonoro
La entrada del así llamado "arte sonoro" en los museos ha
supuesto una novedad en espacios que se habían mantenido más o menos
inalterados –en términos visuales– hasta casi los años 60 del pasado siglo. Y,
al igual que en el caso de la musealización del videoarte, también el sonido y
su exposición han presentado verdaderos retos para los ámbitos tradicionales
del arte, que han debido plantearse cómo "afinar" (parafraseando el
célebre The Tuning of the
World de R. Murray Schafer) sus espacios de colección y exposición.
Porque cuando aquello a exponer es el sonido como tal (y no simplemente la
instalación con sonido, la música interpretada o la música experimental), tanto
la determinación y elección de las obras como el tratamiento de los espacios
donde tienen lugar las prácticas sonoras deben fundamentarse en un concepto del
sonido distinto al definido por la ciencia acústica o por la musicología.
En las tres
últimas décadas, el sonido presentado, usado, evocado o articulado en el medio
artístico ha confluido en el aglutinante anglosajón Sound Art (y también en el alemán Klangkunst, con un
significado algo distinto), y el así llamado arte sonoro ha ido consolidándose
casi como una nueva categoría artística, gracias a exposiciones monográficas en
museos y galerías, a la aparición de bibliografía especializada, el desarrollo
de estudios específicos en el ámbito académico y la aparición de nuevas
disciplinas relacionadas con el arte sonoro, como los llamados Sound Studies, la réplica
sonora a los relativamente recientes Visual Studies.
En proporción, la
atención que se le ha prestado al arte sonoro en España y en todo el mundo,
tanto desde el punto de vista del coleccionismo como desde el de las
exposiciones, es aún escasa. A pesar de que acontecimientos centrales (e
históricos) para el arte sonoro en nuestro país como Los Encuentros de Pamplona
de 1972, de algunas exposiciones recientes o de fenómenos como el pionero
programa de radio Ars Sonora, dirigido hasta 2008 por José Iges o publicaciones
como MASE (en sus ediciones de 2006 y 2014) o La mosca tras la oreja, de Llorenç
Barber, testimonian el interés por el sonido en el arte, es obvio que la
plástica e incluso el arte conceptual y el videoarte han ganado más rápida y
fácilmente el favor de las instituciones.
El Arte Sonoro en España y la Fundación Juan March:
exposiciones en Palma, Cuenca y Madrid
La exposición Escuchar con los ojos. Arte
sonoro en España, 1961-2016 pretende mostrar los orígenes, la
diversidad de trayectorias y la vitalidad del arte sonoro realizado en nuestro
país desde 1961 hasta nuestros días. Mediante la amplitud y variedad de las
obras escogidas y un extenso material documental, la exposición quiere hacer
visible (y sobre todo audible) el sonido organizado con criterios artísticos en
nuestro país, incluso en unos tiempos (las décadas de los 60 y los 70) en los
que el propio término "arte sonoro" no había sido aún enunciado como
tal.
Durante 2016, esta exposición, que cuenta con José Iges y José Luis
Maire como comisarios invitados y con la colaboración de muchos otros artistas
y expertos, ha presentado, a su paso por los dos museos de la Fundación Juan
March y en su versión –ampliada– en los espacios de la Fundación en Madrid, en
la exposición que aquí presentamos, más de una veintena de instalaciones sonoras,
esculturas, vídeo-instalaciones y obras de encargo (en Madrid, Francisco López
ha realizado una fonografía del edificio de la Fundación Juan March), además de
una cuidada selección documental que incluye objetos, ediciones, vinilos,
casetes y una variada documentación impresa y fotográfica.
Tanto en el Museu Fundación Juan March de Palma como en el Museo de
Arte Abstracto Español de Cuenca, la exposición tuvo la peculiaridad de que las
obras sonoras, piezas, instalaciones y la documentación audiovisual e impresa
que la componían no se presentaban en espacios expositivos aislados (como los
habitualmente dedicados a muestras temporales), sino que se insertaban primero
en los espacios de los museos ocupados habitualmente por las obras de la
colección de arte contemporáneo de la Fundación Juan March, con las que han
convivido temporalmente. Ambas exposiciones quisieron mostrar así la práctica
artística sonora de autores que fueron en muchos casos estrictamente
contemporáneos a los artistas representados en ambas colecciones, así como la
obra sonora, poco conocida, de alguno de estos últimos, y también la de
creadores de las generaciones más recientes.
La exposición en Madrid, por su parte, ocupa los espacios de la sala de
exposiciones de la Fundación, en la que se muestra una selección más amplia de
autores y de obras que en las ediciones anteriores.
Así, podemos ver varias obras de Juan Navarro Baldeweg; El artilugio, de Manuel Calvo; Ambiente
de participación táctil-sonoro, de Enrique Salamanca; Observatory / Lisa
Joy W [Observatorio / Lisa Joy W], 2014-2016, de Barbara Held y Benton C. Bainbridge; Every Man and Woman is a
Star [Cada hombre y cada mujer es una estrella], 2007, de Arash Moori y Esther Mañas; Diafragma
dodecafónico 8.916.100.448.256, opus 14, 2010, de José María Cruz Novillo; 3DsoundPrinter_Can [Impresora de
sonidos 3D_lata], 2015, de Hugo Martínez-Tormo;
Sin título, 2016, de Pablo Sanz;
Untitled # 346 [Sin título nº 346], 2016, (fonografía del
edificio de la Fundación Juan March), de Francisco López; a excepción de las obras de Juan Navarro Baldeweg, todas
ellas son instalaciones.
Si, en ciertos casos, el uso del sonido estuvo presente en la obra de
algunos de los artistas de la colección de la Fundación Juan March, como Ferran
García Sevilla (en el contexto del arte conceptual), en otros hubo una relación
clara con la vanguardia musical experimental (como sucede con algunas obras de
Martín Chirino o con los Artefactos para la paz de Manuel Millares,
expuestos en una muestra compartida con el grupo ZAJ en el año 1965). Por lo
demás, otros casos, como los de Eusebio Sempere o José Luis Alexanco son
paradigmáticos entre aquellos artistas de las décadas de los 60 y los 70 que,
sin ser "artistas sonoros", han formado parte no obstante de la historia
del sonido y su relación con las artes en España. Ellos iniciaron los primeros
tanteos interdisciplinares con otras propuestas experimentales y, con el
tiempo, posibilitaron el hábito y la comprensión del arte sonoro en el contexto
de las instituciones y colecciones de arte contemporáneo, una línea en la que
cabe incluir también algunos de los trabajos de Juan Navarro Baldeweg o Enrique
Salamanca.
Así, no pocas de las obras seleccionadas acentuaron, interfirieron o se
relacionaron con las obras exhibidas en ambos museos y con sus respectivos
espacios. Como ejemplo, cabe destacar la presencia de numerosos artistas de las
generaciones de los ochenta y noventa (como José Luis Alexanco, Elena Asins o
Eva Lootz, entre otros), cuya relación con el arte sonoro o sus antecedentes ha
sido rastreada para esta muestra. En este contexto, la exposición se ocupa
también de la labor de programación y difusión que ejercieron los programas,
ciclos y conciertos del Departamento de Música de la Fundación y su Centro de Documentación
de la Música Española Contemporánea desde su creación en 1983, principalmente
en lo que respecta a la música experimental y la música electrónica.
En este contexto, la exposición se ocupa también de la labor de
programación y difusión que ejercieron los programas, ciclos y conciertos del
Departamento de Música de la Fundación y su Centro de Documentación de la
Música Española Contemporánea desde su creación en 1983, principalmente en lo
que respecta a la música experimental y la música electrónica.
Por supuesto, más allá de los límites de la colección de la Fundación Juan
March, la muestra atiende a la especial relevancia de artistas como el grupo
ZAJ, Isidoro Valcárcel Medina o LUGAN, pioneros que con trabajos experimentales
y transversales han sido verdaderos precursores del arte sonoro, e incluirá,
junto a los ya mencionados, obras de Walter Marchetti, Francisco López, José
Antonio Orts, Fernando Millán, Esther Ferrer, Bartolomé Ferrando, Juan Hidalgo,
Wolf Vostell, Javier Aguirre, Nacho Criado, José Maldonado, Hugo
Martínez-Tormo, Alfredo Costa Monteiro o Barbara Held, entre otros.
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